ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN ACERCA DE LA HISTORIA DEL VINO EN MÉXICO -- ETIMOLOGIA


Enviado por   •  18 de Marzo de 2016  •  Apuntes  •  2.457 Palabras (10 Páginas)  •  97 Visitas

Página 1 de 10

UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DE QUERÉTARO

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN ACERCA DE LA HISTORIA DEL VINO EN MÉXICO -- ETIMOLOGIA

ALUMNA: MARÍA DE LA PAZ UGALDE ARREGUÍN

CHEF HUMBERTO DÍAZ ARIZMENDI

Observaciones:[pic 1][pic 2][pic 3][pic 4][pic 5][pic 6][pic 7][pic 8]

INTRODUCCIÓN

Se tiene conocimiento de que hace seis o siete mil años dio comienzo en Sumeria, el país de mayor antigüedad en Mesopotamia, el cultivo de la vid y la consecuente elaboración de vino. Después fueron los griegos los que llevaron la vid a la península Ibérica y de ahí gracias a los españoles la vid llego a América.

Aunque antes de que llegara, nuestros antepasados indígenas ya preparaban bebidas alcohólicas de las cuales se consumían en eventos.

Pero fue en México, el primer país de América donde se comenzó a cultivar la Vitis vinífera.

Su historia es muy amplia pero muy importante ya que Hernan Cortez, principalmente con ayuda de diferentes personas son las que empiezan a exigir la siembra de la vid  (por cada 100 indígenas), además no fue él solo ya que trajo consigo diferentes enólogos los cuales le podían ayudar en saber cuales son los mejores suelos aquí en México para sembrar.

Unos de estos estados de México son Zacatecas, Aguascalientes, Querétaro, Baja California y Tijuana, entre otros.

En pocas palabras lo mejor de la Historia del Vino Mexicano, es que día a día la seguimos escribiendo todos y cada uno de nosotros, los que amamos al Vino Mexicano.

HISTORIA DEL VINO EN MÉXICO

Los griegos llevaron la vid a la península ibérica hace aproximadamente 27 centurias y de España el cultivo se propagaría a América a partir de 1492, ya que los navíos que se dirigían al Nuevo Mundo llevaban cantidades importantes de barricas con vino, que los españoles incluían en su dieta cotidiana.

Juan de Grijalva es considerado el primer europeo que bebió vino acompañado de varios señores aztecas en tierras que hoy llevan el nombre de México. El navegante español, siguiendo los pasos de Francisco Hernández de Córdoba –quien en 1517 había explorado parte de la costa de Yucatán–, encabezó una expedición ordenada por Diego Velázquez, gobernador de Cuba. En enero de 1518 zarpó Grijalva de la ciudad de Santiago de Cuba y recorrió la costa de la isla de Cozumel y una parte del litoral de la península yucateca hasta llegar a “las playas de la actual San Juan de Ulúa, a la que llamó Santa María de las Nieves, primer nombre español en México”. Antes, en el río Banderas, recibió a los emisarios de Moctezuma Xocoyotzin, noveno señor mexica. Algunas referencias bibliográficas mencionan que el 24 de junio de 1517 se bebió vino por primera vez en México, en una comida ofrecida por Juan de Grijalva a cinco enviados del monarca azteca. Lo más probable es que ese ágape haya tenido lugar en junio de 1518, fecha en la cual Grijalva se encontraba en la zona de influencia del tlatoani mexica.

Antes de la llegada de los españoles a nuestra tierra, nuestros antepasados indígenas ya tenían conocimiento sobre cómo elaborar bebidas alcohólicas, algunas de las cuales consumían en sus rituales y otras de manera doméstica. Bebidas como el pulque, el acachul, el chumiate, el comiteco, el zacualpan, el colonche, el xonocostle y muchas otras eran elaboradas por diferentes métodos en varias regiones de nuestro territorio.

