Las conductas suicidas
13 de Noviembre de 2013
6.481 Palabras (26 Páginas)572 Visitas
Título:
Las conductas suicidas.
Autores:
Pablo Cano Domínguez, Jose Miguel Pena Andreu, Manuel Ruiz
Ruiz.
Institución:
Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica. Universidad de
Málaga. Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico Universitario.
Málaga.
Pablo Cano Domínguez.
Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica.
Universidad de Málaga. Campus de Teatinos s/n. Málaga.
Tfo. : 952514768. E-mail: pablo@costanet.es.
2
Indice
I. Introducción.
II. Epidemiología.
III. Factores asociados.
1. Sexo.
2. Edad.
3. Raza.
4. Estado civil.
5. Religión.
6. Ocupación.
7. Distribución geográfica.
8. Estacionalidad, día de la semana y hora del día.
9. Métodos.
10. Conducta suicida previa.
11. Salud física.
12. Salud mental.
IV. Teorías sobre el suicidio.
1. Modelos biológicos.
A/ Hipótesis genéticas.
B/ Hipótesis neurobioquímicas.
2. Modelos psicológicos.
A/ Teorías psicoanalíticas.
B/ Teorías existenciales.
3. Teorías psicosociales.
4. Modelos actuales.
V. Valoración del paciente suicida.
1. Anamnesis y exploración.
2. Valoración del riesgo suicida.
VI. Actitud terapéutica.
3
I. Introducción
La Organización Mundial de la Salud1 define la expresión “acto suicida” como “todo
hecho por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, cualquiera que sea el grado de
intención letal y del conocimiento del verdadero móvil”. El término “parasuicidio” fue
introducido por Kreitman2 para referirse a toda conducta autolesiva no mortal, sin considerar
esencial en la definición la intencionalidad hacia la muerte.
Probablemente el suicidio ha existido desde siempre y en muchas sociedades, pero a lo
largo del tiempo ha cambiado la actitud hacia él. Anteriormente a la era cristiana, en la Roma
clásica, el suicidio era entendido de una forma favorable. Se entendía que la vida merecía la
pena ser vivida en términos de cualidad más que de cantidad. Con el advenimiento del
cristianismo, el suicidio es considerado un acto contrario a la razón y pecaminoso. San
Agustín en el siglo IV y, más tarde, en el XIII, Santo Tomás de Aquino dan cuerpo teórico a
esta posición. Esta idea ha sido fundamental en el mundo occidental hasta casi nuestros días y
ha penetrado la sociedad a través de generaciones. Baste recordar para ilustrar este aspecto el
tratamiento legal que la mayoría de los países occidentales han dado al suicidio (hasta el año
1961 el suicidio estaba penado en Inglaterra, por ejemplo). El siglo XVIII trae nueva luz con
la aparición de Rousseau quién parece desplaza a la sociedad el pecado, y con Hume, el cual
trata de descriminalizar el acto suicida. El estudio moderno del suicidio comienza con el siglo
XX y de las diversas teorías propuestas nos ocuparemos más adelante.
II. Epidemiología
Los estudios estadísticos sobre conductas suicidas arrastran importantes dificultades
metodológicas, ello ha hecho sospechar siempre a los estudiosos de la materia que los datos
obtenidos minusvaloran el peso del problema3. Con todo, el suicidio fue identificado ya en
1970 por la Organización Mundial de la Salud4 como un problema mayor de salud pública y
como fuente de un enorme gasto de recursos en todos los niveles de la asistencia sanitaria. El
suicidio es la novena causa de muerte en los Estados Unidos, pero sube hasta la primera en
algunos países del norte de Europa en el rango de edad entre 25 y 34 años5.
En nuestro país, tradicionalmente situado entre los países con tasas de suicidio más
bajas, la equiparación cultural y social con los países del norte de Europa, y el incremento en
la expectativa de vida, explican el crecimiento de estas tasas y hacen sospechar un
comportamiento en este sentido en los años venideros6. El Instituto Nacional de Estadística7
4
publica anualmente datos sobre el suicidio en España. En el año 1976 el coeficiente de
suicidio por 100000 habitantes fue de 3,57 llegando en 1991 al 5,27. Trabajos probablemente
más cercanos a la realidad ofrecen coeficientes alrededor de 108,9. El estudio más serio del
que tenemos noticia fue realizado por un equipo europeo de la Organización Mundial de la
Salud10 entre los años 1989 y 1992. En él, el coeficiente de intentos de suicidio por 100000
habitantes medio europeo fue de 136 para hombres y 186 para mujeres. En España los datos
obtenidos fueron de 45 para los hombres y 69 para las mujeres, los más bajos entre los países
participantes en el trabajo.
