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Empresas Recuperadas En Argentina

MykaA18 de Septiembre de 2013

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Introducción

A partir de la segunda mitad de la década del 90 se desarrollan en Argentina una serie de procesos interpretados frecuentemente como respuestas al modelo neoliberal responsable de la generación de altos niveles de desempleo. Entre ellos se destacan la ocupación y recuperación de fábricas y empresas. La experiencia de las “fábricas recuperadas” es uno de los fenómenos más emblemáticos de la Argentina movilizada de principios del nuevo milenio. Si bien el proceso se inició con anterioridad, la recuperación de empresas quebradas y vaciadas por sus patrones cobró dimensión a partir de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, que abrieron un nuevo ciclo de luchas colectivas. Época en la cual Argentina, que atravesaba una de las peores crisis de su historia –a la vez económica, política y social-, con una tasa de desempleo que alcanzó el 21%, se convertiría en un laboratorio de nuevas formas de auto organización y acción colectiva, visibles tanto en el surgimiento de asambleas barriales, de colectivos culturales, movimientos de ahorristas estafados, como en la potenciación de otras ya existentes, como las organizaciones de desocupados. Así, en este espacio multiorganizacional, policlasista y políticamente heterogéneo, se insertaría la acción de los trabajadores de las empresas recuperadas. La apertura hacia el mercado externo significó para las empresas nacionales, una crisis estructural y obligó a las mismas a reajustarse al nuevo contexto incorporando nuevas modalidades de gestión y contratación de la mano de obra y, en algunos casos, introduciendo nuevas tecnologías que permitieran incrementar la productividad, cambios que afectaron la relación salarial, con una tendencia a la precarización, a través de mecanismos de flexibilización laboral. Con la precariedad y la informalidad se desarrollan los procesos de ocupación/recuperación de fábricas y empresas.

Concepto

Un fenómeno que se da en todo el mundo inevitablemente es que las empresas cierren, ya sea por quiebras, porque sus dueños las abandonan en busca de nuevos proyectos, entre otros motivos.

Sin embargo, muchas veces los trabajadores de algunas de estas empresas que han dejado de funcionar deciden hacerse cargo de la dirección de la misma para defender sus puestos de trabajo: estas empresas resultantes, gerenciadas por sus ex empleados, son llamadas empresas recuperadas o empresas auto gestionadas.

En algunos casos la recuperación de la empresa es pacífica y consensuada con los dueños; en otros se logra a partir de medidas de presión (tomas de fábrica, movilizaciones, etc.)

Historia

Orígenes en el contexto global:

A lo largo de la historia, se pueden ver casos de empresas recuperadas en todas partes del mundo; sin embargo, este fenómeno comenzó aproximadamente en la primera mitad del siglo XX, sobre todo en Italia en la década del ´20.

Los casos de empresas auto gestionadas en el mundo se han encontrado tanto con éxitos como con fracasos, desarrollándose la mayoría de las veces en épocas de crisis, donde los gerentes de la empresa deciden no seguir adelante, pero los trabajadores optan por tomar el control antes de que tener que quedarse sin lo que para muchos de ellos era su único ingreso.

Algunos casos que se han dado a lo largo de la historia son, por ejemplo, el de Yugoslavia (entre 1950 y 1973) impulsados por el régimen socialista yugoslavo; el de Chile (entre 1970 y 1973), donde más de 125 fábricas estaban manejadas por obreros; el de Brasil, donde la primera empresa recuperada tuvo lugar en 1991 y actualmente hay más de 200.

Orígenes en la Argentina:

Las medidas políticas, tales como privatización de empresas estatales de servicios, apertura de aduanas a productos extranjeros, sin tener en cuenta medidas de protección nacional, inversiones y préstamos a altas tasas de interés, solapando la especulación financiera de los mercados buitres, todo ello condujo a una des-industrialización del país, con el correlato de desempleo en forma masiva (desempleo superior al 25%), empobrecimiento de más de la mitad de la población –36 millones de habitantes- que acrecentó en forma desmedida la brecha entre ricos y pobres.

La concentración de la riqueza fue la dirección en la que gobierno y mercado se asociaron para instrumentar todo su accionar. La corrupción fue también estructural, desde adentro en todas las áreas: económico, judicial, social y desde afuera, no faltaron desde luego, socios también para conjurar todo un sistema perverso en el que cada día ingresaban a la pobreza y marginación miles de mujeres y hombres de la Argentina.

