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Historia de Las Ideas Políticas - Apuntes, temas 1 - 4Historia de las Ideas Políticas - Apuntes - tema 1

LUISSURENVIOSApuntes31 de Agosto de 2018

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Historia de Las Ideas Políticas - Apuntes, temas 1 - 4Historia de las Ideas Políticas - Apuntes - tema 1

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la polis tal y como era. Platón trató de establecer un sistema diferente, mientras que Aristóteles se

muestra como un nostálgico que proporciona fórmulas para reformar un sistema que se hundía ante

sus ojos.

El mundo se alteró, ciertamente, más de lo que ellos pensaron, y sus teorías políticas pronto se

consideraron desfasadas, y ello por varios motivos: en primer lugar, su marco de referencia seguí

siendo la polis clásica; además, se basaban en el supuesto de la capacidad del ciudadano para influir

en los asuntos públicos (algo cada vez más lejano); había en ellas una fe en la razón como camino

hacia el bien, mientras que ahora se empieza a pensar que no basta con la razón, sino que hace falta

una norma más inmutable.

Así, cuando la vida pública se rige por la discusión libre entre iguales, la solución se ve como algo,

si no propiamente objetivo, al menos intersubjetivo, por encima y fuera de la opinión privada, y de

algún modo se identifica con la razón. En cambio, cuando las decisiones que atañen a todos se

toman por uno solo, es evidente que provienen de una voluntad individual, por lo que siempre se

verá como algo ajeno, sujeto a la arbitrariedad y el capricho. De modo que la monarquía supuso, a

la vez que el fin de la vieja idea de polis, el principio de un cierto desencanto del antiguo concepto

de razón. A esto se une que el cosmopolitismo cambia las ideas de los hombres, que se dan cuenta

de que lo que se considera en un sitio bueno o verdadero, en otro no; es decir, que buena parte de lo

que se veía como natural es, en realidad, fruto de la convención. Los escépticos explotaron

ampliamente esta vena para proveerse de ejemplos que demostrasen que la pretensión del hombre

por llegar a verdades universales era vana. Pero por otra parte, todos los hombres, cualesquiera que

fueran sus costumbres, se mostraban fundamentalmente iguales, pues sus divergencias eran

superficiales, preservando intacto el fondo.

Los primeros filósofos que podemos denominar helenísticos (pues ya son hijos de es espíritu) son

contemporáneos de Aristóteles, incluso de Platón y comparten con ellos cierta influencia de

Sócrates. Aún así, se separan de él al predicar una vuelta a la naturaleza.

El propósito de esa vuelta es sentar las bases de una nueva moral que, partiendo del individuo, sea a

la vez universal, aplicable a ese nuevo mundo cosmopolita y abierto. En los primeros momentos,

predomina más el aspecto crítico, de rebelión y hasta de escándalo, como en el caso de los cínicos,

mientras que en una segunda fase se trata de buscar las bases teóricas de esa nueva ética.

Los cínicos se interesan ante todo por el carácter crítico del pensamiento socrático, llevándolo aún

más allá, hasta convertirlo en un elemento decididamente subversivo; hasta su propio nombre,

cínicos, deriva de “kíon” (perro), y reivindica el carácter “salvaje” de su filosofía, su apartamiento

de la vida ciudadana que comienza a desmoronarse. La colectividad ya no es un referente de

universalidad moral, la ciudad ya no es capaz de proporcionar normas generalizables que legitimen

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la conducta individual. Así, los cínicos, en oposición al ciudadano, se consideran salvajes, asociales,

y buscan su modelo de conducta no en la comunidad, sino en la naturaleza, que además se percibe

como algo sencillo, en oposición a la compleja vida política, y su misma sencillez la hace aparecer

como algo inocente, no contaminado por la ambición. Podemos decir que “asilvestran” su conducta

imitando la de los animales, practicando la simplicidad más absoluta (en comida, ropa, utensilios...),

llegando en ocasiones al exhibicionismo (tal y como dirá Platón de Diógenes). En ese afán por

destruir los convencionalismos, llegarán a defender el canibalismo o el incesto, lanzando así una

carga de profundidad contra la frontera que separa la vida civilizada de lo salvaje. También

romperán la barrera de lo decoroso con lo repugnante. Asímismo se afanaron por acabar con los

prejuicios sociales, admitiendo la igualdad entre hombres y mujeres. Eran pacifistas, considerando a

la guerra hija de la ambición, opuesta a la razón y a la naturaleza. Los mismo que predican una vida

ascética, sostenían que la vida pública debe regirse por la simplicidad, que sólo la “república natural

es la buena”, y que dicha república incluía una comunidad de todos los bienes a disposición de

quien los necesitase. Naturalmente, despreciaban la riqueza y los honores, y su pasión por la

simplicidad les llevaba a menospreciar, como inútiles, las artes y las humanidades.

