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PARADIGMAS BASICOS EN LA FORMACION DEL PROFESORADO

claus3713 de Febrero de 2014

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PARADIGMAS BASICOS EN LA FORMACION DEL PROFESORADO

HOME > EDICIONES > VOLUMEN 45 Nº 4 / 2007 >

Recibido para arbitraje: 28/08/2006

Aceptado para publicación: 26/02/2007

•Mcs. Prof. Auxifranty Suárez: Profesor de la Cátedra de Psicología Aplicada a la Odontología de la UCV, Magíster en Ciencias, mención Sexología. Magíster en Ciencia, mención Orientación

•Pbro. William A. Rodríguez García: Sacerdote, Profesor de la Cátedra de Psicología aplicada a la Odontología de la UCV Profesor de Bioética.

Resumen

El presente trabajo nos aproxima a la discusión del término de los paradigmas básicos en la formación de del profesorado, en los distintos enfoques y modelos educativos. Se trata de un tema que refleja diversas épocas que nos darán luces para crear un modelo nuevo y alternativo en la formación del docente universitario y lo que buscan las instituciones. En este sentido hacen referencia a los diversos modelos de formación y los distintos planteamientos de autores entorno campo educativo, para luego aterrizar en el campo del profesional de la salud específicamente en su formación.

Palabras claves: modelos, tipos, educación, formación, práctica, teoría.

1.- LA FORMACION DE LOS PROFESORES ENTRE LA TEORIA Y LA PRÁCTICA:

ANTECEDENTES HISTÓRICOS.

La formación de los profesores ha sido objeto de preocupación a lo largo de la historia y puede afirmarse que es el problema más significativo en el ámbito de los sistemas educativos. La forma en que los educadores han de ser formados (objetivos, métodos, lugar de formación, etc.) está necesariamente marcando el tipo de orientación que ha de confi-gurar en la institución deseada.

Históricamente, cualquier renovación o cambio en la institución educativa se plantea, no solamente desde la preocupación por la transmisión de los conocimientos, sino por su inserción en las estructuras más características de la cultura que sustenta el sistema que se nos muestra como innovador. Este hecho incide de lleno en los modelos de formación y en las instituciones de formación, que de un modo u otro busca estar en consonancia con la ideología dominante en el momento histórico.

Bourdie( ), refiriéndose a la formación de los enseñantes nos dice: "Qué es en las instituciones de formación de los enseñantes donde tiene lugar la interiorización por los futuros maestros de los valores y las normas de una sociedad, que se pondrán de manifiesto posteriormente en la acción educativa".

La educación es el punto de paso obligado de todo cambio, ya nazca este de la crisis de la política, de la cultura o simplemente de la crisis de las generaciones, ya sean estas las que han de desempeñar el papel de educadores, o sean las que van a resultar educados, o mejor aún, aspiran a ser formados.

Lo cierto es que no sólo los pedagogos (educadores, formadores) son los que se preguntan sobre los fines y los medios de la acción educativa, sino también los profesionales todos, los responsables de las instituciones gubernamentales; y no gubernamentales, en la plena dinámica del cambio buscado, es la sociedad quien demanda educación y formación nuevas. Podríamos decir con Beillerot( ) que tiene lugar "la aparición de una sociedad pedagógica". No vayamos a pensar que estamos ante un fenómeno nuevo; en todas las épocas, que coincidieron con grandes cambios socio-políticos o técnico-culturales, el pensamiento pedagógico entra en escena para aportar lo que podríamos denominar con Ferry( ) "sus profecías prospectivas o utópicas".

En el comienzo de este siglo, Durkheim nos llamaba la atención sobre el hecho de que después de la transformación profunda de la sociedad industrial, la opinión pública se mostrara "indecisa y ansiosa", a lo que añade Calzadilla , "el problema de la pedagogía no puede ser propuesto con serenidad como en otros tiempos".

La formación del individuo ha sido siempre percibida como una ocasión de hetero-formación, al entender que cada persona no puede formarse por sus propios medios, sino que es fruto de la mediación ejercida, las más de las veces, por profesionales de la educación cuyo ejercicio de la profesión se ha movido entre las coordenadas de la preocu-pación por la adquisición de los conocimientos y el acompañamiento y la ayuda en las etapas de evolución del individuo. Este modo de situar al educador esta marcando el objetivo de su propia formación, al entenderse que una formación que implica un propio trabajo del educando sobre sí mismo (sobre sus percepciones, sus conductas, etc.) viene a exigir la intervención de un profesional para actuar sobre un orden de cosas y no como una acción que busque imponer.