El país fue así llevado a la tercer-mundialización.

Frente a este escenario de carencias, en tanto necesidades básicas y ante la amenaza de un futuro en peores condiciones estaban los trabajadores, engrosando las cifras de desocupados.

Las empresas cerraban por quiebras, muchas de las veces fraudulentas o bien porque sus dueños las abandonaban. Los trabajadores de algunas de estas empresas optaron por defender sus puestos de trabajo, emprendiendo la lucha de recuperación. Tomaron las fábricas abandonadas y decidieron poner en marcha la producción de las mismas, “recuperándolas y haciéndolas suyas”. Esta modalidad de lucha de los trabajadores busca dar respuesta en forma colectiva al problema de la desocupación y del cierre de unidades productivas y como un ejemplo de superación por parte de sus protagonistas de las formas de producción y de gestión tradicionales en el capitalismo. En un comienzo, los trabajadores cuentan con los activos fijos (es decir, los medios de producción, las maquinarias) y su fuerza de trabajo. En algunos casos, también subsisten en las empresas materiales y materias primas, que les permite avanzar en los primeros procesos productivos o de servicios. Sin embargo, inmediatamente se quedarán sin “capital de trabajo” para funcionar y deberán recurrir al mercado (pidiendo créditos, contrayendo deudas con terceros, etc.) para poder continuar con las actividades. La puesta en marcha de la producción es uno de los mayores obstáculos a superar por los trabajadores, pese a que en los últimos años lograron asistencia oficial de distinto tipo. La falta de capital de trabajo es la causa principal por la cual ninguna de las empresas recuperadas puede mantener su capacidad productiva anterior. Así, debieron soportar la represión policial, presiones legales, económicas y sociales.

Un ejemplo de esto es la metalúrgica “Los Constituyentes”:

-La metalúrgica Los Constituyentes, una empresa familiar con 45 años en el mercado (llegando a emplear a 250 personas), en el año 1995 comenzó a decaer, reduciendo sueldos y personal. En 1998 comenzaron las suspensiones de dos o tres días por semana, hasta que en noviembre de 2001 la empresa dispuso la suspensión de la planta por 6 meses. Los trabajadores preocupados por esta situación iniciaron gestiones ante la justicia que habilitó así una negociación con los propietarios. Sesenta y ocho empleados exigieron que a cambio de lo adeudado, el dueño les alquile el lugar para continuar con el funcionamiento de la fábrica como cooperativa, y de este modo consiguieron poder continuar con las actividades.-

Forma jurídica

Los instrumentos que se han implementados para concretizar las luchas en los diferentes frentes: jurídico, económico, político y social ha sido constituirse en cooperativas. El cooperativismo ha permitido que amplios sectores sociales logren un acceso real a la propiedad de los medios de producción, alcanzando una participación significativa en la producción nacional y en la distribución del ingreso; a la par de su contribución a la democratización de la economía. Las cooperativas de trabajo son organizaciones con identidad específica doctrinaria legal y organizacional, toma de decisiones, gestión y fiscalización, que resulta imprescindible conocer para su eficaz funcionamiento de acuerdo a lo que establece la ley.

La cooperativa es la forma asociativa y legal que han adoptado para enfrentar al estado y al sistema jurídico, ante la amenaza y decisión de quiebra de las fábricas por parte del juez/a competente, la posibilidad que se abre en ella es la de ser cedida a los trabajadores.

Por supuesto que esta decisión pertenece a un juez/a y sólo gracias a la presión tenaz de los trabajadores, apoyo de asambleas barriales, comunidades, MTD, diputados y alguna que otra repercusión mediática se ha logrado la recuperación de las diferentes empresas

En todos los casos la forma organizativa es la representación directa y soberana asamblea ría, en donde la horizontalidad es el motor organizativo.

Que los medios de producción pasen a manos de los trabajadores resignifica una cultura del trabajo distinta a toda experiencia anterior vivida por los compañeros. La lógica es otra, la autogestión, con su poder en la toma de decisiones, se contrapone a responsabilidades que antes sólo le competían a los dueños de las unidades productivas, la igualdad en los ingresos, de todos los trabajadores, deja atrás los salarios según escala jerárquica, la solidaridad da la espalda a la competencia.

En el espacio físico de la fábrica opera también otra transformación en el plano simbólico. La fábrica es recuperada para abrirse al afuera. La comunidad la hace propia desde distintos lugares: el conflicto deja de ser exclusivo

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