Aguacates Juan
Atormentado12 de Septiembre de 2013
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INTRODUCCION
La perseverancia y el deseo de superación es una parte fundamental en el desarrollo de todo ser humano, solo cuando se tiene tenacidad se puede llegar a la meta trazada. Esta obra nos muestra como Juan y su familia logra salir adelante a pesar de todos los problemas y obstáculos encontrados en el camino hacia el éxito.
En el mundo de los negocios hay que afrontar los riesgos y saber cuándo se puede hacer una inversión o no. Aguacates Juan nos va mostrando como las decisiones tomadas en su justo momento pueden salvar el negocio o llevarlo a la ruina, por esto debemos saber cuándo tomar:
1. La gran decisión. Eligiendo las oportunidades
2. Además saber para qué sirven los nombres
3. Saber que cualquier camino es bueno, si no sabes para dónde vas.
4. Ganar más o vender más, es un dilema que hay que tomar en cuenta.
5. De negociar y vender, todos debemos saber.
6. Nadie nace sabiendo y toda persona sirve para algún trabajo.
7. Del dicho al hecho hay un gran trecho.
8. Saber que muchas veces no hay escapatoria.
Aguacates Juan, es una excelente obra que narra como un humilde hombre de campo puede llegar a logra lo que se había propuesto, gracias a su honestidad, empeño y dedicación, realizando todo con mucho amor y poniendo su mejor esfuerzo para que todo le saliera bien.
RESUMEN DE LA LECTURA
1- La gran decisión
Todo ser humano tiene un momento en su vida en que debe tomar una decisión, la cual lo marcara para siempre, en el caso de Juan salir de su campito para irse a la gran ciudad dejando todo atrás, incluso su familia, lo que más adoraba la plantación de aguacates en donde había trabajado desde que tenía conocimiento y uso de razón, era algo que sin pensarlo lo marcaria de forma definitiva.
Su compadre Ramón le tenía un empleo vendido esquimalitos en una esquina de la capital, no era algo que le fascinara mucho pero tenía que sacar su familia adelante. Comienza su faena y al mismo tiempo a relacionarse con los demás vendedores, aprendiendo como vender más hasta el punto de tener oferta para pasar a trabajar al almacén por ser un vendedor destacado. Teniendo una conversación con uno de los vendedores de aguacates de la esquina quien está decidido a dejarlo por entender que vendiendo otros productos le iría mejor, Juan hace cambio inesperado y se decide a tomar la esquina y vender aguacates, tomando en cuenta que de eso era lo que más sabía.
Consulta con su compadre, éste le da su aployo incondicional, busca su cuaderno y escribe su objetivo: ganar más dinero para alquilar la casa de en frente, traer a la familia del campo y pagar la universidad de María, con todo y pasaje que estaba muy caro.
Juan tiene su objetivo claro, ahora comienza a preguntarse: ¿Cuánto me puede dejar cada trabajo?, ¿Con cuál puedo crecer más?, ¿Cuál es menos competitivo?, ¿Cuál me ofrece más seguridad?, ¿Cómo varían las ventas en el año?, ¿Hay días buenos y malos? ¿Por qué?, por otra parte: ¿Cuál yo conozco más que los demás?, ¿En cuál me puedo destacar?, ¿Por qué me compraran a mí y no a otro vendedor? Con la cabeza al explotar, Juan buscaba una respuesta, pero solamente tenía más y más preguntas. Repasaba en su mente con el cuidado de un cirujano: es un producto complicado, perecedero, que hay que tratarlo con mucha delicadeza. Los márgenes son buenos, y pueden ser mejores si se consigue un buen suplidor en el mercado y se compran cantidades mayores, incluso directamente del campo.
Juan va temprano al mercado donde don Pedro a quien conocía hace tiempo y le plantea su negocio, se pusieron de acuerdo en el precio, el monto del crédito, y Juan seleccionó su primera partida de aguacates. Así comienza su gran negocio.
2- ¿Para qué sirven los nombres?
Los clientes seguían creciendo y la familia estaba más unida que nunca, María su hija, José su hijo y su esposa Esperanza.
María estaba en la universidad, José estaba en bachillerato y Esperanza hacia empanadas para vender en casa y cercano.
Un día una clienta importante de un carro lujoso le dice que mandó a su chofer a comprarle aguacates y estaban podridos, por lo que él le dice que no puede ser, que quizás le compró a otro y le da unos aguacates en recompensa, aunque no acepta que fue él.
