Cultura Del Consumo

SIMMEL Y LA CULTURA DEL CONSUMO

El origen de la Sociedad de Consumo corresponde con un período moderno de desarrollo industrial capitalista, donde está determinado por el consumo masivo de bienes y servicios, los cuales están disponibles gracias a la fabricación masiva de los mismos.

La moda se percibe como una forma de imitación y de igualdad social que se encuentra en constante cambio, el deseo de adquisición de modas por motivaciones y necesidades, marca las relaciones sociales y culturales entre los hombres de las urbes, las cuales generan un estilo imitable, una reproducción del sistema social como modelo hegemónico, esto hace que surjan nuevas formas de producción de valores originados por las personas con sus estados de ánimo y reacciones normales o especiales, duraderas o cambiantes.

Los estados mentales en las relaciones sociales generadas por la industrialización y la nueva estructura lógica de la realidad y de los valores, otorgan al dinero un significado y una posición práctica, que se convierte en un agente importante de las relaciones personales, ya que es un factor esencial un medio para que el consumo se lleve a cabo, llegando a provocar una reconfiguración en las mentalidades y en los estilos de vida de las personas.

La práctica del consumo es parte esencial del proceso de construcción de identidad cuales se sienten atraídos por la pauta de ser parte de la clase social elitista, volviéndolos sujetos del consumo, les manifestar su pertenencia a un grupo social con el cual se sienten identificados, les permite expresar su unidad, sus gustos personales.

Simmel teórico del consumo es pionero en el análisis de la sociedad consumista, fue el primero en advertir la llegada de un modo de socialización que determinaría la mirada sociológica, fundando un modelo de análisis de los fenómenos del consumo. Indaga en la cultura que genera la moda y el consumo de ésta, explicando cómo esto constantemente ha ido cambiando el sistema económico y las reglas de la sociedad, incluso la redefinición de las formas de identidad de la gente.

Simmel pretende mostrar con su teorización sobre la colectividad, la relación de las personas en torno a las mercancías, para así poder entender el consumo contemporáneo de la sociedad. Todo el análisis de las formas de interacción social, para Simmel, implica que los actores que participan en las interacciones están conscientemente orientados unos hacia otros.

La cultura es el conjunto de los modos de producir las formas de interacción y sus mediaciones que prefiguran y generan formas de vida, incluso las no previstas. La cultura del sistema capitalista no solo es un sistema de producción sino como un modo de vida que abarca la estructura de la vida cotidiana, expresa las identidades, y divide las nuevas clases.

El sujeto de la sociedad de consumo pugna por apropiarse los objetos, por pertenecer a los perfiles que anticipa su mundo, está dotado de una nueva cultura afectado por la fragmentación de la vida en las ciudades, marcado por la técnica, mediado por las mercancías, vive afectado por la fragmentación de la vida en las ciudades, estas son resultado del proceso productivo, son espacios de relaciones y de consumo pero también de nuevas formas de dependencia y subordinación, se nutren de la producción para el mercado.

La interacción-intercambio es la base para entender el consumo, mediado por el dinero, como un fenómeno social total. El intercambio es esencial para la constitución del valor del dinero, permite que los objetos sean cambiados con un valor que puede ser expresado en términos monetarios. Es cada vez más funcional, establece relaciones y une gente por el flujo de bienes y servicios.

El deseo es un rasgo del desarrollo de la cultura del consumo inicial, es la experiencia del anhelo lo que experimentamos con lo que aún no se tiene, la fuente del valor de las cosas-mercancía, depende de la distancia que mantiene con los consumidores, de su disponibilidad, se desea un objeto solo cuando éste se encuentra frente al consumidor, estos no aparecen con el objetivo de satisfacer las necesidades sino como objetos meramente productores de deseo. Las cosas son valiosas porque ponen obstáculos a nuestro deseo de conseguirlas, es aquí donde entra el universo de las mercancías ya que se presenta a sí mismo como el gran facilitador del cumplimiento de los deseos.

“Uno se adorna a sí mismo para sí mismo, pero sólo puede hacerlo mediante el adornarse para otros” (Adorno).

La Moda nace en las necesidades sociales psicológicas, reproduciendo el sistema social, en un principio queda restringida a una elite económica “la clase ociosa” que emerge de un sistema capitalista industrial y urbano, trata de diferenciarse de la gran masa de la población que mantiene un consumo de subsistencia. Es establecida por las clases superiores, por las elites, en su lucha por diferenciarse de la masa, pero cuando esa moda empieza a ser imitada por otras clases sociales, las clases altas abandonan ese estilo y adoptan uno nuevo. El estilo es la elevación imitable de las relaciones sociales concretadas en el intercambio burgués monetarista.

“La progresiva implantación general de la economía monetaria no puede sino acelerar y hacer notoriamente visible este proceso, pues los objetos de la moda, como las exterioridades de la vida, son muy especialmente accesibles a la mera posesión de dinero” (Simmel).

El consumo de moda es utilizado en la sociedad industrial como un marcador simbólico de la posición que se ocupa dentro de la estructura social, contribuyendo a la reproducción de un orden social teóricamente basado en la riqueza. Conforme aumentan las posibilidades de las clases inferiores por acercarse a las superiores, las modas van adquiriendo más relevancia en la sociedad, asistiendo a una rápida sustitución de unas modas por otras.

A medida que una sociedad se va haciendo cada vez más opulenta, las necesidades van siendo creadas cada vez más por el proceso que las satisface. Las necesidades vienen a depender del producto, estos procuran satisfacer de forma activa estas necesidades con la ayuda de la publicidad.

El individuo se encuentra manipulado, alienado por la imposición de una cultura del consumo sometida a la producción y el mercado.

Los bienes de consumo se han convertido en un elemento crucial para el establecimiento de significados, identidades y roles en el capitalismo posmoderno, donde el individuo intenta convertirse en lo que desea ser, consumiendo productos que él piensa le van a ayudar a establecer la idea que tiene de sí mismo, de su identidad, mantienen una actitud activa ante el consumo, construyen activamente si identidad individual y social, apropiándose simbólicamente de los objetos que entran a sus vidas. Benjamin nos explica esto mediante los términos “huella y aura”, con la huella nos apropiamos de las cosas, mientras que el aura es la que se adueña de nosotros.

En esta sociedad consumista, el deseo ha sustituido a la necesidad como la base de un consumo creciente que se ajusta al aumento continuo de la producción, ese constante aumento de los deseos nunca plenamente satisfechos, esto garantiza así la continuidad del proceso de producción, el consumo se convierte en una práctica fundamental a partir de la cual nos construimos y nos expresamos. Los individuos actúan intentando dar sentido y coherencia a su propia vida, reafirmándose a sí mismos, las necesidades son siempre sociales porque detrás de éstas siempre tenemos un sistema de valores que es compartido a través del proceso de socialización, el que conforma la personalidad social de los individuos.

Podemos concluir enfatizando que en el consumo debe estar relacionado con las necesidades del sistema capitalista para garantizar la estabilidad y reproducción del sistema, el incremento de la producción actúa con objetivo de que se haya un incremento del consumo en la sociedad, favoreciendo el desarrollo del consumismo.

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