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La ética En Psicología Y Su Relación Con Los Derechos Humanos Andrea Ferrero (Universidad Nacional De San Luis)


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2012  •  7.082 Palabras (29 Páginas)  •  2.027 Visitas

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La ética en psicología y su relación con los derechos humanos

Andrea Ferrero (Universidad Nacional de San Luis)

Resumen

En este trabajo se analiza el tratamiento de la dimensión ética en psicología, la cual ha ido cobrando en nuestro país un perfil claramente deontológico. Este hecho se encuentra vinculado fundamentalmente a la creciente formalización de la psicología como profesión a partir de la creación de las carreras de psicología en la década del cincuenta.

Desde esta perspectiva, se plantean tres niveles diferentes de compromiso del profesional psicólogo: el referido a su condición de ciudadano; a su condición de profesional de la salud; y a su condición de psicólogo. En cada uno de estos tres niveles se analizan las reglamentaciones pertinentes que directa o indirectamente regulan el ejercicio del profesional psicólogo.

This paper considers ethical issues in psychology, which has taken in our country a profile based professional regulations. This fact is in relation to the origins and first years of undergraduate programmes in Psychology.

From this point of view, three different levels of psychologist´s duty are considered: as a citizen, as a health professional, and as a psychologist. In each of these three levels specific regulations are considered.

El tratamiento de la dimensión ética en Psicología, ha ido sufriendo, como problema, un lento deslizamiento desde la reflexión epistemológica en juego -por cierto nunca abandonada-, hacia una vertiente mayoritariamente deontológica. Desde el análisis que la historia de la psicología nos permite hacer, creemos que este deslizamiento se halla vinculado a una creciente formalización de la psicología como profesión, especialmente a partir del surgimiento de las carreras de psicología, a mediados de la década del cincuenta.

Dichas carreras, aparecen en el cruce de dos órdenes de ideas diferentes. Por un lado, luego de la Segunda Guerra Mundial, se intensifica a nivel internacional, la consideración de la psicología como una profesión al servicio del bienestar humano. Precisamente en 1945, se modificarían los estatutos de la sociedad psicológica más antigua del mundo, la American Psychological Associatíon, en esa dirección: "The objects of the American Psychological Associatíon shall be to advance psychology as a science and profession and as a means of promoting human welfare". De tal manera, se enfatizaría el papel de la psicología como una disciplina aplicada, destinada a resolver los problemas del campo de la salud, educación, trabajo, etc. Como parte de dicho orden de ideas, resulta significativo que en 1949, en Francia, Henri Piéron comenzara a publicar el célebre Tratado de Psicología Aplicada, que se editaría a lo largo de una década, apareciendo el último tomo en 1959 (Piéron, 1949-1952), Dicha obra, alcanzaría un enorme impacto en el ámbito internacional a partir de traducciones a diferentes lenguas; así sería rápidamente conocida en Argentina, donde Editorial Kapelusz de Buenos, Aires obtendría los derechos de traducción al castellano, y comenzaría a editar el Tratado a partir, de 1952 (Piéron, 1952-1961).

Por otro lado, como segundo orden, de ideas, la aparición de las carreras de psicología se inserta en un contexto de incipiente industrialización del país, el cual renovaría las prácticas relacionadas con el trabajo y la educación. En dicho contexto, adquirió relevancia la psicotecnia y la orientación profesional, destinada a indagar las aptitudes de los, sujetos a efectos de una correcta selección y orientación en el trabajo y la educación . Efectivamente, aun antes que las carreras de psicología, en el país se habían ensayado, otras instancias de formación en el campo de la psicología pero bajo aquella impronta: la carrera de Psicotécnico y Orientador Profesional, que la Universidad Nacional de Tucumán organizara en 1950; la Especialización en Psicología que se organizó en la Universidad Nacional de Cuyo en 1953, bajo la dirección de Plácido Horas (Klappenbach, 1.994 y 1.995); y la Carrera de Asistente en Psicotécnica, que, en el mismo año planificó en Rosario la Universidad del Litoral (Gentile, 1989; Paolucci & Verdinelli, 1999). La transformación de todas estas carreras, y especializaciones en una carrera universitaria mayor en Psicología, tuvo lugar luego del Primer Congreso Argentino de Psicología, llevado a cabo en 1954, precisamente en Tucumán. Allí en una Comisión en la que participaron, entre otros, Horas, Oñativia, Moreno y Ravagnan, se recomendaría la creación de carreras de psicología o de psicólogo en las universidades nacionales.

A partir de ese momento la necesidad de regular el ejercicio de la profesión, condujo, en el caso argentino, a un fuerte conflicto de intereses profesionales, y a la sanción de la ley del ejercicio profesional de la medicina, la cual consideraría al psicólogo como auxiliar del médico. Ello generaría también, en 1980; la Resolución sobre incumbencias del Título de Psicólogo por parte del Ministerio de Educación, que expresamente prohibía para el psicólogo el ejercicio de la psicoterapia, del psicoanálisis y la administración de psicotrópicos. Cinco años después, dicha Resolución sería totalmente modificada, al incluir entre las incumbencias del psicólogo, aquellas directamente relacionadas con la práctica psicoterapéutica.4 Al mismo tiempo, luego de Malvinas, y desde la recuperación democrática, el ejercicio profesional de la psicología sería reconocido de manera autónoma en todas las jurisdicciones del país.

En cualquier caso, lo que interesa para la problemática que procuramos abordar, es que un primer análisis de lo que implica la dimensión ética para la psicología nos exige centrar las responsabilidades del profesional psicólogo en un marco mucho más amplio que el estrictamente circunscripto al ejercicio de la profesión, ya que los supuestos éticos con los que debe manejarse no deben quedar exclusivamente circunscriptos a dicho marco.

Desde esta perspectiva podríamos plantear entonces que el psicólogo se halla inmerso en lo que se podría considerarse como tres niveles de compromiso diferentes:

El primero de ellos es aquél en el cual el psicólogo es, ante todo, un ciudadano. Desde este' punto, de vista, deberá atenerse a todas las obligaciones que como tal le atañen. Podríamos señalar aquí -tanto la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención Americana sobre, Derechos Humanos -también conocida como' Pacto de San José de Costa Rica-, y otras declaraciones de derechos de importancia.

Con

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