La formación del educador se ha ido desplazando hacia la consecución de un profesional que pueda atender a todos los interrogantes y problemas de los individuos y de los grupos, inmersos estos en un mundo de constante cambio y sujeto a constantes crisis desestabilizadoras cuyo origen casi siempre se ha de buscar en el orden económico. El nuevo papel del enseñante y su función social ha desembocado en una redefinición de los objetivos de formación, que en cualquier caso han de trascender a la formación continuada o permanente en un equilibrio formativo entre la formación científica y la formación profesional.

Queremos limitarnos a examinar las distintas aportaciones de la pedagogía en las diversas circunstancias históricas de evolución de sus propias propuestas ante la necesidad de los nuevos sistemas educativos nacidos de la voluntad política.

¿Cuáles son los modelos pedagógicos que subyacen en los distintos modelos de formación?

Para Beillerot( ) se puede hablar de dos modelos contrapuestos de formación de en-señantes: uno, que el llama "racionalista": concibe la formación como una doble "ad-quisición", de una parte científica que precisa el logro de un alto nivel en las disciplinas a enseñar, de otra parte, adquisiciones en psicopedagogía; y el otro que llama "situacional", que sin negar los aspectos ante dichos referidos al modelo anterior, pone el acento sobre la re1ación pedagógica, la comunicación y la institución.

Beillerot( ) distingue dos modelos de formación, uno inspirado por "una pedagogía del conocimiento" el otro inspirado por una "pedagogía de la expansión o apertura".

Tabachnik y Zeichner( ) al abordar la problemática de la formación de enseñantes, nos remite a las experiencias y conclusiones del Seminario de Reflexión, que reunió al grupo de trabajo del consejo franco-quebecois de orientación para la prospectiva y la innovación en educación, que en 1979, analizó la formación de los enseñantes en Francia, Dinamarca, Suiza, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos; cuyas conclusiones se publicaron en "Cahters du COPLE. Número 1".

En esta publicación propone una tipología que se apoya en la consideración de tres tipos de prácticas de formación:•Un modelo de formación centrado en las adquisiciones.

•Un modelo de formación centrado en los distintos pasos o momentos de la formación (proceso).

•Un modelo de formación centrado en el análisis.

En estas maneras de entender la formación, la atención no está ni en los objetivos, ni en las estructuras de los elementos, ni en la naturaleza de los contenidos, sino en el tipo de procesos, en la dinámica de la formación; en una palabra en los modos para ser eficaz.

Nos plantea este autor, como tres maneras de hacer frente a la formación: situar a quienes se forman como enseñantes ante la necesidad de que adquieran los conocimientos y los modos propios de razonamiento de las disciplinas que cada uno vaya a tener que enseñar; deberán organizar el saber desde la perspectiva de la transmisión, por lo que se podría decir que estarán iniciándose en la didáctica.

Estamos exigiendo una doble competencia, por un lado que conozcan la psicología evolutiva de los sujetos a quienes va dirigida la enseñanza y los procesos de aprendizaje, la problemática de la evaluación de los aprendizajes que tiene lugar en estos sujetos, y el funcionamiento de los grupos, así como el conocimiento de la institución escolar; y por otro lado la catalogación de las nociones que desde el enseñante se juzguen indispensables respecto de la materia objeto de enseñanza.

Más este tipo de preparación no será suficiente, los futuros profesores habrán de ad-quirir habilidades, "saber hacer" a través de entrenamientos sistemáticos mediante sesiones de simulación o clases de "ensayo" en las que los educadores reciban todo tipo de ayudas, gracias a las cuales estarán en condiciones de abordar su actividad docente con ciertas perspectivas de ser eficaces en ella.

También podemos plantear la formación desde una perspectiva típicamente profesio-nalizadora, conduciéndoles a través de la "experiencia" para que confronten en la realidad las propias capacidades y reaprendan a utilizar los recursos disponibles a la hora de resolver un problema. Por esta vía se camina hacia la madurez personal, intelectual y social. Desde la experiencia a través de las propias percepciones y de los propios modos de hacer, el docente estará en condiciones de afrontar la docencia eficazmente.

Pero también le podemos llevar al convencimiento de que cada situación es cambiante e irrepetible, que no existe semejanza posible entre una clase y otra, que las reacciones de los alumnos son imprevisibles,

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