Emociones Y Lenguaje
Liselott24 de Mayo de 2012
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HUMBERTO MATURANA
EMOCIONES Y LENGUAJE
EN
EDUCACION Y POLITICA
Extracto del texto Emociones y Lenguaje en Educación y Política.
Dr. Humberto Maturana R.
Colección HACHETTE/COMUNICACIÓN
CED.
Este documento sólo tiene fines académicos.
PRESENTACION
Este libro reúne principalmente dos charlas dictadas por el profesor Humberto Maturana R. en el Centro de Estudios del Desarrollo (CED) en el curso de 1988, año clave en la historia de Chile.
Todo surgió, como siempre, desde la emoción y la reflexión producto de una conversación realizada a principios de 1987. Era la pasión por encontrar nuevas respuestas a la pregunta de cómo superar nuestros desencuentros como chilenos y mejorar nuestra convivencia. Y la constatación de que nuestras prácticas habituales nos acercaban muy poco a eso. Los buenos argumentos no bastaban, las buenas intenciones tampoco. Ni los esfuerzos reiterados de unos y otros. Las palabras parecían caer en el vacío, se les creía poco a gobernantes y políticos, fueran de oposición o gobierno.
¿Qué ha estado faltando?
Hay un destacado biólogo chileno que está sosteniendo que el lenguaje es mucho más importante para la convivencia de lo que habíamos creído hasta ahora. Que es mucho más que un sistema de símbolos para comunicarnos. Que tiene que ver con las emociones y que ellas también son decisivas para la convivencia humana. Ese biólogo pasa continuamente invitado a dar charlas a las más prestigiosas universidades extranjeras, recibe premios y homenajes, un doctorado Honoris Causa en Bruselas, y aquí es prácticamente desconocido. Entonces pensé que Humberto Maturana tenía algo muy importante que aportar a Chile, pero que no lo estábamos escuchando. No teníamos dónde escucharlo.
Por otra parte, el CED había sido fundado en 1981 precisamente para ser un lugar de encuentro entre chilenos de distintas ideologías y partidos, distintas profesiones y ocupaciones, distintos intereses y valores, reunidos con el solo propósito de buscar juntos un camino común para el desarrollo material y humano del país. Nada más natural entonces que aprovechar ese lugar, ese espacio de conversación, para invitar al Dr. Maturana a presentar su visión de la política y la educación a partir de sus descubrimientos en el ámbito de la biología y la evolución de los seres vivos.
Así fue como organizamos dos seminarios sobre educación y política donde invitamos a destacados actores y operadores en esas áreas en abril y julio de 1988, respectivamente. El interés despertado por ellos nos impulsó a emprender el trabajo de edición de las charlas. Decidimos incorporar, además, el texto "Invitación a Chile", declaración suscrita por todos los Premios Nacionales de Ciencias; es decir, las mayores autoridades del país en el plano científico. Pocos sabían hasta ahora que la redacción de ese documento pertenece casi enteramente a Humberto Maturana. El lector atento descubriría que esas dos páginas condensan todo un Proyecto Nacional, que es precisamente lo que Maturana nos propone para reunificarnos como país.
Agradecemos la decisión de Dolmen Ediciones de hacer públicas estas conferencias en forma de libro, pensamos que al permitir que un público más amplio lea y estudie los planteamientos del Dr. Maturana, hacemos posible movernos hacia un nuevo entendimiento de las relaciones humanas que mejore la convivencia social en nuestro país y, tal vez, más allá de él.
Ernesto Tironi B.
Centro de Estudios del Desarrollo (CED)
Teoría de Sistemas
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PRIMERA PARTE
UNA MIRADA A LA EDUCACION ACTUAL
DESDE LA PERSPECTIVA DE LA
BIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO
PRIMERA PARTE
1. UNA MIRADA A LA EDUCACION ACTUAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LA BIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO.
Me han pedido responder a una pregunta: ¿la educación actual sirve a Chile y a su juventud?, y, en caso de respuesta afirmativa, ¿para qué o para quién? Al mismo tiempo, me han pedido que considere esto desde ángulos tan distintos como la sociedad y el aula, y que lo haga teniendo en mente tanto a los que trabajan dando clases a la juventud como a los que estudian el proceso de aprendizaje y el fenómeno del conocimiento, buscando comprender cómo se aprende, y qué es lo que permite formar a la juventud de una u otra manera.
Para responder a esa pregunta y satisfacer esas peticiones voy a hacer dos tipos de reflexiones.
Una relativa al para qué sirve la educación, y otra sobre lo humano considerando la pregunta ¿qué es esto de ser un ser humano? Más aún, al hacer estas reflexiones diré algo sobre biología de la educación y sobre ética, y finalizaré con alguna conclusión general que en mi parecer se deriva de tales reflexiones.