III. Factores asociados
El suicido no tiene “causas”, pero sí existen factores que se asocian a él.
III.1. Sexo
Los hombres consuman el suicido más frecuentemente que las mujeres. Este dato varía en
función de la localización geográfica, ratio varón/mujer desde 1,3 en Asia a 4,1 en América,
pero no en relación con la edad5. El intento de suicido es, sin embargo, más frecuente entre
mujeres como queda ilustrado con los datos para Europa anteriores. Se detecta una tendencia
a disminuir esta diferencia de sexos en los intentos de suicidio10.
III.2. Edad
La tasa de suicidio crece con la edad, siendo muy baja por debajo de los 12 años (aunque
con tendencia a subir) y llegando hasta el punto más alto en los varones mayores de 75 años,
en los que llega a ser más de 3 veces mayor que la de los jóvenes11. Los intentos de suicidio
son más frecuentes entre los jóvenes que entre los ancianos. Así las tasas más elevadas de
conductas parasuicidas pertenecen al grupo de edad entre 15 y 24 años en las mujeres y al
situado entre 25 y 34 años en el caso de los varones10.
III.3 Raza
Los datos provenientes de Estados Unidos describen una tasa de suicidio entre los blancos
casi 2 veces superior a la de otros grupos11.
5
III.4. Estado civil
Es conocido que el suicidio es más frecuente en las personas solteras, separadas,
divorciadas o viudas12. El matrimonio parece proteger del suicidio, especialmente si se tienen
hijos y si se es mujer. Como excepción se presenta el rango más joven de edad, en el que el
matrimonio incrementa el riesgo de suicidio. Entre los intentos de suicidio también están más
presentes que en la población general los solteros y los divorciados.
III.5. Religión
Aunque tradicionalmente se ha considerado el suicidio menos frecuente entre los católicos
que entre los protestantes o los judíos, el estudio de la OMS no encontró una distribución de
la afiliación religiosa diferente a la de la población general entre las personas que habían
intentado el suicidio10.
III.6. Ocupación
La relación entre conducta suicida y desempleo ha sido comprobada en numerosas
ocasiones. Entre los individuos activos, un 32% de los varones y un 23% de las mujeres se
encontraban desempleadas en el estudio referido10. Entre las diversas profesiones, las liberales
son las más propensas al suicidio y, entre éstas, los médicos han sido considerados como los
de más alto riesgo11. También se ha hallado relación significativa entre un nivel bajo de
educación y suicidio10. Así mismo entre los suicidas existe un porcentaje elevado de personas
provenientes de una clase social muy baja e igualmente de las más elevadas, ejecutivos por
ejemplo12.
III.7. Distribución geográfica
Existen grandes diferencias entre las tasas de los diversos países. En general, puede
decirse que las tasas de América latina son inferiores a las de Estados Unidos, y que las del
sur de Europa son menores a las del norte y el este5. Tanto las tasas de suicidio como las de
intento de suicidio son mayores en las áreas urbanas y, entre las ciudades, en las de mayor
tamaño. Es más frecuente el suicidio en zonas urbanas en las que la población es cambiante,
sin hogar fijo o de mayor edad, y en los barrios más pobres. Es menos frecuente en las zonas
residenciales.
6
III.8. Estacionalidad, día de la semana y hora del día
La mayor parte de los estudios estadísticos disponibles coinciden en señalar un descenso
en las tasas de suicidio en los meses de invierno, incrementándose gradualmente a medida que
se acerca la primavera y con picos en Mayo y Junio13. Vuelven a caer las tasas a partir de
Agosto. Parece establecido que los días medios de la semana y las horas de la tarde y la noche
son las más frecuentadas por los suicidas.
III.9. Métodos
A pesar de las diferencias entre países, relacionadas con la disponibilidad o la aceptación
social, parece claro que los hombres suelen optar por métodos más violentos y las mujeres por
otros menos agresivos14. Esta es la causa final de que los hombres consumen el suicidio con
más frecuencia que las mujeres. En nuestro país los métodos más habituales son la
precipitación y la suspensión15. Entre los intentos de suicidio el método
...