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Filosofía Clase

121366Examen25 de Marzo de 2020

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ACTIVIDADES

Leer ambos textos y responder:
1- ¿Qué es la filosofía para cada autor?

2- ¿Qué diferencia a un sabio de un filósofo?

3- ¿Qué opinás con respecto a lo que plantea H. Mugica acerca de que “hay tan pocos sabios”?
4- Elegir la frase del texto de H. Mugica que más te haya gustado y redactar un breve ensayo (200 palabras) explicando las razones del porqué de tu elección.

5-Subir las respuestas con Nombre, apellido y curso a la carpeta de Google Drive “RESPUESTAS”

ES IMPORTANTE QUE EL NOMBRE DEL ARCHIVO SEA “NOMBRE_APELLIDO_CURSO.docx”
ejemplo: Juan_Mastropiero_5ª.docx

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  1. La etimología de filosofía y su origen histórico

La filosofía es etimológicamente amor al saber -φιλοσοφια−  y la encontramos por primera vez en un texto de Heráclito, pero según menciona Cicerón, fue acuñada por Pitágoras.

Cicerón, Disputatio Tusculanas, libro V cap. 3. nº 7-9

“Yo confieso que el nombre filosofía es moderno; pero afirmo que la cosa (el saber filosófico) es muy antigua. Y en cuanto a la sabiduría misma, quien se atreverá a negar no solo que es realmente muy antigua; sino que también lo es su nombre ¿Y a qué cosa concedían los antiguos ese nombre hermosísimo de Sabiduría, sino al conocimiento de las cosas divinas y humanas y de los principios y causas de todos los seres? Así florecieron aquellos siete varones que los griegos llamaron Sophos.

Desde entonces, los que dedicaron sus estudios a la contemplación de la naturaleza fueron tenidos por sabios y llamados así.

Y este nombre llegó hasta Pitágoras, del cual escribe Heráclides Póntico, discípulo de Platón y varón doctísimo que disputó con Leonte… Y habiéndose admirado Leonte de su ingenio y elocuencia, le preguntó que arte profesaba. El respondió que no poseía ninguna sabiduría, pero que era filósofo-

Admirado por la novedad del nombre, le preguntó quienes eran los filósofos y que diferencia había entre ellos y el resto de los hombres.

Pitágoras le respondió que la vida humana se parece a un mercado de los que se celebran en la temporada de los juegos con gran aparato y concurrencia de todos los griegos, pues, de la misma manera que allí algunos buscaban la gloria y  la fama con ejercicios de su cuerpo, y otros venían en busca de la ganancia y del lucro que se adquieren por medio de las compras y ventas, y había otro linaje de hombre, el mas noble y generoso de todos, el cual no buscaba el aplauso, ni el lucro, sino que venían a ver y considerar lo que se hacía y de que modo.

De la misma manera, semejantes a los que vienen a un célebre mercado, servimos a la gloria, otros al dinero, y son muy pocos y raros los hombres que, despreciando todas las cosas humanas, aplican su esfuerzo al estudio de la naturaleza.

Estos son los amantes de la sabiduría. O lo que es lo mismo, filósofos.

2)La verdadera Sabiduría.

Filosofía, lo escuchamos cuando ocupábamos un banco en la escuela, quiere decir “amor a la sabiduría”, o

sea que lo valioso no es tal o cual filosofía sino aquello de lo que ella está enamorada, aquello que enamora al

pensamiento: la sabiduría.

Etimológicamente, sabiduría viene de la palabra latina sapere, de la cual derivan dos palabras: saber y sabor, dos palabras que indican lo mismo: un saber que sabe, gustándole, de qué se trata la vida.

Un saber que come el fruto de la vida, no un saber teórico sobre la vida. Si la filosofía es la transmisión de lo pensado, la historia del pensamiento, la sabiduría es el testimonio de lo experimentado, la experiencia de la vida misma, de su gusto.

Sabio no es quien pensó la vida sino quien dejó que la vida le diga lo que ella misma aprendió viviéndolo a él, quien dejó que la vida le entregue su sabor: le revele su sentido. No el sentido que él le da a la vida sino el sentido que la vida misma es: su darse, su entregarse. En general el hombre sabio no dice su sabiduría: la muestra. Le encarna vida, una vida que, por eso mismo, irradia sentido, se muestra sabia. El sabio es un testigo, no un profesor. Lo suyo no es impartir un conocimiento sino testimoniar una experiencia y por eso, porque en sus palabras está involucrada y manifestada su vida, más que profesor es “maestro". Enseña lo que vive, no lo que sabe, o, en todo caso, sabe viviendo, testimoniando la vida. El testigo de la vida, el sabio, da testimonio, no ejemplo. El ejemplo siempre implica un "piensa como pienso yo”, un “imítame a mí, en cambio en el testimonio el valor se pone en lo experimentado, en la vida, no en quién la experimenta. El testigo se borra para que aparezca lo testimoniado, para que aparezca en aquel que recibe

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