El cultivo de la vid ya en forma se dio con la llegada desde España de los conquistadores, y sobre todo de los misioneros quienes fueron los que lograron plantar vides que produjeran el fruto adecuado para obtener un vino aceptable. Sí existían aquí vides silvestres (cimarronas) pero sus uvas eran demasiado ácidas y agrias. Aunque no se sabe a ciencia cierta el origen de la uva más extendida y usada en esa época, en lo que sí hay unanimidad es en el nombre con el que se le conoció a esa cepa: Misión.

Los primeros viñedos en México fueron plantados en la capital del virreinato, que estaba localizada en lo que hoy es la Ciudad de México. Desde ahí los viñedos se expandieron a todos los lugares donde se empezaron a trasladar los misioneros: Puebla, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Michoacán, Dolores, Celaya, Guerrero, el Valle de Parras, Baja California y Sonora.

Los jesuitas fueron los primeros que plantaron viñedos en la zona de Baja California, y los franciscanos desarrollaron principalmente la parte de California que ahora pertenece a los Estados Unidos.

En 1524 llegó un apoyo oficial mediante un decreto de Hernán Cortés, Gobernador de la Nueva España, el cual ordenaba a cada colono español plantar 1000 pies de vid por cada 100 indígenas que estuvieran a su servicio. Además se ordenó que cada navío que llegara a la Nueva España trajera vides y olivos.

El vino que entonces se produjo aquí aumentó en cantidad y en calidad, tanto que los colonos españoles ya no vieron necesidad de seguir importando vino español. Esto no les gustó nada a los productores de vino de España e influenciaron al Rey Felipe II para que en 1595 lanzara un decreto que ordenaba exterminar todos los viñedos plantados en la Nueva España y prohibía plantar nuevos.  Esta orden fue atroz para el futuro del vino mexicano.  Lo bueno es que no tuvo realmente los efectos esperados por la corona española por dos sencillas razones. La primera fue que la amplitud del territorio conquistado (poco más de 2 millones y medio de kilómetros cuadrados), hacía imposible tener un control eficaz con los pocos soldados con que se contaban. La segunda razón fue la negación por parte de los religiosos de cumplir la orden fundamentándose en que el vino era indispensable para sus ceremonias, con lo que continuaron expandiendo sus cultivos.

Fuera de las congregaciones religiosas que continuaron con la producción de uva y vino, fue Don Lorenzo García, un colono original de la región de Coahuila conocida hoy como Valle de Parras, quien en 1597 viajó a España para solicitar al Rey Felipe II una “Merced” (dotación de tierras)con el expreso propósito de plantar viñedos para producir vino y brandy.  Quién sabe qué palabras tan persuasivas como eficaces utilizó Don Lorenzo frente a Su Majestad, pues su solicitud le fue concedida el 18 de agosto de 1597, quedando así fundada la primera empresa vitivinícola del continente americano bajo el nombre de Hacienda de San Lorenzo, lo que hoy conocemos como Casa Madero, y que es la vitivinícola más antigua de México y de toda América.

Otro hecho importante para nuestra historia vitivinícola nacional se da en 1791, cuando el fraile dominico José Loriente funda la misión de Santo Tomás en lo que ahora es Baja California, al sur de Ensenada, plantando los primeros sarmientos en ese valle.

Pasó el tiempo y llegó la guerra de Independencia en 1810, tras la cual el gobierno mexicano decidió secularizar algunas propiedades religiosas, entre ellas la misión de Santo Tomás, que desde 1833 pasó por las manos de varios propietarios.

En 1870 Don Evaristo Madero adquiere de unos franceses la Hacienda de San Lorenzo y en 1884 viaja a Francia para traer a México las primeras cepas de aquel país.

En 1888 el italiano Francisco Andonegui y el español Miguel Ormart fundaron Bodegas de Santo Tomás y también traen a México varietales que nunca se habían cultivado aquí, como son Palomino, Moscatel, Rosa del Perú y Tempranillo.

A finales del siglo XIX, James Concannon también introdujo variedades francesas a la zona de Baja California, y Perelli Minetti hizo lo propio plantando sus cepas cerca de Torreón, en el estado de Coahuila.

En 1906, llegan al Valle de Guadalupe aproximadamente 100 familias rusas, y con el tiempo establecen pequeños viñedos y de manera artesanal comienzan a producir sus propios vinos. El florecimiento del Valle de Guadalupe se debe en gran parte a ellos.

