NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES. Enseñanza de las Ciencias Naturales

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Universidad de Costa Rica

Facultad de Educación

Escuela de Formación Docente

Departamento de Educación Secundaria

FD-0544 Teoría de la educación

Prof. Mercedes Ramírez Chavarría

Estudiante: Pamela Bonilla Mora

Enseñanza de las Ciencias Naturales

Carnet: B11070

III Ciclo, 2014

Metodologías exitosas en la integración e inclusión de personas con necesidades educativas especiales en la trabajo de aula en la enseñanza de las ciencias naturales.

Introducción:

La integración escolar de personas con necesidades educativas especiales tiene un gran recorrido, esto se viene gestando desde los años setentas y ochentas en Europa. Según  Ortiz (2000  citado en Soto, 2003) “en España en el año 1978 se introduce el principio de normalización, y se asume desde los principios teóricos de la integración escolar, la sectorización de los servicios educativos e individualizados de la enseñanza, pero la aceptación de dicho proceso tardó aproximadamente 17 años, ya que fue hasta el “(...) año 1995 cuando se aprueba el Real Decreto regulador del Programa de Integración Escolar del Ministerio de Educación y Ciencia, y cuyas características fueron: la implantación progresiva, la aplicación prudente, la dotación de recursos humanos y materiales y la evaluación del programa” (Ortíz 2000  citado en Soto, 2003).

En Costa Rica, es hasta los años setenta cuando se inicia el proceso de integración de las personas con necesidades educativas especiales, por lo tanto como menciona Soto (2003) se abren las aulas diferenciadas en las escuelas regulares para atender personas con retraso mental leve y moderado… Por otro lado, se dan servicios para atender a los estudiantes que tienen dificultades de aprendizaje, en servicios de aula recursos, tanto en problemas de aprendizaje como de problemas de lenguaje y trastornos emocionales.

Pero dicha situación ha ido cambiando con el pasar de los años, esto debido a que los enfoques de educación especial han variado; los servicios educativos a dichas personas ha ido evolucionando, y hasta el nombre de las aulas, las cuales pasan de llamarse diferenciadas a integradas; pero es hasta el año 1996, cuando se aprobó la Ley 7600: Ley de Igualdad de Oportunidades para las personas con Discapacidad, que junto con la Política Educativa hacia el Siglo XXI se incluyó a las personas con necesidades educativas especiales en las aulas regulares, con el uso de los planes de estudios de los demás estudiantes, generando un ambiente de integración y socialización.

Como se puede observar dicho camino hacia la integración de las personas con necesidades educativas especiales en el aula regular ha sido complejo y lo que se busca con ello es lograr que en realidad se cumpla con la diversidad  presente en nuestra sociedad,  y se responda de una manera adecuada a dicha heterogeneidad, donde cada estudiante es un individuo particular con diferentes motivaciones, intereses, capacidades y hasta ritmos de aprendizaje distintos.

Es importante hacer una diferenciación entre la escuela especial y la escuela ordinaria, como menciona Casanova (2011) “El educarse en una escuela especial supone, de entrada, distinto nivel de exigencia, distinto tipo de compañeros y distintas relaciones humanas que el educarse en una escuela ordinaria, regular o común,…”, por el contrario, “el educarse en una escuela ordinaria obliga a cada alumno a esforzarse por estar a la altura de los demás, por responder a las esperanzas de su maestro hacia él”. Por lo tanto es necesaria esa integración, para que las personas con necesidades educativas especiales tengan acceso a la igualdad de oportunidades.

La idea de integrar a estos estudiantes en las aulas regulares y no en un aula especial es con el fin de que se sientan parte de la sociedad, esto se da ya que “ la escuelas ordinarias con esta orientación integradora representa el medio más eficaz para combatir las actitudes discriminatorias, crear comunidades de acogida, construir una sociedad integradora y lograr la educación para todos; además, proporciona una educación efectiva a la mayoría de los niños y mejoran la eficiencia y, en definitiva, la relación costo-eficacia de todo el sistema educativo.” (Conferencia sobre Necesidades Educativas Especiales, 1994 citado por Gutiérrez et al, 2012)

Es un gran logro esta integración en el sistema educativo regular, pero ¿dicha educación está siendo solamente integral o también inclusiva? Este artículo se presenta con el fin de resolver dicho problema que se está generando en los centros educativos, debido a que existen muchos estudiantes con necesidades educativas especiales que se integran en las aulas regulares, pero no se incluyen; lo cual se da debido  a que los docentes no conocen las mejores metodologías para que dicha inclusión sea efectiva.

Es necesario hacer un hincapié en la inclusión y la integración; cuando se habla de “integración”, se pretende fundamentalmente adaptar al alumno a la situación escolar, apoyarle con los medios precisos para que pueda desarrollar sus capacidades de la mejor manera posible…, mientras que la “inclusión”, supone un contexto más amplio que implica, en primer lugar, la adaptación de la escuela, es decir, la modificación de todos los elementos necesarios para que la institución sea capaz de educar al conjunto de la población, sea cuales fueren sus características. (Casanova, 2011).

Es  necesario que nosotros como docentes tengamos las herramientas necesarias para lograr cumplir con nuestro rol dentro del aula, es decir, poder atender a todas las personas con sus diferentes características, pero “Este concepto de diversidad pone en el tapete que cada individuo tiene características propias y específicas para acceder al currículo, y por tanto el docente tiene la función de mediación de diferentes estrategias de atención individualizada” (Chavarría, 2005). Sin embargo, esto no es una tarea sencilla, ya que existen casos en los cuales no cualquier estrategia metodológica funciona, por lo que se requiere que los docentes se conviertan en investigadores que sean capaces de aplicar dichos conocimientos en técnicas pedagógicas que atiendan las necesidades educativas especiales del individuo.

Pero es en este momento en el que entra la confusión, ya que muchos de los docentes no nos sentimos preparados para enfrentarnos ante dicho reto, debido a que no existe ningún curso universitario que nos brinde la preparación necesaria para ello y nos da miedo no lograr con éxito dicha tarea, como menciona Sandoval ( 2000, citado por Chavarría, 2005) “para muchos es difícil pensar que uno, dos o tres de sus alumnos se encuentren con un nivel de conocimiento muy bajo para el grado en el que están ubicados”.

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