Qué convicción tiene Platón acerca del verdadero conocimiento
GMARLEYTutorial15 de Octubre de 2013
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PERSPECTIVA FILOSÓFICO-PEDAGÓGICA
GUÍA Nº 1
IDEAS CENTRALES DEL PENSAMIENTO DE
PLATÓN
GRADOS DEL SER Y GRADOS DEL CONOCER
PROFESORA: MARISA ROGGE
ALUMNA: MABEL ARLEY
AÑO: 1º
PROFESORADO: DE MATEMÁTICA
Instituto del Profesorado “Ciudad de Mercedes”
2013
Actividades:
1. ATENDER A LA PROBLEMÁTICA DEL CONOCIMIENTO Y EXPLICAR:
¿Qué convicción tiene Platón acerca del verdadero conocimiento?
Platón tiene la convicción de que el verdadero saber no puede referirse a lo que cambia, sino a algo permanente; no a lo múltiple, sino a lo uno.
El verdadero conocimiento deberá ser de especie totalmente diferente del que proporcionan los sentidos; no vacilante y contradictorio, como el que la percepción suministra, sino constante, riguroso y permanente, como cuando, por ejemplo, se afirma que "2 más 2 es igual a 4": porque esto no es verdad ahora sino siempre y absolutamente.
El objeto de la ciencia, es decir del verdadero conocimiento, no puede ser lo sensible, siempre vacilante y cambiante, si no lo uniforme y permanente, que es lo único que puede realizar la exigencia de la ciencia.
Precisamente, Sócrates lo convenció de que hay conocimiento objetivo, válido para todos: el conocimiento que nos dan los conceptos, las definiciones, las esencias.
Describir el saber sensible e inteligible y señalar sus consecuencias
Hay un saber que se alcanza por medio de los sentidos, llamado conocimiento sensible; en realidad, no debiéramos llamarlo “conocimiento", sino meramente opinión o dóxa, porque es siempre vacilante, confuso, contradictorio: Ej. el remo fuera del agua nos parece recto, hundido en ella se nos muestra quebrado
Se encuentra en continuo devenir, (según enseñó Heráclito), a quien sigue Platón. Si nuestro saber se edificase sobre las cosas sensibles, la consecuencia entonces sería el RELATIVISMO,
Frente al cambio y a lo relativo, tras de lo cambiante y aparente, Platón busca lo inmutable y absoluto, lo verdaderamente real, es el saber inteligible, que es el que nos proporcionan las “ideas”. La consecuencia es, HACER POSIBLE LA CIENCIA Y LA MORAL
Como lo permanente e inmutable no se encuentra en el mundo de lo sensible, Platón postula otro mundo, el mundo de las "ideas" o mundo inteligible, o lugar "supraceleste", del que el mundo sensible no es más que copia o imitación.
La palabra "idea" (eidos),proviene de un verbo griego que significa "ver"; Literalmente, "idea" sería lo "visto", el "aspecto" que algo ofrece a la mirada , la "figura" de algo, su "semblante", por ejemplo, el aspecto o figura que presenta esto que está aquí, esta silla.
En Platón, la palabra alude, no al aspecto sensible, sino al "aspecto" intelectual o conceptual con que algo se presenta; a la inteligencia: por eso se dice que se trata del aspecto "inteligible", es decir, de la "esencia". Para Platón las ideas son algo real, las cosas verdaderas, metafísicamente reales,
Las ideas son idénticas, inmutables y perfectas. Por ende, cosas sensibles e ideas representan dos órdenes de cosas,
Por ello es también diferente nuestro modo de conocerlas; las cosas iguales se las conoce mediante los sentidos (y por ello cosas de este género se llaman cosas sensibles), en tanto que la “igualdad”, por ejemplo no se la ve, ni se la toca ni oye, ni la capta ninguno de los otros sentidos, sino que se la conoce mediante la razón, mediante la inteligencia por ello de la igualdad, de la belleza, la justicia, etc., se dice que son entes inteligibles.
¿Cómo se lleva a cabo el conocimiento?
Si bien cosas sensibles e ideas representan dos órdenes diferentes del ser, con todo hay entre ambos una relación, que Platón dice es una relación de semejanza o copia o imitación; relación que, al ver las cosas iguales, nos permite pensar en la igualdad, a la manera como, al ver el retrato de un amigo, nos acordamos del amigo, justamente porque hay similitud entre el retrato y él. Esto supone que de alguna manera ya conocíamos la igualdad; no podríamos pensar que dos cosas sensibles son iguales, si no supiésemos ya de alguna manera qué es la igualdad.
