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MATERIA: PROBLEMÁTICAS Y PERSPECTIVAS PEDAGOGICAS.


Enviado por   •  3 de Julio de 2016  •  Ensayos  •  1.752 Palabras (8 Páginas)  •  410 Visitas

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TRABAJO PRÁCTICO Nº3

MATERIA: PROBLEMÁTICAS Y PERSPECTIVAS PEDAGOGICAS

PROFESORA: Agustina Barrionuevo

ALUMNAS: Fuentes Dalma

                    Galván Fernanda

                    Soto Noemí

CURSO: 3º PEP

AÑO: 2016

CONSIGNAS:

  1. ¿Cómo incide la pobreza latinoamericana o nacional en la nominación de infancia y juventud, y como implica a los agentes escolares?
  1. ¿Qué se entiende por construcción social del alumno?
  1. ¿El alumno pobre puede escapar a su destino?
  1. ¿El éxito escolar tiene que ver con la inteligencia?
  1. ¿Cómo explica la autora el fracaso escolar?

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  1. La pobreza es un síndrome que incluye a una serie de características, y hay dos que se destacan: el empleo, que determina el nivel de ingresos que a su vez da acceso a bienes materiales y la educación que da acceso a bienes culturales y que, determina el tipo de empleo que se consigue.

Por ejemplo: La pobreza latinoamericana, como es el caso de México, las cuestiones educativas se centran en los efectos del explosivo crecimiento urbano y de la migración desde el campo empobrecido al mercado urbano no regulado.

La Argentina se sitúa entre la pobreza relativa a las comunidades rurales del tercer mundo, incorporadas a la economía capitalista mundial pero privadas de la mayor parte de sus beneficios y la pobreza relativa a las poblaciones urbanas en economías de salarios bajos, es decir, que la Argentina se encuentra entre la pobreza del campo y la pobreza de la ciudad. La gente perteneciente a la clase baja en Argentina está incorporada a la economía mundial, pero privada de la mayor parte de sus beneficios.

Cierto discurso, que cobra cada vez más adhesión en el pensamiento social, argumenta la cuestión de las desigualdades sociales sobre la base de cualidades individualizantes, llamarse estas “Inteligencias”, “Talentos”, “Facultades innatas”, “Dones”, entre otros. Es Pierre Bordieu quien constata que la fuerza de estos discursos estriba en que se basan en una especie de neodarwinismo social cuya educación simbólica plantea que los mejores y los más brillantes son los que triunfan, mientras que los inferiores fracasan debido a una supuesta propia naturaleza. La línea divisoria entre perdedores y ganadores está situada en el orden de las capacidades propias, en muchos casos en virtud de ser inteligente o de carecer de esa propiedad considerada como intrínseca al individuo, o sobre la base de los méritos y des-méritos individuales o familiares, presumiendo un mundo social que ofrece igualdad de oportunidades.

En estos casos, la importancia de la educación es definitiva, en el sentido de que la mayoría de las características de una población varía cuando varía la población. Sabemos que la educación se relaciona con la pobreza de manera directa.

En la infancia, la pobreza es la causa de recibir menos y peor educación. Un niño pobre tiene menos posibilidades de tener acceso a una buena educación, que el niño de clase media o alta. Pareciera que el inicio del proceso de socialización los pobres reciben menos educación por ser pobre; el sistema educativo está estructurado de manera tal que da menos educación a los más pobres.

La escuela hoy llega a todos, y aun cuando ha perdido calidad, la escuela ha servido y sirve para los sectores más postergados, es necesario no solo la relación con los pobres, sino también con requerimientos de la sociedad. Hay una desigualdad en el acceso a la escuela y las culturales; es decir en los puntos de partidas y finales. La igualación tiene que ser desde el principio hasta la finalización, y el gran problema es que alumnos empiezan la escuela pero no la terminan.

Frente a la miseria material y moral son los agentes escolares quienes tienen que cumplir funciones denominadas “Sociales”, es decir, compensar los afectos y los despojos más intolerantes de la lógica de mercado excluyente.

  1. Nominar a las infancias y juventudes desprotegidos y pensarlas desde la escuela representa una innegable responsabilidad social en la medida en que nuestras sociedades latinoamericanas, y en el contexto nacional la pobreza se ha extendido cuantitativamente a la vez que se ha ampliado la base de población atravesada por sus condicionamientos.

Los estudiantes atravesados por la exclusión luchan por rechazar el único futuro que ven posible, el que viven usualmente como inexorable. Al mismo tiempo, lo cierto es que la permanencia y la continuidad en el sistema no les garantizan superar el efecto del destino de los estigmas con los que a veces son marcados.

El ser “alumno” es un ser percibido y cargado de expectativas.

Los actos de nominación dirigidos a él pueden tener un correlato fuerte en su autovalia. Al mismo tiempo, los sujetos de la educación luchan por superar las condiciones de su escolarización, no se trata de victimizar a los sujetos nominados, se trata de interpretar los contornos tácticos de los actos de nombramiento, oficiales y cotidianos, para contrastar aquellos de tinte estigmatizante. Tipificar a los alumnos como “pobres/ no pobres” no es mero acto clasificatorio que opera como instrumento de conocimiento descriptivo el otro, mas bien, puede operar como categoría sociopolítica de exclusión en la escuela.

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