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Ensayo de la novela "La Paradoja"

leonardo barsottiEnsayo16 de Septiembre de 2021

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Ensayo de la novela “LA PARADOJA”

Introducción

Generalmente, los términos “líder” y “liderazgo” tienden a relacionarse con los términos “gerente” y “gestión”. La gestión es algo que se hace con las cosas: se puede gestionar un inventario, un sistema de calidad, un talonario de cheques o los recursos. La gestión no es algo que se hace con la gente. A los seres humanos se les lidera.

El liderazgo se puede definir como: «el arte de influir sobre la gente para que trabaje con entusiasmo, en la consecución de objetivos en pro del bien común». El liderazgo consiste en una serie de destrezas que cualquiera puede aprender y desarrollar, si une el deseo adecuado con las acciones apropiadas.

Muchas veces, el liderazgo se confunde con poder y autoridad. El poder es «la capacidad de forzar o coaccionar a alguien para que éste, aunque preferiría no hacerlo, haga tu voluntad debido a tu posición o tu fuerza». Por el contrario, autoridad es «el arte de conseguir que la gente haga, voluntariamente, lo que tú quieres debido a tu influencia personal».

Se puede estar en una posición de poder y no tener autoridad sobre la gente. Y a la inversa, se puede tener autoridad sobre la gente y no estar en una posición de poder. El poder se puede comprar y vender, se puede dar y quitar. La autoridad tiene que ver con lo que uno es como persona, con el carácter y con la influencia que ha ido forjando en la gente.

Desarrollo

La autoridad formal le proporciona un gran poder potencial; el liderazgo determina en gran medida cuánto poder utilizará realmente.

Agrego a los líderes mencionados por Simeón a John F. Kennedy, quien dijo en su discurso inaugural: "Que todas las naciones sepan, sean sus deseos hacia nosotros buenos o malos, que pagaremos cualquier precio, soportaremos cualquier carga, pasaremos por cualquier prueba, ayudaremos a cualquier amigo, nos opondremos a cualquier enemigo, a fin de asegurar la supervivencia y el éxito de la libertad".

La autoridad moral es la grandeza primaria, que implica la fortaleza del carácter, mientras que la autoridad formal es la grandeza secundaria que otorga una posición, cargo, riqueza.

El autor resalta continuamente la capacidad de escuchar que tenía Simeón, y cómo hacía eso sentir a John y a los demás. Transcribo aquí una frase del libro que dice John, el protagonista: "Siempre que le hablaba, Simeón parecía beberse mis palabras, y eso me hacía sentirme apreciado e importante".

Aquello me llamó mucho la atención, una y otra vez durante mi lectura, por lo cual decidí darle la importancia que se merece. En la comunicación, el 65% del tiempo se dedica a escuchar. La capacidad de escuchar atentamente permite desarrollar varios de los comportamientos que Simeón describe como comunes en los líderes, como: el tratar con respeto, apreciar a la gente, estar pendiente de los demás, ser el ejemplo.

La escucha activa fue la base del curso de liderazgo impartido por Simeón, porque todos aprendieron a escucharse, aun cuando estaban en desacuerdo. Esto permitió también que las posturas fueran cambiando. Al principio los integrantes parecían estar a la defensiva. Uno de los personajes, que era un sargento, constantemente se mostraba incrédulo de todo e intentaba desacreditar a los demás, incluso al monje. Pero siempre fue escuchado, y se les respondía a todas sus inquietudes. Nunca sus opiniones fueron cercenadas o censuradas por ser contrarias. Y al final del retiro, fue quien menos quería terminarlo. Todos eran distintos, y tenía distintas cosas para aportar.

Un líder debe escuchar las distintas voces y valorar las diferencias, buscar oportunidades de crecimiento en ellas para el grupo y para sí mismo. Dijo Simeón: "Es importante tratar a otros seres humanos exactamente como desearías que ellos te tratasen (aún cuando son tus enemigos)". Y es su deber contagiar esta habilidad, no sólo debe haber comunicación efectiva entre él y su gente, sino también con su gente entre sí.

El objetivo del líder es buscar cómo influir en las personas. Podrá influir cuando practique en mayor medida ciertos comportamientos, como, por ejemplo, los que más se observan en los líderes:

  • Ser Honrado, digno de confianza
  • Ser el ejemplo
  • Estar pendiente de los demás
  • Estar Comprometido
  • Estar atento
  • Exigir responsabilidad a la gente
  • Tratar a la gente con respeto
  • Animar a la gente
  • Tener actitud positiva, entusiasta
  • Apreciar a la gente

Todos ellos se practican normalmente en mayor o menor medida, es decir, todos nos comportamos así algunas veces, pero un líder nunca los debe olvidar si quiere conseguir que la gente haga una serie de cosas.