La igualdad, la belleza, la triangularidad son, respectivamente, el "modelo" que cada una de estas cosas "imita", y sólo su conocimiento "previo" permite reconocerlas como iguales, bellas o triangulares y como en este mundo sensible no se percibe la igualdad, la belleza ni la triangularidad, es preciso que el conocimiento de las ideas lo hayamos adquirido "antes" de venir a este mundo.
Platón explica a través de un mito cómo se lleva a cabo el conocimiento:
Antes de nacer, el alma del hombre habitó el mundo de las ideas, donde las contempló y conoció en su totalidad y pureza. Al venir a este mundo y a este cuerpo, atraviesa un río, el Leteo, el río del Olvido, y ese saber suyo de las ideas se olvida, si bien queda latente, de manera que ahora, con ocasión de las cosas sensibles que ve, lo va recordando más o menos oscuramente: al ver leños iguales, "recordamos" la igualdad, al ver cosas bellas recordamos la Belleza, etc. "Aprender no es sino recordar" (Fedón72)
No obstante, conviene tener claramente presente que tales referencias a una vida anterior, el Leteo, etc., en parte no son propiamente "explicaciones", sino "mitos", es decir, "relatos" donde lo predominante es lo poético o figurativo, y no lo conceptual; se trata de alegorías, de símbolos, que no es preciso, naturalmente, tomar al pie de la letra. El hecho es que recurrió a este concepto de la pre-existencia del alma.
Lo que interesa es la afirmación de que existe un conocimiento independiente del conocimiento sensible, al que llama conocimiento a priori. Este conocimiento y la forma en que se alcanza, Platón lo explica a través de la Alegoría de la Caverna.
Sobre la ladera de una montaña, se abre la entrada de una caverna, dentro de ella hay hombres que están sentados y encadenados, de tal manera que no pueden ni siquiera girar sus cabezas o inclinarlas, sino que se ven obligados a mirar solamente la pared o tapia que tienen a su frente, en el fondo de la caverna.
A sus espaldas, y hacia arriba, subiendo la pendiente de la caverna, hay una especie de pared, detrás de la cual corre un camino por el que marchan hombres llevando sobre sus cabezas objetos artificiales que sobresalen por encima de la tapia. Todavía más atrás y más arriba hay una hoguera, que lanza su luz sobre estos objetos, los cuales a su vez proyectan sus sombras sobre la pared del fondo de la caverna y a la cual miran los prisioneros. Aun más arriba, siguiendo la pendiente, se termina por salir al mundo exterior, donde están los árboles, los animales, los cuerpos celestes y en definitiva el sol.
Pues bien, la caverna representa nuestro mundo, el mundo sensible; y el exterior de la caverna representa el mundo real, es decir, el mundo de las ideas, cuya forma más alta, el Bien, está simbolizada por el sol.
El mundo sensible, entonces, resulta ser un mundo de sombras de apariencias. Los hombres que viven en la caverna son, según Platón, prisioneros, es decir, nosotros mismos, en este mundo sensible en el que no tenemos ni libertad ni verdadero conocimiento, casi como le ocurre al animal, en la medida en que es pura sensibilidad y carece de la posibilidad de conocer las ideas, puesto que no posee razón.
El hombre, en primera instancia, está confinado al conocimiento sensible, y en tal sentido somos "prisioneros de las apariencias", de los fenómenos, de los que sólo el conocimiento propiamente dicho, es decir, en definitiva, la filosofía, nos puede librar. Como el "drama" de la alegoría consiste en "liberar" al prisionero para llevarlo hacia lo alto y terminar por sacarlo de la caverna, la ficción narra el proceso de des-animalización del hombre, el proceso de su humanización o educación hasta llegar a su realización plena.
La alegoría, tiene tres partes: I. La primera describe la caverna, los prisioneros y la vida que éstos llevan; II. La segunda nos habla de la liberación y ascenso de un prisionero; III. La tercera, de su regreso al antro. Así llamadas porque se trataba de cultos secretos, no públicos, para ser admitido a cuyas ceremonias se requería cierta iniciación.
El texto griego emplea la palabra paídeia que se puede traducir por "educación", pero en el sentido de "formación" es decir, en el sentido del proceso mediante el cual se "forma" el hombre a partir de su animalidad, el proceso consistente en el despliegue de las posibilidades del hombre.
Ese despliegue está determinado y presidido por un modelo previo, por un "aspecto" (idea) determinante que lo guía, y que no es sino la idea misma de hombre como ideal que toda persona debiera esforzarse por desarrollar en sí, el ideal que está como dormido en forma de posibilidades o potencialidades, y que justamente se trata de despertar.
La situación en que encuentran los prisioneros es la situación con que comienza nuestra humana existencia: comenzamos estando como "dormidos", es decir, "olvidados” (el río Leteo,) de lo que en realidad somos: el olvido, para Platón, de que nuestro verdadero ser no es el ser
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