El dolor como aprendizaje

El dolor como aprendizaje.

El dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe".

• William Shakespeare

    El dolor o sufrimiento es el sentimiento que todos alguna vez sentimos y que muchas veces es difícil de describir y hasta de sobrellevar en aquellas situaciones o momentos en donde se enfrenta a diversas situaciones, a múltiples problemáticas, que dejan heridas, que nos lastiman, que generan daño interior, tales como la muerte de un familiar, la enfermedad de un ser querido, los problemas en  la familia, los problemas económicos o laborales, muchas cosas que nos producen emociones y sentimientos desagradables. Resulta entonces decir ¿El dolor se puede tomar como una enseña o un motor para seguir adelante? ¿Nos sirve para algo? El dolor se vuelve sufrimiento cuando nuestros pensamientos y nuestra actitud ante la vida lo alimentan en lugar de vivirlo, expresarlo y manejarlo adecuadamente.

   Intentamos huir del dolor, cuando no hay nada más doloroso en esta vida que no poder sentir, ni siquiera el dolor. Estar vivo implica dolor, y el dolor implica estar vivo. ¿Por qué querer ser inmune a un sentimiento que nos recuerda que nuestro corazón sigue latiendo? Pensemos lógicamente, es totalmente ridículo seguir manteniendo la defensa cuando no existe ningún peligro. Es como seguir luchando cuando la guerra acabo hace tiempo. No nos damos cuenta que a veces nos convertimos en nuestro propio enemigo y de ese mismo modo nos privamos de la experiencia más maravillosa del mundo: vivir.

   Es importante distinguir dolor de sufrimiento. Sufrir es un fenómeno complejo. El dolor físico, el malestar, la sensación de desagrado, no son desde el principio idéntico al sufrimiento.  Muchas veces la hemos utilizado como estas palabras como sinónimos, sin embargo, cuando queremos aprender a manejar dichas emociones, es importante saber que existen algunas diferencias. El sufrimiento es un dolor emocional, alimentado con toda una serie de pensamientos y emociones negativas, que aumentan su intensidad y duración. Probablemente le dejamos de hablar o la agredimos, le empezamos a "ver" defectos o conductas que antes no tomábamos en cuenta, a hacer cosas que posiblemente le molestan y que provoca respuestas desagradables hacia nosotros y el así, sufrimiento crece y se alimenta a sí mismo. Y este enojo y resentimiento nos puede durar meses y en ocasiones hasta años.

   Por naturaleza, los seres humanos tendemos a hacer uso de mecanismos de autodefensa para protegernos de dicho dolor. Esto es vital para nuestro desarrollo emocional pero puede convertirse en un gran problema si hacemos de estas ataduras un modo de vida. Lo que quiero decir con esto, es que vivir resguardado continuamente tras una armadura nos limita a crecer emocionalmente. El dolor desvanece y las lágrimas se secan poco a poco. Un día te levantas y ni siquiera puedes recordar ese dolor que antes no había forma de olvidar. Ese día echaras de menos tu verdadero yo.

   Lo primero que se necesita para sabes qué hacer con el dolor es aceptarlo y tomarlo como modelo de aprendizaje, como algo que está ahí, y que tenemos que encarar: es el momento dramático de nuestra existencia. Señala Lewis: “la primera y más humilde operación del dolor destroza la ilusión de que todo marcha bien” Nos pone en situación dramática y eso requiere un modo de expresión porque no debemos dejarnos caer, si nos caemos mil veces del dolor, debemos levantarnos con valentía para seguir andando en la vida cotidiana de nuestro diario vivir.

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