EL NEGOCIO DE FUNCIONARIOS PUBLICOS EN LOS CENTROS PENINTENCIARIOS EN MEXICO
Beth ReyesEnsayo9 de Febrero de 2020
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Resumen [pic 3]
Los centros de reinserción social en México una problemática en el país , visto desde un enfoque criminológico de las vidas de autores del delito que se encontraron en los centros penitenciarios, creando su propio medio de comunicación en una jerga de lenguaje carcelario como simbolismos de actividades ilícitas donde grupos delincuenciales controlan instituciones penitenciarias lo cual, ocurren acontecimientos de cohesión social, corrupción, entre otros cobros que involucran los presos y custodios lo que emplea la violación de normas y como consecuencia el crecimiento del autogobierno dentro de los penales que se vuelve como evidencia en un estado corrompido.
Palabras clave
Corrupción, autogobierno, lenguaje carcelario, actividades ilícitas.
Abstract
The centers of social reintegration in Mexico are problematic in the country, seen from a criminal focus of the lives of perpetrators of crime that will be found in the penitentiary centers, creating their own means of communication in a prison language as symbolism of illicit activities. where delinquent groups control local penitentiary institutions, occurrences of social cohesion, corruption, among other charges that involute prisoners and custody as a result of violating norms and as a result of the growth of self-government within the penalties that emerge as evidence a corrupted state.
Key Words
Corruption, autogobierno, jailing prison, illicit activities.
Problemática
La problemática en los centros penitenciarios de México, se debe a la corrupción dentro del penal con servidores corruptos el derecho penal se encargó en buscar el castigo a los delitos de impacto fuero común, fuero federal pero realmente la delincuencia la superpoblación aumenta en los penales retomando (LOUK HULSMAN) ABOLICIONISMO DEL DERECHO PENAL.
El derecho penal esta rebasado, en el tiempo que lleva el estado imponiendo penas que rebasan el tiempo de vida de una persona normal, nunca se preocupó del tratamiento penitenciario actualmente creo firmemente ¿EN MÁS CRIMINÓLOGOS MENOS JURISTAS?
El estado debe de entender que los centros penitenciarios son un negocio redondo donde involucra servidores públicos, custodias, internos del penal en un negocio de (alcohol, drogas, prostitución) extorsiones cobro por servicios. visitas familiares extorsiones dentro del penal por las necesidades básicas. es un negocio rentable donde millones de pesos se maneja en un reclusorio que de acuerdo al autor Michell Foucault.
La pena evoluciona en la psique castigando la mente la libertad del individuo que reflexionara de sus acciones actualmente existe un retroceso contrario castigando el cuerpo humano esto rebasa el mismo reo educa otro reo de menos
Jerarquías existen códigos no escritos que se siguen como un régimen reglas que no impone el estado, pero los mismos internos respetan.
El criminólogo actualmente no encuentra el auge de la carrera debe abrir nuevas áreas de trabajo no solo quedarse la reinserción social presentados proyectos que el estado tome en cuenta para poder tener un país con menos impunidad en los derechos de los internos de los reclusorios.
Introducción
El propósito fundamental de este trabajo consiste en documentar el deterioro de las condiciones de vida que padecen los internos en las cárceles mexicanas producido durante los últimos años. Los resultados de las dos encuestas que hemos realizado para recabar la opinión de los detenidos en los establecimientos penitenciarios más importantes del centro del país Distrito Federal y Estado de México no solo ponen en cuestión las políticas que tienden a incrementar en proporciones geométricas el número de personas en reclusión; también permiten someter a juicio el desempeño de las instituciones que determinan quiénes deben ir a la cárcel. Asimismo, los datos obtenidos nos permiten cuestionar las políticas de seguridad pública que apuntan a incrementar el número de personas encarceladas sin tener en cuenta quién y por qué, sin importar si se trata de delitos banales y sin prestar atención al hecho de que las cárceles se saturan de personas que están ahí porque no han tenido una defensa apropiada. Y sin que importe tampoco que nada de ello haya hecho descender los índices de criminalidad en general, y de violencia en particular, que tanto preocupan a los ciudadanos
Desde la década de los ochenta se ha incrementado el número de mujeres en reclusión por delitos relacionados con drogas, disparándose a partir de los noventa. A lo largo del documento, se muestra cómo las mujeres ocupan los eslabones más bajos de la cadena delictiva. Se desempeñan principalmente como cultivadoras, recolectoras, vendedoras al menudeo, correos humanos (lo que se suele conocer como “mulas” o “burreras”, entre otros nombres e introductoras de drogas a centros de reclusión. Es decir, con pocas excepciones, fungen como mano de obra fácilmente reemplazable de las redes criminales.