Sin embargo, no toda cultura era inútil. Siguiendo una vez más la tradición socrática, ellos están

convencidos de que el bien se puede enseñar, y tienen fe en el poder de la educación. Lo que pasa es

que rechazan un aprendizaje intelectual, pues consideran que la virtud está en los hechos, no en las

ideas. Por ello hace falta una larga práctica ascética, y por eso consideran que la virtud más elevada

es la prudencia, que entienden como una especia de inteligencia práctica. Por eso, más que como

una doctrina, los cínicos se presentan como un ejemplo, como un modo de vida.

Lo cierto es que sus doctrinas nos han llegado de un modo fragmentario, pero su frugalidad y su

ascesis les hicieron ser admirados por sus contemporáneos. Como Diógenes dijo: “es propio de los

dioses no necesitar nada, y de los que se parecen a los dioses necesitar de poquísimas cosas”.

Además, y pese a su voluntario alejamiento de la actividad pública, sintonizan plenamente con el

espíritu de su tiempo, y su protesta contra la polis tiene un carácter abierto y universal, colocando

como guía moral a la naturaleza, que es común a todos los hombres. Lejos de mostrarse nostálgicos,

son decididos exponentes de esa nueva mentalidad de movilidad social y fronteras abiertas.

3.- A la sombra del pórtico

La escuela cínica exigía un régimen de vida demasiado severo y su contenido doctrinal no admitía

demasiado desarrollo: era una rebeldía que se acababa en sí misma, y por eso su pervivencia no fue

larga. Pero la escuela cínica influyó muchísimo en otra corriente de pensamiento que, ésta sí, tuvo

una larga vida y un papel muy importante en la historia de las ideas, el estoicismo (de stoa, pórtico,

Tema 1. Grecia, la polis, el nacimiento del ciudadano 1,2 y 3 - leer 4.- Las colonias Hacia el S. VIII a.C. Tiene lugar en ciertas ciudades griegas un fenómeno migratorio llamado colonización. La colonia antigua puede definirse como el asentamiento de una población organizada en un territorio distinto al de origen. El fundador (oikistes), jefe de la expedición, lleva consigo la memoria de las tradiciones y cultos patrios. La elección del lugar no es caprichosa, sino fruto de un plan orientado a remediar las deficiencias de la ciudad de origen. Las ciudades iniciadoras de la aventura colonial son las que cuentan con menos tierras cultivables. Este hecho les incita a mirar el negocio marítimo como fuente alternativa de recursos. La causa alegada para la colonización es la escasez de tierras (“stenojoria”). Este concepto debe matizarse: no faltan tierras por aumento demográfico, sino que no hay tantas parcelas de tierra como hombres que aspiran a tenerla. La propiedad de la tierra estaba ligada al régimen familiar y los habitantes de la polis que, por la circunstancia que fuera, no estaban en condiciones de heredar la tierra, tampoco podrían comprarla. La venta de tierra estaba, por lo general, sujeta a profundas restricciones (en algunas ciudades, prohibido). Los no propietarios (no los pobres) serán los que emprenderán la colonización. Así, la colonización antigua fue un producto del régimen aristocrático y constituye una propagación de sus modos de gobierno en distintos lugares. Las ciudades que iniciaron el proceso fueron Calcis, Eretria, Cimes... Era usual, antes de emprender la aventura, consultar a un oráculo. Debe distinguirse la colonización antigua de otros fenómenos migratorios más recientes y de distinta naturaleza: el “emporio” y la “cleruquía”. El emporio era un enclave mercantil y la cleruquía consistía en el envío de tropas para que se asentaran en otra ciudad, con orden de vigilar el régimen e intervenir militarmente si era necesario. En la colonización antigua, la ciudad nueva era independiente y, aunque fuese de rigor otorgar trato deferente a los enviados de la ciudad madre (“episcopoi”), no eran infrecuentes las malas relaciones o la guerra. No hay que perder de vista el carácter militar de la empresa colonizadora en genera. El territorio que había de ocuparse tenía que ser conquistado o, en cualquier caso, defendido de vecinos hostiles. Al jefe de la expedición le correspondía un lote más grande y el resto lo recibían iguales. Los colonos tendrían el deber de defender la ciudad y el derecho a gobernarla. Son los ciudadanos de 1

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