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Análisis de la película Terrícola

alberto5002Resumen26 de Marzo de 2014

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En la película terrícola se puede apreciar escenas impactantes como animales sacrificados en mataderos (camales) los cuales se combina con el tema medio ambiental, lo cual a mi criterio no se debería, ya que es una necesidad de la sociedad el de satisfacer la demanda alimentaria.

En el documental se deja entender que la especie humana antepone sus intereses sobre las otras especies de la tierra, pero habría que preguntarse qué especie no lo hace.

La especie humana ha evolucionado intelectualmente y gracias a ello el ser humano puede satisfacer sus necesidades de poder consumir alimentos (otras especies) y no se puede juzgar por ello al ser humano.

En el documental se habla del sufrimiento de los animales sometidos a maltrato por el ser humano para satisfacer sus necesidades, pero habría que entender que el ser humano mata para sobrevivir.

En el documental se muestra escenas de crueldad como por ejemplo un perro es metido a un carro compactador es cierto que es muy cruel pero no creo que sea una práctica común.

Cabe mencionar que el tema de sufrimiento de los animales, el cual se debe evitar ya que somos una especie inteligente y tenemos la capacidad de evitarlo.

• Alejoss Terrícolas Después de ver por segunda vez Earthlings o Terrícolas, decidí que era imperativo escribir este mail con la esperanza de que pase por cada uno de los ecologistas confundidos que participaron en la cadena que distribuye el famoso documental. En resumen, éste muestra imágenes atroces de animales en distintos mataderos y los combina con otros temas variados que tratan sobre la conservación del medio ambiente. No es necesario (aunque muy recomendable) ver todo el documental para identificar la falla en que se asienta. “El racismo es ubicar los intereses de la propia raza sobre los intereses de otra”, señala. Paralelamente, el sexismo es una forma de darle más importancia a los deseos de un género sobre el otro. Por último, los “especisistas” son aquellos que ponen los intereses de su propia especie por encima de los intereses de las demás especies… Error. Me pregunto qué ser vivo no pone los intereses de su propia especie sobre los intereses del resto de seres vivos, ¿acaso no es ésa la ley de la naturaleza?, el término “especisismo” entonces carece de fondo por ser naturalmente inaceptable. Sin embargo el narrador lo usa con ánimo despectivo, como si aquellos seres que ponen los intereses de su propia especie sobre los intereses de las demás deberían ser condenados por faltarle el respeto a la pachamama. ¿Y de que otra manera se puede vivir en este planeta?, ¿No es ése el axioma que se acepta al poseer un grado de instinto de supervivencia? Condenar a un “especisista” es ir en contra de la naturaleza, es negar que las reglas que rigen sobre todos los seres vivos también rigen sobre nosotros, los seres humanos. Por naturaleza, el interés de cada especie es sobrevivir y al hacerlo las especies ignoran los intereses del resto de seres vivos (a un tigre le vale un cuerno lo que desee un mono). Al situar la sobrevivencia del pescado por encima del interés del pescador o la del chancho por encima de la del granjero y acusar de “especisista” al que no lo hace, se cae en una terrible contradicción. El ecologista que prefiere que el pescador pase hambre antes de que coma su tilapia es un ente antinatural. Todas las especies deben su existencia al hecho de que constantemente evolucionan y se convierten en más rápidos y certeros predadores o mejores al protegerse de ellos. Consecuentemente, un conejo que considere el interés del águila más importante que el suyo propio seguramente no sobreviviría en este planeta. Los “terrícolas” (título del documental) habitan sobre esta base. Entonces, dictar un veredicto a favor de la tilapia y no del pescador es ser un