1.1 ¿Para qué sirve la educación?.
Quiero empezar con el "para qué" por una razón muy simple. Porque si uno se pregunta ¿sirve la
educación actual a Chile y a su juventud?, uno está haciendo la pregunta desde el supuesto de que todos entienden lo que la pregunta pide. Pero ¿es cierto eso? La noción de servir es una noción relacional; algo sirve para algo en relación a un deseo, nada sirve en sí. En el fondo la pregunta es ¿qué queremos de la educación? Pienso que uno no puede considerar ninguna pregunta sobre el quehacer humano en lo que se refiere a su valor, a su utilidad, o a lo que uno puede obtener de él, si uno no se pregunta lo que quiere. Preguntarse si sirve la educación chilena exige responder a preguntas como: ¿qué queremos con la educación?, ¿qué es eso de educar?, ¿para qué queremos educar?, y, en último término, a la gran pregunta: ¿qué país queremos?.
Pienso que uno no puede reflexionar acerca de la educación sin hacerlo antes o simultáneamente
acerca de esta cosa tan fundamental en el vivir cotidiano como es el proyecto de país en el cual están inmersas nuestras reflexiones sobre educación. ¿Tenemos un proyecto de país? Tal vez nuestra gran tragedia actual es que no tenemos un proyecto de país. Es cierto que no podemos jugar a volver al pasado. Sin embargo, como profesor universitario me doy cuenta de la existencia de dos proyectos nacionales, uno del pasado y otro del presente, claramente distintos, uno que yo viví como estudiante y otro que encuentro se ven forzados a vivir los estudiantes actuales.
Yo estudié para devolver al país lo que había recibido de él; estaba inmerso en un proyecto de responsabilidad social, era partícipe de la construcción de un país en el cual uno escuchaba continuamente una conversación sobre el bienestar de la comunidad nacional que uno mismo contribuía a construir siendo miembro de ella. No era yo el único. En una ocasión, al comienzo de risas estudios universitarios, nos reunimos todos los estudiantes del primer año para declarar nuestras identidades políticas. Cuando esto ocurrió, lo que a mí me pareció sugerente fue que, en la diversidad de nuestras identidades políticas, había sin propósito común: devolver al país lo que estábamos recibiendo de él. Es decir, vivíamos nuestro pertenecer a distintas ideologías como distintos modos de cumplir con nuestra responsabilidad social de devolver al país lo que habíamos recibido de él, en un compromiso explícito o implícito, de realizar la tarea fundamental de acabar con la pobreza, con el sufrimiento, con las desigualdades y con los abusos. La situación y preocupaciones de los estudiantes de hoy han cambiado. Hoy los estudiantes se encuentran en el dilema de escoger entre lo que de ellos se pide, que es prepararse para competir en un mercado profesional, y el impulso de su empatía social que los lleva a desear cambiar un orden político-cultural generador de excesivas desigualdades que traen pobreza ysufrimiento material y espiritual.
La diferencia que existe entre prepararse para devolver al país lo que uno ha recibido de él trabajandopara acabar con la pobreza, y prepararse para competir en el mercado ocupacional, es enorme. Se trata de dos mundos completamente distintos. Cuando yo era estudiante, como ya lo dije, deseaba retribuir a la comunidad lo que de ella recibía, sin conflicto, porque mi emoción y mi sensibilidad frente al otro, y mi propósito o intencionalidad respecto del país, coincidían. Pero actualmente esta coincidencia entre propósito individual y propósito social no se da porque en el momento en que uno se forma como estudiante para entrar en la competencia profesional, uno hace de su vida estudiantil un proceso de preparación para participar en un ámbito de interacciones que se define en la negación del otro bajo el eufemismo: mercado de la libre y sana competencia. La competencia no es ni puede ser sana porque se constituye en la negación del otro.
La sana competencia no existe. La competencia es un fenómeno cultural y humano y no constitutivo de lo biológico. Como fenómeno humano la competencia se constituye en la negación del otro. Observen las emociones involucradas en las competencias deportivas. En ellas no existe la sana convivencia porque la victoria de uno surge de la derrota del otro, y lo grave es que, bajo el discurso que valora la competencia como un bien social, uno no ve la emoción que constituye la praxis del competir, y que es la que constituye las acciones que niegan al otro. Recuerdo haber asistido a un curso de economía dictado en la Universidad Católica por un economista de la escuela de Chicago, pues quería entender a los economistas. El centró su discurso en las leyes de
la oferta y la demanda. Nos habló de los reemplazos de importaciones por producciones locales y de las
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