Es decir, el fenómeno del tráfico de estupefacientes, así como las políticas adoptadas para combatirlo, suelen analizarse e implementarse sin tomar en cuenta los distintos procesos de socialización de los hombres y de las mujeres en la esfera criminal, en razón de su pertenencia genérica. Cabe mencionar cómo la venta puede ser una actividad sucedánea al consumo, es decir, una manera para sustentar el uso dependiente de alguna sustancia psicoactiva.
En ese sentido, puede estar combinada a otras actividades dirigidas a mantener la dependencia, el ejercicio de la prostitución combinado con el uso dependiente de drogas en contextos de alta vulnerabilidad debe convertirse en causa de alarma e interés público, puesto que causa severos riesgos para la salud de las y los usuarios dependientes, además de exponerlos a ser revictimizados por redes de trata de personas o criminalizados y encarcelados por el estado.
Desde hace tiempo, la prisión es tema de actualidad debido a los motines, las violaciones de los derechos humanos, la corrupción y las huelgas de hambre en distintas prisiones de la república mexicana, incluido el Distrito Federal, así como por el clamor de algunos grupos que solicitan se vuelva a la pena de muerte, ante el fracaso que representa nuestro sistema penitenciario en vigor. El fenómeno pareciera ser exclusivo de México. La prisión, en tanto sanción penal de imposición generalizada, en contra de lo que suele creerse no es una institución antigua. Casi diecisiete siglos ha tardado el hombre en descubrir el internamiento como reacción penal. La creación de los establecimientos de corrección corresponde a una nueva mentalidad, que llevó más tarde al primer plano a la pena carcelaria.[1]
Las prisiones y cárceles buscan -sobre todo por parte de los defensores del sistema- la mejoría, corrección y saneamiento de los delincuentes. Por diversos motivos, el encierro del cuerpo se creía y cree posibilitaba la corrección de sus acciones, la mejor calidad de vida y adquisición de valores y preparación para enfrentar la nueva vida, una vez terminada la condena. Pero, muchas de las prisiones que hemos conocido, son insalubres, insanas, alienantes y antinatural. Lo que conlleva resultados de igual orden. Además, no olvidemos la cruel separación que significa en muchos de los casos aislar al hombre y a la mujer en distintas celdas y cárceles, perdiendo su condición natural sexual, por una, que en muchas ocasiones pierde su heterosexualidad y cae en la homosexualidad. Problemas como los descritos han existido desde larga data, porque son intrínsecos a la naturaleza humana y el quiebre o rotura de su naturaleza produce cambios negativos y perversos.
Las violaciones a derechos asta en humanos en las cárceles mexicanas continúan siendo una constante año tras año. Esta es una de las principales conclusiones que expone la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en su Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2015, en el que subraya graves deficiencias en el sistema penitenciario mexicano, como que hasta 73 cárceles están autogobernadas por los reos, la persistente falta de atención médica y las malas condiciones de higiene, o que en algunas cárceles las celdas alberguen a 30 ocupantes cuando están diseñadas para cuatro personas.[2]
Hay una larga lista de problemáticas no atendidas por el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, las cuales se pueden resumir en el hecho de que actualmente las prisiones con frecuencia “propician abusos de poder, dadas las características de encierro y de vulnerabilidad en que por lo mismo, se encuentran las personas recluidas”.
El sistema penitenciario se convierte en el responsable de lograr un cambio en las acciones de las personas que han delinquido y con ello se esperaría reducir el índice delictivo, sin embargo, las penitenciarías se encuentran sujetas a sus propias problemáticas como es la sobrepoblación, falta de personal en las distintas áreas de trabajo, deficiencias de los servicios en materia de salud, la práctica del maltrato y en general violaciones a los derechos humanos. Normas de régimen de vida y comportamiento, cárcel y salud es otro de los factores que más influye en el preso en su totalidad. Estas normas obligan al sujeto a adaptar su estructura mental a las circunstancias concretas de la cárcel; la sanción, el castigo, es el resultado de la negativa a acatar las normas. Esta normativa, entre otras finalidades, tiene como objeto organizar y planificar el tiempo del preso. El preso no tiene autonomía para usar el tiempo a su manera. En la cárcel casi nunca hay nada que hacer, pero tampoco puede planificar “su” tiempo: la normativa penitenciaria es la que marca y planifica la utilización del tiempo. El énfasis en la seguridad y el control exhaustivo del preso se plasman en la total planificación de actividades (tiempo de patio, duchas, comida, etc.). La cárcel, al igual que las demás instituciones totales, tiene su forma de funcionamiento, sus normas y objetivos en la sociedad.
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