Llega a casa y cuenta lo sucedido a la familia y María le pregunta si eso ya le había pasado, a lo que Juan contesta que sí, pues en otra esquina hay otros vendiendo aguacates y no saben hacerlo, por lo qua la familia se le ocurre que si sus aguacates tienen un distintivo ya no los confundirán, María se encarga que un amigo le diseñe el logo y mande hacer las etiquetas así como las que ponen en las manzanas y Juan manda hacer un chaleco con el distintivo.
El nombre les cuesta mucho encontrarlo pero lo sacan de cómo le dicen a Juan en la calle, pues los clientes solo le dicen “Aguacates, Juan”, por lo que deciden llamarse así, esto hará que ya nunca lo confundan y tengan una presencia buena en la gente sin que nadie lo arruine.
La familia se entusiasma con la innovación que harán y se disponen a hacerlo realidad. Tomando en cuenta que las marcas ayudan a los consumidores a conocer los productos que prefieren para volverlos a comprar.
Su mente no deja de trabajar ni un segundo, pensando en su negocio y en el futuro de su familia: Tendré una marca como las grandes empresas.
3.- Cualquier camino es bueno, si no sabes para dónde vas
Una semana después Juan llego a la esquina como de costumbre pero ese día con algo muy especial en el, luego de que clasificara sus aguacates, saco un chaleco color verde se lo coloco junto con una gorra también verde que hacia juego, y un logo amarillo con el nombre de ‘’Aguacates Juan’’ en letras verde, y se dividió el dinero que traía en los bolsillos del chaleco.
Finalmente salió a vender como de costumbre y los otros vendedores de la esquina se burlaron de el por su nuevo traje, le dijeron que parecía uno de sus aguacates y mas burlas que Juan ignoro y siguió vendiendo sus aguacates como siempre.
Al final del día Juan fue a visitar a Don para comprar más aguacates, porque los que tenía madurando en su casa no les alcanzarían para el día siguiente.
Cuando fue a comprarle más aguacates a Don Pedro él le comento a Juan que había recibido una mejor oferta de aguacates, directamente de una finca, y le propuso que si Juan compraba la mitad del camión y él la otra a un mejor precio, las ganancias incrementarían, pero por otro lado Juan estaba dudoso porque una oferta así sino resultara, sería una gran pérdida y el no estaría preparado para enfrentarla. Juan no le prometió nada a Don Pedro pero si le dijo que lo iba a consultar con su familia.
Cuando Juan llego a casa desmonto los aguacates en el almacén del patio y ahí entro a casa a cenar con la familia, finalmente en la mesa con su familia comentó todo lo ocurrido, desde las burlas de los otros vendedores y los clientes hasta la propuesta de Don Pedro de comprarle más aguacates para incrementar las ventas.
Mientras fueron debatiendo la situación, Juanito que ya estaba de vacaciones ayudaría con las ventas a su padre para también ganarse una comisión por cada aguacate vendido, discutieron el precio de los aguacates y llegaron a un acuerdo de que los días más lentos le bajarían el precio para hacerle una oferta más llamativa a las personas, mientras María estaba visitando algunos restaurantes de la zona con la passola que se había comprado de medio uso y a escondidas de Juan. Se tenía un camino para llegar a una meta y para esto se debía vender muchos aguacates en toda la zona, lo más importante era saber cuánto se podía vender al añadir a Juanito y a los restaurantes.
4.- Ganar más o vender más, ese es el dilema
Habían pasado varias semanas desde que Juanito entró a cubrir la Lincols y sus ventas iban en ascenso. Juan había cerrado el negocio con don Pedro y el lunes próximo recibían el primer camioncito de aguacates. Su personalidad de debatía entre el potencial y el riesgo del negocio. Son muchos aguacates por vender, y somos Juanito y yo solamente. ¿Por qué arriesgarme si el negocio va bien como está? ¿La gente está en olla y no creo que compre más aguacates?
Esa misma mañana María se aventuro a ir a un restaurante de carnes donde trabajaba una amiga de ella Josefina, ya con una encuesta preparada previamente de la cual discutió con su padre empezó a realizarle preguntas a Josefina, y más tarde ella llamo a un Joven llamado Andrés a quien le hizo una muy buena oferta tras escuchar su opinión acerca de cómo le gusta invertir en aguacates y lo que piensan sus clientes, María le ofreció unas muestras al día siguiente para ver si cerraban el trato y podían negociar con ese restaurante. María resumía los hallazgos de su primera entrevista: compran mucho, son exigentes, quieren aguacates perfectamente madurados y de tamaño estándar, y están dispuestos a pagar el precio de la plaza.
Mientras Juan seguía su rutina al pie de la letra, ofreciendo, riendo, devolviendo, manejándose entre el flujo imparable del flujo de los autos. Luego de que María saliera de la universidad un poco más tarde que de costumbre, fue a casa de su amigo el diseñador gráfico a recoger las etiquetas
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