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DESIGUALDAD, POBREZA Y REDISTRIBUCION EN COLOMBIA


Enviado por   •  6 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  2.483 Palabras (10 Páginas)  •  158 Visitas

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                DESIGUALDAD, POBREZA Y REDISTRIBUCION EN COLOMBIA

Uno de los problemas fundamentales que ha preocupado a la economía es la distribución eficaz de los recursos escasos, en este contexto, son muchos los factores que se deben analizar e interpretar, por ejemplo, la pobreza, la desigualdad, la redistribución de los ingresos, el mercado laboral, los objetivos de la política económica, entre otros.

Al hablar de pobreza no siempre se refiere a escases de medios económicos,  la pobreza es una realidad multidimensional, para combatirla se deben optar por políticas trascendentales que impacten directamente el mercado laboral, políticas que incentiven el empleo en regiones desfavorecidas. El Estado debe propender por soslayar la degradación de las condiciones de empleo, garantizando acceso a empleos dignos y bien remunerados a la población en general. Asimismo, se puede decir que la pobreza es un estado de privación del bienestar, no sólo material sino también factores como inseguridad, vulnerabilidad y exclusión social; entre otros. “Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables”. Adam Smith, la riqueza de las naciones.

Haciendo énfasis en el caso colombiano, y, según las estimaciones de la Misión para el diseño de una estrategia para la reducción de la pobreza y la desigualdad (MERPD) sugieren que, entre 1991 y 1995, la pobreza y la indigencia habían caído cerca de 3 puntos, Entre 1996 y 1999, la pobreza aumentó 8 puntos y la indigencia cerca de 10 puntos. En el período 2000 – 2001 sufrió una caída, y en 2002 un alza. Desde 2003 se inició una reducción que ha terminado por situar el índice de pobreza en 49,2% y la indigencia en 14,7%. Resultaría así, fácil pensar que el país ha superado los impactos que dejó la crisis de la segunda mitad de los noventa  en cuanto a los índices de pobreza e indigencia. Sin embargo el gran reto es seguir disminuyendo los altos niveles que aun se presentan, en comparación con otros países latinos.  Como el caso de Brasil que años de bonanza 40 millones de personas lograron salir de la pobreza absoluta, en Perú y Venezuela, por ejemplo, se redujo la línea de indigencia a la mitad, y en Ecuador se disminuyeron los índices de pobreza en un 10%.

Colombia, por el contrario, no ha podido aprovechar los años de bonanza para aliviar la pobreza, a pesar de las diferentes políticas de corte expansionistas con respecto a su gasto público, no ha sido suficiente para disminuir éstos índices.

A pesar de la bonanza económica y del aparente crecimiento económico que se ha presentado en Colombia en los últimos años, son muchos los factores que han obstaculizado el desarrollo de nuestro país. El conflicto armado, por ejemplo, es una de las causas principales para que, a pesar, del crecimiento económico de los últimos años no se haya logrado reducir los índices de pobreza y desigualdad al compás de otros países de América Latina.

Otra caso cuestionable que afronta el país es la corrupción, debido a este flagelo se han destinado miles de millones de pesos del gasto público para combatirlo, tal como se evidenció en diversos escándalos como carruseles de contratación, “chuzadas” del DAS, pirámides financieras, diversas crisis en el sector salud, justicia, entre otros. “La situación de la corrupción en Colombia es crítica porque implica a todas las ramas del poder público, a nivel nacional, departamental y municipal, los casos de corrupción identificados, tienen que ver con temas de para-política, narcotráfico y dineros ilegales. Estos casos sobresalen respecto a los otros países, por la vinculación de organizaciones y dineros ilegales, así como por los altos índices de impunidad” afirmó Elizabeth Hungar, vocera de “Transparencia por Colombia”. 

Por otra parte, el boom económico generó una expansión de la brecha entre ricos y pobres, dicha expansión convierte a Colombia en uno de los más desiguales de América Latina, la desigualdad es el resultado de un problema social y no puede observarse exclusivamente como un fenómeno natural.

Actualmente Colombia tiene la tercera peor desigualdad entre 129 países del mundo, y solo es superada por Haití y Angola, según un informe revelado por Naciones Unidas, al considerar el comportamiento de diferentes factores como educación, salud, calidad de vida, seguridad social, empleo; entre otros, y su incidencia y cobertura en la sociedad en general.  

Son muchos los retos que quedan planteados, por ejemplo mejoras en la calidad de la educación, porque a pesar que se han mejorado aspectos como la cobertura, aun la intensidad horaria está lejos de la de los países desarrollados y la deserción escolar sigue siendo un fenómeno iterativo, es menester la puesta en marcha de políticas que eviten que se siga presentando este hecho y contrarresten dicho fenómeno.

Ahora bien, para el caso de Colombia, es necesario señalar, que además de los altos índices de corrupción, pobreza y desigualdad, también tiene uno de los más altos índices de desempleo en Latinoamérica. Si bien, nuestro mercado laboral está regido por la informalidad y por pocas o nulas perspectivas de creación de empleos, según el DANE tres millones setenta mil colombianos no percibe ingresos, el 32% de los asalariados no tienen contrato de trabajo ni acceso a seguridad social y como si faltara algo más, el 48% de la fuerza de trabajo está conformada por vendedores ambulantes o personas con empleos temporales. Todos estos factores han contribuido a que se sigan incrementando los alarmantes índices de pobreza, que en la actualidad tienen a nuestro país en la cola de América Latina, junto con países con instituciones públicas menos sofisticadas, y con un sector comercial menos pujante; como es el caso de Bolivia, Guatemala y República dominicana.

Asimismo es necesario destacar, que debido al desestimulo de los empleos formales, en nuestro país los gobernantes de turno han optado por el desarrollo de programas sociales asistencialistas, provocando que los más pobres, desarrollen una actitud de exigencia de dádivas y donativos ligada con pasividad para conseguir algo mediante sus facultades físicas e intelectuales.

Las políticas públicas trazadas para intentar controlar dichos fenómenos han demostrado una escasa capacidad para resolverlos, ya que, en vez de concentrarse en la producción se limitan a ofrecer provisiones directas de algunos bienes de consumo o subsidios y subvenciones. Es necesario que este tipo de políticas asistencialistas se reduzcan o se limiten ya que funcionan dentro del sistema social como forma de apoyo que legitima el sistema manteniendo la pobreza y el desempleo. “El pobre no es tan sólo pobre porque tiene carencia de bienes materiales,  sino porque además es hecho pobre para constituirlo como dependiente de quien le da la dádiva y administra favores”.

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