Finalmente, siempre nos encontramos con dos dinámicas: tarea y relación humana. La clave del liderazgo es llevar a cabo las tareas asignadas fomentando las relaciones humanas, construyendo relaciones que funcionen con todos los integrantes de las distintas organizaciones. Y vamos a lograrlo si somos capaces de satisfacer las necesidades legítimas de "nuestros clientes", y si somos dignos de confianza de esas personas. Y esta última llega cuando uno se la merece; si se compra con el tiempo se pierde.

Uno de los actuales paradigmas en el mundo empresarial es el del modelo piramidal, en el cual arriba de todo, en la punta de la pirámide, está el presidente, y las personas de los puestos inferiores miran desde abajo hacia la casilla de arriba, a su jefe, y no hacia el cliente, que está todavía más abajo, más cercano a los empleados de primera línea que nadie en la organización. Todos se esfuerzan en satisfacer al jefe más que al cliente.

El nuevo paradigma consistiría en invertir la pirámide, para que el cliente esté en lo más alto. Donde los empleados de primera línea estén en el escalón inmediato inferior, dándole servicio y satisfaciendo las necesidades de los clientes. A su vez, los superiores, que estarían paradójicamente más abajo en la pirámide, considerarían a sus empleados como clientes, por lo cual también los servirían satisfaciendo sus necesidades.

Esta es la gran paradoja: "si quieres mandar tienes que servir". Lo que no implica hacer todo lo que la gente desea, sino estar pendiente de lo que realmente necesita para llegar a dar lo mejor de sí y hacer lo mejor posible, considerando siempre por supuesto los límites y las responsabilidades de las respectivas ocupaciones.

¿Y cuáles son esas necesidades? Según la pirámide de Maslow, hay distintos niveles. El nivel más bajo tiene que estar satisfecho antes de que las necesidades del siguiente se vuelvan motivadoras. La jerarquía es, de abajo para arriba: Alimento, agua, abrigo; seguridad y protección; amor e identificación; autoestima; realización personal. La punta de la pirámide la ocupa entonces la realización personal, que consiste en llegar a lo mejor que uno es capaz de ser. Y esto es a lo que apunta el liderazgo: empujar y animar a la gente a dar lo mejor de sí, ayudando a satisfacer primero las necesidades de los escalones inferiores.

La pregunta que podríamos hacernos ahora es, ¿cómo saber qué necesitan? Para poder contestarse esta pregunta, escuchar es una de las capacidades más importantes que un líder puede decidir desarrollar. Si la gente se siente escuchada, puede aprender a decir explícitamente sus necesidades para que éstas puedan ser satisfechas.

El liderazgo que perdura en el tiempo esta fundado en influencia o autoridad, y la autoridad siempre se funda en el sacrificio por aquellos a los que servimos. Gandhi también dijo a sus seguidores que tendrían que sacrificarse en el servicio a la causa de la libertad, para llamar la atención y poder empezar a tener influencia en la opinión pública. Y Martin Luther King fue a la India para estudiar el método de Gandhi y utilizarlo para su movimiento. La madre Teresa de Calcuta y hasta las madres que hacen todo por sus hijos son también ejemplos de liderazgo de servicio.

Pensando en las razones que tienen estos líderes para servir y sacrificarse, el fundamento común a todos es el “amar”. El amar como un verbo que describe comportamientos, los cuales se fundan en la voluntad de la persona. El “amor” se demuestra con acciones.

El modelo de liderazgo de servicio entonces consiste en una pirámide invertida, que se apoya en el vértice donde se encuentra la voluntad, porque el liderazgo requiere esfuerzo.

El liderazgo empieza con la voluntad adecuada, con la cual podemos elegir amar. Amar tiene que ver con identificar y satisfacer las necesidades legítimas de los liderados. De esta forma estamos sirviendo e incluso sacrificándonos por ellos, forjando nuestra autoridad o influencia y ganándonos así el papel de líderes.

Según la definición de amor como ágape del Nuevo Testamento, el amor es: paciencia, afabilidad, humildad, respeto, generosidad, indulgencia, honradez y compromiso. Todas estas características hacen también a la definición del liderazgo, por lo que se puede decir que amor como ágape es sinónimo de liderazgo. En la clase definen cada una de estas características:

Paciencia: mostrar dominio de uno mismo.

Uno debe dar el ejemplo de la compostura y del dominio de sus propios comportamientos. Si queremos que nos den tiempo para aprender, nosotros también debemos respetar el tiempo de los otros, sean empleados, hijos, amigos, etc.

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