EL PROBLEMA ÉPISTEMOLÓGICO–Explicitando su posición
Daniela MellaEnsayo27 de Mayo de 2018
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Tarea de acción semana 5[pic 1]
“EL PROBLEMA ÉPISTEMOLÓGICO–Explicitando su posición"
Identificación del estudiante
Nombre | Daniela Mella |
Profesión | Trabajadora Social |
Institución | Municipalidad de Temuco |
Ciudad - País | Temuco, Chile |
Correo electrónico | d.mellamillan@uandresbello.edu |
Comprendiendo la problemática epistemológica en intervención en familia.
Daniela Mella, Trabajadora Social titulada el año 2013 de la Universidad de la Frontera. ha realizado su ejercicio profesional principalmente en el ámbito de familia, específicamente en el ámbito de vulnerabilidad social.
En este contexto sus principales compromisos están ligados con la promoción y protección de los derechos humanos, mediante el cual se entiende que éstos son iguales e inalienables para todos. La intervención social realizada por la profesional se torna en un esfuerzo por garantizar el conocimiento y ejercicio de los derechos del niño, de la mujer y de las personas en general. La intervención toma como eje relevante las temáticas del fortalecimiento del rol femenino mediante el enfoque de equidad de género. Por otra parte, también se realiza un esfuerzo por sensibilizar respecto a la aceptación de la diversidad y de las minorías culturales, para finalmente aportar a su inclusión social y fortalecer la autonomía de las personas.
En razón de lo anterior, existe un fuerte compromiso con la profesionalización de la carrera y la adquisición de más y mejores herramientas de intervención, así como también con la ética profesional y el ejercicio desde el entendido de las buenas prácticas profesionales.
Actualmente, la profesional ejerce como Apoyo Familiar Integral para el Programa Familias del Subsistema de Seguridades y Oportunidades. Este programa, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, es ejecutado por las municipalidades, en este caso, la municipalidad de la ciudad de Temuco que actualmente alcanza una población de 280.000 habitantes aproximadamente.
El programa busca que las familias logren superar la condición de extrema pobreza, para lo cual propone una metodología basada en el enfoque AVEO. La intervención es realizada en las viviendas de las familias lo que permite un acercamiento directo a la realidad que estas vivencian en el día a día. El programa brinda un acompañamiento personalizado a las familias por un período de 24 meses en los cuales se trabajan en base a sueños y metas familiares.
En este contexto, el principal compromiso de la profesional está dado en función de la superación de la condición de vulnerabilidad y extrema pobreza. El objetivo del programa no es directamente trabajar temáticas de la vulneración de derechos, no obstante, son temas que se tratan de igual modo ya sea por intervención directa o derivada.
Trabajar en contextos de extrema pobreza conlleva la intervención de diversas situaciones de vulneración de derechos, muchos de ellos asociados principalmente a la negligencia u omisión, otros tantos asociados a la normalización de relaciones violentas o la validación de la violencia como medio correctivo. También se encuentran diferentes situaciones de vulneración de derechos ligados a la situación de pobreza económica que vivencias las familias. Existen muchos casos de mujeres que soportan la violencia debido a que no tienen a donde ir, ni familia a la que recurrir y desconocen la red de apoyo disponible. En estos contextos, el Programa Familias no define una metodología para la intervención, debido a la condición de vulnerabilidad es vista solo desde el enfoque de recursos y oportunidades. El objetivo es lograr la inserción social, el desenvolvimiento autónomo y mejorar la capacidad de generación de recursos de las familias para lograr, finalmente, una mejora en su calidad de vida. Sin perjuicio de lo anterior, el acompañamiento a las familias se realiza durante un periodo de dos años, por lo que es imposible para el profesional invisibilidad estas situaciones para continuar ciegamente con los objetivos institucionales. Debe existir entonces, un compromiso ético de la profesional para realizar una intervención acotada a la realidad que viven las familias. En ese sentido, un primer objetivo de la profesional al intervenir a las familias es conocerles con la mayor profundidad que el espacio de la intervención profesional permita, entendiendo que quienes mejor conocen las necesidades de las familias, son ellas mismas. Así es como la profesional toma una posición de poder dada por la institucionalidad, pero esta misma es asumida con humildad.
