La didáctica en las habilidades lingüísticas en los alumnos de tercer grado de educación primaria

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Rosario María Gutiérrez Eskildsen.

Lic. En educación primaria.

Curso: Producción de textos escritos.

Dr: José Manuel Hernández Franco.

Tema: La didáctica en las habilidades lingüísticas en los alumnos de tercer grado de educación primaria.

Mary Cruz Díaz García.

Aida Beatriz Téllez Quijano.

Semestre: 5°       Grupo: “B”

Villahermosa, Tab. A 17 de enero del 2020.

La didáctica en las habilidades lingüísticas en los alumnos de tercer grado de educación primaria.

Por las alumnas: Mary Cruz Díaz García y Aida Beatriz Téllez Quijano.

Competencia comunicativa: Identificar las propiedades del lenguaje en diversas situaciones comunicativas.

Recursos:  Cuentos, libro te texto de español lecturas, alfabeto móvil, guía didáctica de Montessori, hojas blancas y actividades personalizadas.

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A lo largo de este trabajo se redactaron las experiencias vividas en las prácticas profesionales llevadas a cabo a lo largo de este semestre en las cuales los alumnos tuvieron diferentes experiencias y dificultades respecto a los problemas cognitivos que presentaban los alumnos en la asignatura de español uno de ellos fue el no tener a 2 alumnos alfabetizados estando en el tercer grado de educación primaria, lo cual dificulto un poco el trabajo en el grupo. De igual manera se plasma la problemática detectada en la falta de comprensión lectora en los alumnos, ya que al momento de explicar las actividades los alumnos no entendían las instrucciones dadas, por ello las alumnas desarrollan una estrategia que ayudara a mejorar esta habilidad lingüística. La especificación de estos puntos se redactará a continuación.

Durante las jornadas de prácticas en la escuela Arnulfo Giorgana Gurria realizadas en el 3° Grupo “A” se pudo observar que los alumnos cuentan con una habilidad lingüística apta para su grado de estudio ya que la mayoría de ellos puede comprender un texto adecuadamente, producir diversos tipos de textos, comunicarse e interpretar las instrucciones que se les proporciona para la realización de las actividades. Ya que como menciona (Cassany, D. 1998). En la lectura “enseñar lengua” el uso y la comunicación de la lengua significa aprender a usarla, a comunicarse, o, si ya se denomina algo, aprender a comunicarse mejor y en situaciones más complejas o comprometidas que las que ya se dominaban.

El aula de clase la cual cuenta con 23 alumnos, de los cuales 1 de ellos (alumno A) no está alfabetizado por lo cual se trabajaba de manera personalizada adecuando sus actividades a su nivel alfabético, otro de los alumnos (alumno B) se encuentra en un nivel pre- silábico, el alumno trabaja las mismas actividades del grupo, pero en un ritmo más lento con ayuda del docente. Los 21 alumnos restantes se encuentran alfabetizados cumpliendo con las competencias marcadas para su grado de estudio.

La autora nos dice que “antes que un niño empiece a leer, ya ha formado algunas actitudes respecto a la cultura escrita: a leer, a comprender e identificar las letras, a los libros o materiales impresos. Todo depende de cómo haya vivido los primeros años de su vida, si su entorno tenía muchos libros o un ambiente alfabetizador. “(Cassany, D. 1998).

El entorno donde los alumnos se desarrollan influye mucho en la manera en la que ellos se desenvuelven en el aula, ya que si en casa no tienen un habito de lectura, o aún peor, no hay apoyo para que el alumno aprenda, este individuo no aprenderá completamente a leer o escribir, debido a que las enseñanzas que se les brinda en el salón de clases no serán suficientes para que obtenga un aprendizaje significativo.  Generando un problema cognitivo en el alumno y de igual manera un reto para el docente de grupo, al tratar de buscar las estrategias necesarias para alfabetizar al alumno.

La curiosidad del alumno acerca de lo que es la escritura, las letras, entre otros, debe de darse desde casa, es por eso que de acuerdo a las observaciones que se dieron durante la estadía en la escuela, se pudo observar que los padres de familia del alumno A que no está alfabetizado no estaba al pendiente del niño, el mencionaba que no realizaba sus actividades en casa ya que no tenía quien lo ayudara, es por eso que se le dejaba actividades sencillas para complementar las actividades que se les aplicaba durante las clases. De igual manera el mostraba interés de leer durante clases, ya que en ocasiones comentaba que quería leer cuentos y solamente los agarraba y se quedaba observando las imágenes y letras y mediante las imágenes trataba de interpretar lo que quería dar a entender la lectura.

El alumno B que estaba en un nivel pre-silábico si contaba con el apoyo de sus padres de familia, ya que la madre al finalizar las clases se acercaba a preguntar por el comportamiento y cumplimiento de su hijo referente a las actividades, pero de igual manera se pudo observar que se enfocaba en otras asignaturas (matemáticas) ya que constantemente decía que se la pasaban repasando las tablas de multiplicar. Al niño se les dejaba actividades extras para que, en casa, sus padres de familia lo apoyaran para mejorar su escritura y habilidad lectora. Al momento de realizar lecturas grupales, el participa, y aunque tarda un poco más que sus compañeros, ellos no se quejan y en ocasiones cuando él no entiende la palabra ellos lo apoyan y motivan.

Nuestro trabajo como docentes es ayudarlos a aprender, conocer, mejorar acerca de diferentes contextos de su vida, los ayudamos a reforzar sus conocimientos, y no solo cumplir con las competencias de cada grado, si no, que realmente ellos puedan comprender, analizarlos y poder aplicarlos en el transcurso de su vida diaria, que todo lo que se les enseñe tenga un aprendizaje significativo en ellos.

La autora menciona que “el objetivo fundamental es conseguir que el alumno pueda comunicarse mejor con la lengua. Los alumnos practican los códigos oral y escrito, mediante ejercicios reales o verosímiles de comunicación; se tienen en cuenta las necesidades lingüísticas y los intereses o motivaciones de los alumnos, que son diferentes y personales, etc.” (Cassany, D. 1998).

Cuando se trata de buscar estrategias para ayudar al desarrollo alfabético no se debe quedar con una sola, es bueno intentar con varias estrategias, donde sean tanto de manera teóricas, lúdicas y dinámicas, esto motiva a los alumnos a interesarse y querer seguir aprendiendo.

Con el alumno A, la maestra aplicaba distintas estrategias para implementar las actividades, desde el copiado de vocales, vocales con consonantes, repetición con esta, identificar en fonema, actividades de dibujo, imágenes, entre otros. Cuando se realizaban actividades dinámicas con los demás alumnos, buscaba la forma en que el pudiera participar, adaptándolo a su nivel. Al momento de realizar operaciones matemáticas era muy entusiasta en querer participar. Sus tareas de casa consistían en actividades de copiado, repasar lo visto en clase y en ciertas ocasiones, las mismas actividades que sus demás compañeros.

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