Árbol entre dos Muros. Pacheco

Comentario de Texto Lírico

Sitiado entre dos noches                                                         
el día alza su espada de claridad: 
mar de luz que se levanta afilándose, 
selva que aísla del reloj al minuto. 

Mientras avanza el día se devora. 
Y cuando toca la frontera en llamas 
empieza a calcinarse. De tu nombre 
brotan la luna y su radiante armada, 
islas que surgen para destruirse. 

Es medianoche a la mitad del siglo. 
Resuena el huracán, el viento en fuga. 
Todo nos interroga y recrimina. 
Pero nada responde. 
Nada persiste contra el fluir del día. 

Al centro de la noche todo acaba 
y todo recomienza. 
En la savia profunda flota el árbol. 
Atrás el tiempo lucha con el cielo. 
El fuego se arrodilla a beber rescoldos. 
La única luz es la que da el relámpago. 
Y tú eres la arboleda 
en que el trueno sepulta su rezongo.

1. Adecuación

• Contextualización y localización del texto

El poema “Árbol entre dos muros” pertenece al autor mexicano José Emilio Pacheco, nacido y fallecido en México en 1939 y 2014 respectivamente.  El autor pertenecía al movimiento literario conocido como “Generación de Medio Siglo”, un movimiento caracterizado por su crítica a la sociedad de actualidad. Pacheco tuvo varias etapas en su carrera como escritor, y el poema presente pertenece a la primera etapa de su poesía, constituida por sus libros “Los elementos de la noche” y “El reposo del fuego”. Como podemos ver, el poema trata sobre el inexorable paso del tiempo y muestra claras influencias de Heráclito, características principales de su primera etapa como escritor. El carácter cíclico del tiempo es referenciado a fondo en el poema, desde un enfoque un tanto trágico y de resignación sobre el carácter efímero de las acciones de los hombres.

• Tipología

Este poema pertenece al género lírico, pero debido a su falta de métrica constante y modelos de rima no puede ser categorizada bajo ninguna estructura poética formal.

1. Coherencia

• Síntesis del texto

El poema aparentemente habla sobre un árbol, pero esto no es más que un símbolo que Pacheco le atribuye al día, y a través de esta metáfora expresa su sentimiento de resignación al corto tiempo del día (quizás una metáfora para las acciones del hombre) y el imparable paso del tiempo.  El hablante lírico es una persona, un yo lírico que se encuentra reflexionando sobre el tiempo, por lo tanto, el objeto lírico dentro de este texto es el tiempo. La actitud lírica con la que el hablante lírico se dirige al objeto es enunciativa, debido a que siempre se refiere al tiempo de una manera externa, no en segunda persona. El tono del poema, como se ha dicho anteriormente, es un tono de resignación principalmente, pero también se evidencia un claro desencanto e impotencia hacia lo que hace el tiempo (destruye las acciones de los hombres) , pero al mismo tiempo un tono de confusión y de cierta curiosidad (enfocada desde un punto de vista trágico) también se ve en el texto.

• Tema

Mediante el previo análisis de los recursos del texto, se puede proponer al motivo lírico de este poema como el fluir cíclico del tiempo. El texto contiene ideas que apoyan a este tema principal, que se perciben de la siguiente manera:

El primer apartado está constituido por la primera y segunda estrofa del texto, y en este apartado se trabaja la idea de la descripción del día, se menciona que este está “sitiado” o acorralado por la noche, resaltando el su corta duración y también su irrelevancia para el pasar del tiempo.

La tercera y cuarta estrofa del poema constituyen el segundo apartado. Aquí se construye más directamente la idea del pasar del tiempo con la aparición del yo lírico por primera vez en el texto, mediante un apóstrofe (“Ante el día calcinado dejo caer tu nombre”), quien se pregunta porque el tiempo y la existencia cuestionan a los humanos con preguntas existenciales, pero se mantiene al margen de cualquier respuesta que los humanos puedan tener. Se resalta una vez más el paso inexorable del tiempo, debido a que con el último verso (“Nada persiste contra el fluir el día”) la voz lírica implica que las preguntas existenciales no tienen ninguna importancia, debido a que el tiempo se lo llevará todo con él.

El tercer y último apartado es constituido por las dos últimas estrofas, donde se vuelve a trabajar la idea de la metáfora del árbol, pero esta vez con más uso de metáforas que relacionan a la naturaleza con otros significados más profundos. Esta vez la voz lírica menciona que a igual manera que el día es efímero, la noche también lo es, debido a que esta acaba y continúa el ciclo, dando por hecho de que el poema trabaja la idea del paso del tiempo cíclico e inexorable.

1. Cohesión

• Estructura Externa

El poema está compuesto por 6 estrofas, dos cuartetos, dos tercetos y dos sextetos. No existe una licencia de métrica constante, hay versos de arte mayor y menor, pero no sobrepasa las 15 sílabas ni se usan menos de 7 sílabas. Predominan los versos endecasílabos.  No existe una rima constante, a veces se ve una rima asonante, pero son versos libres.

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