Establecer un vínculo de confianza con las familias es primordial para la intervención y esto no puede darse cuando la profesional establece un distanciamiento jerárquico notorio con ellas. Por lo demás, en situaciones de vulneración de derechos, previo a una derivación y posterior a esta, se provoca un espacio necesario de contención, catarsis, orientación, prestación de apoyo e incluso de compañía. Independiente de que los objetivos del programa no exijan involucrar estos elementos en la intervención o el seguimiento a estos procesos, la profesional los añade porque existe un compromiso social con esas familias.
Para lograr una intervención personalizada y lograr comprenderla, la profesional acepta el modelo epistemológico propuesto por Jürgen Habermas en su teoría de la acción comunicativa.
Desde esta propuesta se rescatan elementos importantes de consenso social y desplaza entonces, las posibilidades de construcción de conocimiento científico hacia el plano intersubjetivo. Bajo este enfoque es posible plantear la importancia del discurso de los sujetos de intervención respecto de su realidad bajo el entendido de las pretensiones de veracidad. Este punto es de vital importancia, ya que al rescatar el discurso de los individuos para la construcción de conocimiento científico es posible evitar los conceptos absolutistas y rescatar las singularidades de la vida cotidiana para la intervención. Es importante considerar lo que las familias entienden como necesidades o carencias es primordial para que la intervención tenga sentido para ellas y sea posible establecer acuerdos y compromisos, y por lo demás, acepten las pretensión de rectitud normativa con las que comúnmente se interviene.
Ahora bien, bajo esta concepción epistemológica, el consenso de la comunidad científica es primordial, ya que en este acuerdo se legitima también el conocimiento adquirido en la práctica profesional: Esta pretensión de verdad legitima también la acción profesional. Al llevar un caso determinado a mesa técnica debido a que la intervención establecida no se adecua a la familia, o requiere de alguna acepción particular, se obliga al profesional a someter sus conclusiones al análisis y posterior acuerdo con los demás profesionales. Este espacio también establece los límites de la propuesta, ya que no es posible deconstruir o construir más allá de algunos de los postulados aceptado universalmente, por ejemplo; los derechos humanos.
Entonces, es posible entonces llegar a una comprensión, si bien no absoluta, de los fenómenos, si una comprensión plausible de ser legitimada y que rescate algunas de las particularidades o singularidades más relevantes de los casos intervenidos, evitando así concepciones absolutistas y fijas respecto a los fenómenos sociales.
La vida social es dinámica, sufre constantemente cambios y está llena de singularidades y particularidades, por lo tanto no es posible aceptar conceptos absolutistas o conceptos rígidos que no permitan reflejar las diversas abstracciones de las singularidades humanas.
La elaboración de conocimiento debe tener un proceso de co-construcción social que permita su apertura o flexibilidad a las divergencias que se van presentando a través del tiempo o de otro modo solo se transformarían en ejercicios de poder mediante una racionalidad instrumentalizada que intenta normalizar el plano social sin lograr comprender lo real.
Por lo anterior, acorde a los planteamientos expuestos es imperante aceptar la racionalidad dialógica para la producción de conocimiento. La racionalidad del profesional no puede ser impuesta en este proceso. La imposición de una racionalidad que dirige la construcción de conocimiento no se condice necesariamente con la realidad de las familias y si lo hace, no es de esperar que esto sea así a lo largo del tiempo. Por lo que el conocimiento que es producido por el profesional no puede ser válido para todas las intervenciones, ni para todos los contextos. En conclusión, el conocimiento se debe adaptar a las singularidades.
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