Llegó la Revolución Mexicana en 1910 y nuevamente se pone freno al desarrollo que mostraba la vitivinicultura del país. Y por si fuera poco los avances se frustran por una epidemia de filoxera que diezmó nuestros viñedos.

En 1926 Don Angelo Cetto establece en Tijuana las bases de lo que sería la bodega L. A. Cetto (la vitivinícola mexicana más grande). En 1951 la segunda generación, liderada por Don Luis Agustín Cetto, inicia y consolida el cultivo de variedades finas en el Valle de Guadalupe. De los años sesentas a los setentas también llegaron a tener una vinícola en la ciudad de Tecate, donde producían vinos blancos. Otro año importante fue 1965 cuando se integró el enólogo italiano Camillo Magoni, cuyo trabajo ha marcado un antes y un después en la calidad de los caldos de L.A. Cetto. Desde 1981, bajo el mando de Luis Alberto Cetto, la tercera generación lleva el rumbo de esta importante vitivinícola impulsando fuertemente su internacionalización.

En 1931, Abelardo L. Rodríguez compró Bodegas de Santo Tomás y trajo al enólogo italiano Esteban Ferro, quien importó cepas francesas e italianas, las cuales dieron un impulso definitivo a la zona vitivinícola de Baja California.

En 1948, quince empresas crearon la Asociación Nacional de Vitivinicultores buscando así la consolidación de la vitivinicultura mexicana, motivadas por la necesidad de contar con un órgano que representara sus intereses ante instituciones públicas y privadas locales, nacionales e internacionales. Esta Asociación agrupa tanto a los productores de la uva en el país, como a las empresas y organizaciones que se dedican a procesar la misma para la obtención de sus derivados, como la uva pasa, jugos de uva, brandy y, desde luego, los espléndidos vinos mexicanos.

En los años 40 llega desde Italia el Viticultor y Enólogo Vittorio Giaginto Bortoluz Perencin, contratado por la compañía "Productos Vinícolas de Delicias", en donde hasta finales de 1951, se dedicó a desarrollar vides para los territorios de Chihuahua y Coahuila. En 1972 junto con su hijo Claudio, funda “Viñedos La Redonda, en el municipio de Ezequiel Montes, en el estado de Querétaro.

En el año de 1970 se funda en el Valle de Guadalupe la compañía Vides del Guadalupe Domecq, que hoy conocemos como Casa Pedro Domecq. A partir de los años setentas comienzan la producción de sus vinos de mesa.

Mientras estas grandísimas empresas crecían continuamente, pequeñas bodegas iban surgiendo en otras zonas como Querétaro, Aguascalientes y Zacatecas.

Entre 1970 y 1980 la producción se triplicó, lo que implicó un ritmo de duplicación de las áreas cultivadas cada tres años, junto con un fuerte crecimiento de las inversiones en equipos, promoción y comercialización. Este ritmo de crecimiento estaba fuertemente motivado por el proteccionismo gubernamental que prohibía la importación de vinos, por lo que varias empresas extranjeras decidieron abrir bodegas en México, entre ellas Casa Pedro Domecq y Martell.

Valle Redondo, la conocida vitivinícola de Aguascalientes, es fundada en 1964.

En 1970 se establece en Zacatecas la vitivinícola Vinos Carrera.

En los años 70 el catalán Francisco Domenech funda en San Juan del Río, Querétaro, una vitivinícola llamada Hidalgo, que después cambió de nombre a La Madrileña; hasta el año 2000 en que ya no se dedicó a hacer más vino.

1977 fue el año que vio nacer otra bodega en Aguascalientes: Bodegas de Haciendas de Letras.

En 1983 Héctor y Gontrán Valentin se asocian con el enólogo Fernando Martain para fundar en Ensenada Cavas Valmar. Con esto los hermanos Valentin lleva más lejos la tradición iniciada por su padre, Don Federico Valentin, quien a su llegada de Francia en el año 1919 empezó a elaborar su propio vino en su rancho ensenadense.

