CRITERIOS DE VERDAD FILOSOFIA
maferht2010 de Abril de 2013
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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO
DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE HUMANIDADES
I. VERDAD.
En el origen de la palabra verdad podemos encontrar varios significados si analizamos etimológicamente la palabra en las tres lenguas de las culturas que han ejercido mayor influencia en la nuestra propia, la cultura occidental:
a. El griego utiliza la palabra alétheia, que significa “lo que no está oculto” por lo que podría entenderse como “descubrimiento”. La falsedad, los pseudo, es su contrario, el “encubrimiento”. Así que la verdad en griego significa descubrir cosas, desvelar lo que son. Aquí hablamos primero de mostrar la cosa misma, y sólo secundariamente decir lo que es, en la medida que para dar cuenta de la verdad se precisa del lenguaje.
b. El latín utiliza el término veritas que se refiere concretamente a la “exactitud y el rigor en el decir”. Verum es “lo exacto y completo”. Veritas hace referencia directa al decir, matiz que recoge la palabra castellana “veracidad”, que se opone a “mentira” o “engaño”.
c. En hebreo la palabra emunah expresa la verdad en el sentido de confianza de que se cumpla algo que esperamos.
Se trata de tres sentidos diferentes (descubrimiento, exactitud y confianza) que están presentes y constituyen el origen del término verdad consolidado por la tradición europea.
La ciencia y la filosofía son saberes. Aspiran a elaborar sistemas de proposiciones verdaderas relativas a aquellas realidades sobre las que versan. Los saberes lo son porque dicen la verdad, sólo cuando alcanzamos la verdad se da conocimiento. Pero no basta con esto para que haya saber: una proposición puede ser verdadera sin que se sepa que lo es o, aún sabiéndolo, ser verdadera por mera casualidad. La ciencia y la filosofía son saberes no sólo porque sea verdad lo que afirman sino porque saben en qué consiste la verdad de lo que enuncian. Aquello en lo que consiste la verdad de cada disciplina es su criterio de verdad. Hay varios tipos de verdad en función de los criterios de verdad que establezcamos. En función de estos criterios y tipos de verdad se han elaborado diversas teorías de la verdad a lo largo de la historia de la filosofía que han constituido propuestas epistemológicas alternativas.
II. CRITERIOS DE VERDAD:
Se llama criterio de verdad a aquella característica o procedimiento por el cual podemos distinguir la verdad de la falsedad y estar seguros del valor de un enunciado.
Entre los criterios que podemos establecer mencionaremos los siguientes:
a. La autoridad. Una afirmación se acepta como verdadera por proceder de alguien a quien se concede crédito por su conocimiento de la materia.
b. La tradición. Se toma por verdadero aquello que a lo largo del tiempo se ha aceptado como verdadero y goza de un apoyo popular o institucional.
c. La correspondencia entre el pensamiento y la realidad. Lo que pensamos será verdadero si al comprobarlo coincide con la realidad empírica. Y como el pensamiento se expresa en el lenguaje, el criterio consiste en establecer la adecuación o correspondencia entre lo que se dice y lo que es. La comprobación experimental es una forma de buscar esta adecuación.
d. La coherencia lógica. Es un criterio lógico-matemático, que consiste en comprobar que no existe contradicción entre los enunciados que pertenecen a un mismo sistema y que éstos se derivan necesariamente de los axiomas o principios establecidos.
e. La utilidad. Un enunciado será verdadero cuando sea beneficioso y útil para nosotros, cuando nos permita orientarnos en la realidad y avanzar en nuestras investigaciones.
f. La evidencia. Es el criterio fundamental. Es evidente lo que se nos presenta como indiscutible, como intuitivamente verdadero, aunque a menudo sea necesario mostrarlo mediante razonamientos. Según las fuentes del conocimiento, si atendemos a su origen, podemos encontrar dos tipos de evidencia racional.
Atendiendo a la razón se han considerado evidentes los primeros principios como el de identidad (A es A) o el de no contradicción (no es posible al mismo tiempo A y no A), y atendiendo a la sensibilidad son evidentes los datos de los sentidos, por lo que hablaremos de evidencia racional o evidencia sensible.
g. La intersubjetividad. Para que algo sea admitido como verdadero ha de ser aceptable para cualquier sujeto racional. Este criterio se basa en la idea de que el conocimiento es compartible por todos, no exclusivo de una persona en particular.