• 2. verdadero “especisista”. De esta manera, la palabra sí tiene fondo y no es ridículamente nula. Si un pensador llegara más lejos con su tesis ecologista diría que nosotros, los seres humanos, tenemos la responsabilidad de abrigar a la naturaleza y cuidarla. Que se nos ha dado la inteligencia con la condición de que la utilicemos sabiamente, donde “sabiamente” significa a servicio de la naturaleza. Esto suena indudablemente bonito. Sin embargo, urge excavar hasta el núcleo de tal pensamiento y encontrar cuál es su verdadero significado. Así como el leopardo utiliza sus garras y su velocidad para alcanzar a su presa y convertirla en su almuerzo; el tiburón logra detectar a las suyas desde una distancia sorprendente y el búho se ha desarrollado hasta ser increíblemente eficaz al cazar durante la noche. Por otro lado, varios tipos de sapos poseen en su piel un veneno capaz de matar a sus predadores; los elefantes se movilizan en manadas para protegerse y hasta las rosas tienen espinas, lindas las espinas, pero espinas al final. La vista del búho esta al servicio del búho y es la herramienta que le sirve para su supervivencia; la inteligencia del hombre debería seguir la misma lógica. Nuestra supervivencia y proliferación como especie a lo largo de la historia esta ligada a nuestra capacidad intelectual. Hace miles de años los seres humanos librábamos una batalla constante con otros seres de la naturaleza. Quien hubiera creído que nosotros, sin contar con garras firmes ni visión sorprendente ni nada similar sobreviviríamos en ese mundo hostil y seríamos capaces de almorzarnos mamuts y movilizarnos sobre lomos de caballo. Fue nuestra inteligencia la que nos concedió lanzas y la capacidad de domesticar animales. Es y siempre será nuestra inteligencia la que nos permite alimentarnos como especie y sobrevivir en este planeta. Supongamos que un viaje en el tiempo sitúa a un ecologista, que en la actualidad reconoce el derecho de los cerdos a no ser convertidos en hamburguesas, en las tierras primitivas de Alaska hace diez mil años. ¿Cuál sería la reacción de una tribu de humanos cuando dicho ecologista trate de impedirles cazar a un mamut bebé (pues pobrecito el mamut no tiene como defenderse de las terribles lanzas de los humanos)? El ecologista sin duda aprendería que la sobrevivencia de dicha tribu esta ligada al permiso que se da a sí misma de cazar mamuts bebés (cazar mamuts adultos era mucho más peligroso). El hecho de usar sus armas y su estrategia, -en fin: su inteligencia- para los intereses de su propia especie es lo que le permite sobrevivir a la tribu. El ecologista del ejemplotendríaqueusaruna

• 3. lanza y asesinar al mamut bebé para poder sobrevivir. En la actualidad, el proceso sigue siendo el mismo: un cerdo tiene que morir para poder comer carne de cerdo. En fin, el ecologista que pide que el ser humano utilice su inteligencia “a servicio de la naturaleza” esta pidiendo que no utilice su única herramienta de supervivencia para sobrevivir. Está pidiendo algo ridículo desde un punto de vista natural (en la naturaleza no existe ninguna especie que entregue sus cualidades al servicio de sus presas o predadores). Además, resulta irracional desde el punto de vista humano: si es racional buscar la supervivencia como especie, entonces postrar nuestra inteligencia a servicio de la supervivencia de otras especies y no de la nuestra es irracional (equivaldría a que un ser humano primitivo suelte su lanza en vez de utilizarla para cazar). Lamentablemente para algunas personas, la modernidad ha separado tanto al humano común de este proceso que generalmente sólo percibe su resultado: la hamburguesa. Tal distanciamiento ha brindado el espacio fértil para que crezca una opinión que molestaría sin duda al granjero o a la persona de campo: aquello que ocurre en los camales es inhumano. Una familia rural de clase baja generalmente cría una cerdita y a sus cachorros cerditos, los mantiene encerrados en una jaula pequeña, los alimenta con sobras de comida y finalmente los mata con un hacha. La cerdita termina en la mesa de la familia con una manzana en la boca. Muchos dirían que la solución al problema es simple: dedicarse a comer lechugas. Sin embargo ésta es una solución miope. El verdadero problema esta en considerar tal “problema” como problema. Es decir, el error yace en la intrincada telaraña de sentimientos y conclusiones que llevó al ecologista a creer que comer carne no es debido. ¿Qué se esconde detrás de este deseo asceto-suicida?1 Se puede divisar la respuesta en el mismo video. “A fin de cuentas, se trata de dolor y sufrimiento”. Dolor y sufrimiento, repite y repite el documental, y combina este par de lacónicas palabras con imágenes. Por un lado, 1 (“Asceto” por el ascetismo de no comer carne siendo una especie carnívora. “Suicida” porque, al privar al ser humano de su única herramienta para subsistir, la inteligencia, y postrarla a favor de otras especies, se aboga en contra de nuestra supervivencia. “Postrar nuestra inteligencia a favor de otras especies”, el sentido profundo de tal declaración se puede encontrar en una de las frases finales del documental: “Y de hecho está en nosotros concederles una vida feliz… y larga”. )

• 4. imágenes excesivas, frívolas e ingenuas: Aves volando libremente; un chancho paseando y disfrutando de la libertad mientras sobre él cabalga un gorrión; un kohala tipo peluche agarrado de unas ramas verdísimas; monos jugando; leoncitos jugando… Por otro lado, imágenes cortantes, engorrosas y aún más excesivas: Vacas muriendo en el camal, recién degolladas; canibalismo entre cerdos; matanza de aves; hachazos, tijeretazos, insultos! … Si, parece que a fin de cuentas, se trata de dolor y sufrimiento, y para que contraste aún más: dolor y sufrimiento combinados con imágenes de una naturaleza

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