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NEUROBIOLOGÍA DEL APRENDIZAJE


Enviado por   •  10 de Marzo de 2013  •  2.235 Palabras (9 Páginas)  •  693 Visitas

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El aprendizaje y la memoria son las funciones superiores esenciales que nos permiten adaptar al medio y construir nuestra historia individual. Constituyen dos procesos cerebrales estrechamente ligados que producen cambios adaptativos en el comporta-miento de los organismos. En el aprendizaje se utilizan, al menos, dos estrategias cognitivas. La primera genera la memoria implícita ―inconsciente y rígida―, una memoria de hábitos radicada en las regiones cerebrales que procesan la información sensorial y motora. La segunda da lugar a la memoria explícita ―consciente y flexible― que puede expresarse en situaciones y contextos diferentes de los del aprendizaje original; es de carácter relacional, dependiente de la región hipocampal y basada en información almacenada en la corteza y en otras regiones cerebrales.

El acto de aprender es la piedra angular del desarrollo. Exige que el sistema nervioso sea modificado de forma estable por los estímulos ambientales que recibe, lo cual se consigue merced a la propiedad de la plasticidad. Las formas de aprendizaje son muy variadas y en ellas participan estructuras muy diversas del sistema nervioso central. En la especie humana cobra particular relevancia el desarrollo del neocórtex y de las áreas corticales de asociación, especialmente de la corteza prefrontal; participan también de forma muy importante en determinadas formas de memoria el hipocampo, los núcleos basales telencefálicos y el cerebelo. Los procesos de atención y de memoria –a corto y largo plazo, declarativa y no declarativa- constituyen la base fundamental del aprendizaje y de la actividad cognitiva. Pero el conocimiento es modulado intensamente también por la actividad emocional.

La conducta es el resultado de la interacción entre los genes y el medio ambiente: los genes proporcionan las capacidades que permiten al individuo desarrollar ciertas tareas. El aprendizaje y la memoria son los sistemas fundamentales a través de los cuales el medio genera cambios en la conducta de los seres humanos.

El aprendizaje es la modulación de las capacidades del individuo, y se produce como resultado de la experiencia; la memoria es el proceso dinámico por medio del cual el conocimiento adquirido se codifica, se almacena y puede ser recuperado más tarde. Se trata de dos procesos interdependientes susceptibles de sufrir modificaciones en función de los estímulos ambientales.

Hablar de aprendizaje no solo es referirse a las tareas que un individuo puede desarrollar, sino también a su percepción del entorno o, dicho de otro modo, a su interpretación de lo que sucede en su medio ambiente. En tal sentido, este proceso involucra mecanismos perceptivos y asociativos mediante los cuales el individuo adquiere el conocimiento sobre el mundo y sobre sí mismo.

A partir del aprendizaje, los organismos modifican su conducta para adaptarse a las condiciones cambiantes e impredecibles de su entorno. Este mecanismo, junto con las fuerzas selectivas de la evolución, constituye la forma principal de adaptación de los seres vivos. Ciertamente, cuanto más cambiante sea el medio, más plástica deberá ser la conducta. Más aún, los organismos que viven en ambientes diferentes también presentan grados diversos de plasticidad conductual.

Dado que la plasticidad conductual es el reflejo de la que caracteriza a las neuronas y al sistema nervioso, un individuo tendrá más posibilidades de aprendizaje cuanta más plasticidad presente su sistema nervioso.

Ahora bien, el aprendizaje y la memoria no solo dependen de la actividad del sistema nervioso sino también del sistema endocrino. Las estructuras del sistema nervioso permiten al individuo interrelacionarse con su entorno, registrar sus experiencias, retenerlas, modularlas y recuperarlas. Las células nerviosas generan y conducen estímulos nerviosos entre las distintas células del cuerpo con una elevada velocidad de transmisión. Por su parte, el sistema endocrino está constituido por glándulas y células endocrinas que producen y secretan hormonas, mensajeros químicos moduladores de la fisiología celular; pero a diferencia de las células nerviosas, su velocidad de conducción es más lenta aunque más persistente.

Si bien ambos sistemas dependen de factores genéticos, las últimas investigaciones indican que el desarrollo de la experiencia afecta profundamente su funcionamiento y, en consecuencia, también influye en la memoria y el aprendizaje.

Cabe subrayar que el aprendizaje y la memoria son mecanismos tan estrechamente vinculados en numerosas funciones del cerebro ―entre otras, el lenguaje, las emociones y la percepción sensorial― que aún subsisten dificultades para determinar el grado de participación específica de cada uno de ellos en ciertos procesos cerebrales o conductuales.

La memoria no es una entidad unitaria, sino una compleja combinación de funciones. Esto ha dado lugar a que sus distintas modalidades hayan sido clasificadas en atención a criterios diversos.

En principio, y salvo en situaciones con alto contenido emocional, la memoria no se forma de un modo instantáneo cuando se recibe la información, sino que es un proceso que comprende, al menos, dos etapas subsecuentes: la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. La memoria a corto plazo es un espacio de almacenamiento temporal de la información inmediatamente accesible a la consciencia por ejemplo, un número de teléfono. Este tipo de memoria puede durar desde segundos hasta pocos minutos, y en ella, la información se estructura mediante diversos procesos de codificación ―verbales, visuales, semánticos, etcétera.

La memoria a corto plazo permite realizar actividades cognitivas básicas e inmediatas y constituye, de ese modo, el mecanismo básico para el aprendizaje de conocimientos nuevos, la comprensión del ambiente y la resolución de problemas. A diferencia de la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo se genera de manera pasiva y dura años y, en algunos casos, puede durar toda la vida.

Este tipo de memoria permite la conservación duradera de la información gracias a la codificación y al almacenamiento. No obstante, la consolidación dependerá de la impor-tancia emocional de la información y de la repetición.

El contenido almacenado en la memoria a largo plazo puede consistir en conocimientos adquiridos a partir de experiencias, sonidos, imágenes, conocimiento general y hasta acciones, como así también en información verbal, aquella que puede traducirse en palabras, y no verbal, rostros o imágenes que no tienen significado. Estas diferencias hacen posible distinguir dos formas de memoria a largo plazo:

• La memoria explícita o declarativa, y

• La memoria implícita o no declarativa.

La Memoria explícita,

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