Aunque es cierto que un solo investigador puede defender la evidencia de una hipótesis científica, si ésta no es aceptable públicamente por la comunidad no podrá ser admitida como verdadera. La verdad no es algo privado, sino que requiere el consenso de la comunidad. La verdad exige consenso en el sentido de que no es algo misterioso que esté reservado a unos pocos o que sólo unos pocos puedan alcanzar.
La verdad, para serlo, ha de poder ser comunicada y comprendida por todos.
III. EL PROBLEMA DE LA VERDAD
Existen tres formas clásicas de negación de la verdad, las cuales son agnosticismo, escepticismo y relativismo. Claro está, estas negaciones tienen bases y justificaciones diferentes.
a. ‘Agnosticismo’, del griego agnostos, de agnoein, -no saber, ignorar-, es un término acuñado por Thomas Henry Huxley en 1869, para diferenciar su sistema de ideas del de los metafísicos, que mantenían poder probar la existencia de Dios o sostenían la racionalidad de la fe. En general, supone la afirmación de que no hay que creer en aquello para lo cual no existen suficientes pruebas. En sentido estricto, suele entenderse como la afirmación de que no es posible afirmar racionalmente la existencia de Dios ni su no existencia.
b. ‘Escepticismo’ del griego skeptomai, investigar atentamente, o simplemente de skeptesthai, investigar. Concepción en teoría del conocimiento que sostiene, en principio, que la mente humana no es capaz de justificar afirmaciones verdaderas. Un escepticismo extremo o absoluto sostendría que no existe ningún enunciado objetivamente verdadero para la mente humana, o la imposibilidad total de justificar afirmaciones verdaderas. El escepticismo moderado o relativo sostiene que son pocos los enunciados objetivamente verdaderos, o bien establece dudas razonadas sobre la capacidad de la mente humana de poder conocer las cosas y, por lo mismo, la somete a examen. Este relativismo propugna una actitud crítica ante el dogmatismo.
c. ‘Relativismo’, -del latín relativus, relativo, de referre, que es llevar algo a su punto de partida- es aquella afirmación de que todo conocimiento o todo valor moral dependen esencialmente del punto de vista del sujeto que los tiene. Hay relativismo cuando la dependencia del punto de vista subjetivo es total. Sus dos especies clásicas son el relativismo epistemológico y el relativismo ético. El primero defiende que no hay verdades universalmente válidas e independientes de la apreciación de los sujetos; el segundo niega que existan normas morales universalmente válidas. La consecuencia es que tanto el mundo del conocimiento como el de la moral dependen de diversos condicionamientos, que pueden ser el individuo, la sociedad o la cultura, ya sea en el aspecto psicológico, sociológico o histórico.
Comparado con el escepticismo, el relativismo afirma menos. El escepticismo afirma que no hay verdades o, si las hay, son escasas. El relativismo sostiene que las verdades tienen un valor relativo al -en dependencia con el- sujeto. El relativismo se distingue del subjetivismo en que éste establece una dependencia directa entre el conocimiento o el valor y la consideración del sujeto; mientras que el relativismo hace depender el conocimiento o el valor de factores externos al sujeto. En la práctica se identifican, porque en la expresión «el hombre es la medida de todas las cosas» -quintaesencia del relativismo- el término «hombre» ocupa el lugar del sujeto pensante y el lugar de la historia cultural de este mismo sujeto pensante.
En la sociedad de la información, en la época actual, el problema de la verdad es más acuciante que nunca. Existen muchos medios de comunicación e información, donde Internet, quizá la tecnología de la información más importante de nuestro tiempo, tiene un especial protagonismo. Estamos inundados de información, y en teoría, hay una enorme facilidad para acceder a ella; sin embargo, no tenemos ninguna seguridad acerca de la veracidad de la mismas, ni podemos entender demasiado bien el por qué se seleccionan determinadas noticias, mientras que muchos otros hechos son ignorados. ¿Qué criterios siguen esas selecciones? De qué modo se elabora la información que nos permita valorar su veracidad? En esta época el saber es tan inabarcable que cada parcela de las especializaciones es un compartimento estanco opaco para los legos en la materia en cuestión, y donde comprobar la veracidad de las informaciones procedentes de los distintos campos del saber muchas veces no puede ir más allá de los argumentos de autoridad y de la impenetrabilidad de las afirmaciones ex catedra.
Desde luego, la problematización de la verdad llega más lejos cuando desde determinados ámbitos se defiende la posesión de una verdad absoluta, en muchos casos excluyente, y algunos otros, incluso defendiéndose a modo de imposición o
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