En 1984 en Zacatecas inicia la elaboración de vinos la vinícola Cacholá.

En los años ochentas llega al Valle de Guadalupe el conocido enólogo mexicano Dr. Victor Torres Alegre, con Bodegas Urbiñon (cuyo cierre se da en los años noventas). Posteriormente participaría con bodegas como Château Camou y Barón Balch’é, para finalmente iniciar si propio proyectos con su vinícola Torres Alegre.

En 1987 México ingresó al GATT (General Agreement on Tariffs and Trade) con lo que se abrieron las puertas a la importación, comenzando así las quiebras de la mayoría de las empresas vinícolas: de 60 que había, quedaron alrededor de 10 en funcionamiento. Una gran cantidad de vinos extranjeros de buena calidad y buen precio abarrotaron las tiendas. Es justo en este momento que se creó mala fama para los vinos mexicanos, cuando los comenzaron a comparar con los extranjeros. Mala fama que persiste hasta nuestros días en muchas personas aficionadas al vino que vivieron esa época, y que siguen sin darle oportunidad al nuevo vino mexicano.

Con mucho trabajo previamente realizado por parte de Antonio Badán (QEPD) en su rancho “El Mogor”, en 1987 salió la primera botella del vino Mogor Badán. En ese mismo año inicia el proyecto de Vinos y Viñedos Californianos Roganto, lográndose en 2001 la primera cosecha con fines comerciales.

En 1988, David Bibayoff, descendiente de aquellos rusos que llegaron al Valle de Guadalupe a inicios del siglo XX, funda Bodegas Valle de Guadalupe, responsable de la producción de los Vinos Bibayoff.

También en 1988, justo en medio de la crisis de la industria vitivinícola nacional, se funda en el Valle de Guadalupe la vinícola Monte Xanic, que tiene una propuesta completamente diferente. Su éxito motivó a otros productores a seguir su ejemplo.

Otro hecho trascendente para la historia del vino mexicano fue cuando en 1988 llegó a Bodegas Santo Tomás el famoso enólogo mexicano Hugo D’Acosta.

La pequeña bodega zacatecana Cantera y Plata aparece en el año 1990, cuyos caldos son considerados de muy buena calidad.

En este año de 1990 se da la primera cosecha de Albarolo, de Vinos Shimul, proyecto vitivinícola ensenadense de Alvaro Ptacnik. La primera cosecha en comercializarse formalmente fue la 2000.

En 1991 el Ing. Eduardo Liceaga (QEPD) decide reconvertir Viña de Liceaga para cultivar uva para elaborar vino.

En 1994 se establece Château Camou en el corazón del Valle de Guadalupe.

En 1997 Donald y Tru Miller fundan Adobe Guadalupe. Ese mismo año nacen otros dos proyectos que hoy son una realidad: Barón Balch’é y Viñedos Lafarga. Ese mismo año sale la primera cosecha del famoso Vino de Piedra, del enólogo Hugo D’Acosta.

En Parras surge otra bodega productora de vinos en 1998: Viñedos Buena Fe; con su vino tinto Rivero González cuya primer cosecha fue la 2003.

En 1999 se forma la Vinícola Tres Valles, en Baja California.

En 2000 otro proyecto inició en el Valle de Ojos Negros, bajo el nombre de Bodegas y Viñedos San Rafael.

En 2002 la bodega Vinisterra ve la luz en el Valle de San Antonio de las Minas.

En el año de 2004 el innovador enólogo Hugo D’Acosta funda en el Valle de Guadalupe uno de los proyectos vinícolas más importantes de la región: La Estación de Oficios El Porvenir, mejor conocida como “La Escuelita”. En sus instalaciones, dirigidas por el enólogo belga Thomas Egli, han nacido muchos vinos artesanales actuales que fueron la base con que pequeños productores han logrando consolidar su presencia en el mercado mexicano.

En 2006 otro proyecto de Hugo D’Acosta sale a la luz: la bodega Paralelo.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (15.2 Kb)   pdf (183 Kb)   docx (757 Kb)  
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com