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CONCEPTOS GENERALES SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL E INTERCULTURALIDAD EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN


Enviado por   •  9 de Abril de 2015  •  Tesinas  •  2.874 Palabras (12 Páginas)  •  484 Visitas

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CONCEPTOS GENERALES SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL E INTERCULTURALIDAD EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN

Introducción

La sociedad española está manifestando en la última década una gran preocupación ante el fenómeno de la inmigración, y por ende ante la diversidad que ha venido a producir. La preocupación puede explicarse en parte por lo intenso y repentino del proceso: España ha pasado en pocos años de ser un país de emigrantes a ser un país de inmigrantes.

Esto es así no porque antes la realidad no fuera diversa, sino porque los movimientos migratorios actuales la han hecho más visible y patente. Esto mismo se pone de manifiesto en el espacio escolar, haciendo más evidentes los problemas y aspectos todavía no resueltos del sistema educativo y de la institución escolar: atención a la diversidad, relaciones con la comunidad y familia, desarrollo de la identidad y aspectos afectivos, influencia de los medios de comunicación, etc.

Como punto de partida, pensamos que es necesario situarse en el momento histórico y político en el que estamos inmersos, caracterizado por un proceso creciente de globalización, en el que las tecnologías de la información y comunicación y las circunstancias económicas intensifican los flujos de capital, de mercancías y de información. Pero este proceso de globalización no está llevando a una mejor comunicación colectiva, ni a una redistribución más justa y equitativa de los recursos materiales, sociales y culturales. Paradójicamente, en este mundo postmoderno en que no hay fronteras para la libre circulación de mercancías, información y capital, sí se ponen trabas a la libre circulación de personas. De esta forma, la inmigración y su intensificación a nivel global aparece como un fenómeno problematizado y, en cierta medida, estigmatizado: la globalización y las restricciones a la circulación de personas desde los países de la periferia a los del centro ha conseguido convertir en ilegales, en personas sin derechos, en no-ciudadanos a miles de seres humanos en todo el mundo.

Sin entrar a debatir las implicaciones que pueden suponer las crisis que vienen sufriendo los conceptos de ciudadanía y estado-nación, los profesionales de la educación no podemos ignorar este panorama global y debemos indagar sobre los mecanismos y recursos que procuren la igualdad de oportunidades real y efectiva de todos y cada uno de los sujetos que están escolarizados.

Para ello es necesario contar con una formación del profesorado anclada en los siguientes principios: atención a la diversidad, escuela inclusiva y educación intercultural.

Hay que señalar que en dicha formación deben crearse los tiempos y espacios necesarios para la sensibilización, la clarificación conceptual y la reconstrucción conjunta de conocimientos y valores compartidos por los educadores. Abordar la educación (el currículum, los proyectos de centro, las programaciones) buscando la coherencia necesaria entre la teoría y la práctica sería un punto de confluencia en esta propuesta. Esta conjunción entre teoría y práctica habría de articularse en un esquema que tuviera en cuenta un permanente diálogo entre lo global (las condiciones de la realidad sociohistórica que acabamos de comentar) y lo local (las condiciones de nuestras aulas y de nuestros centros). Actuar localmente (en nuestras aulas, en nuestros centros) pensando globalmente podría ser una interesante propuesta de partida.

Pero esto no sería válido si no se parte de la realidad, las prácticas, valores, creencias y actitudes subyacentes de los educadores para ir progresivamente reconstruyendo este conocimiento teórico y práctico en colaboración a través de la reflexión y análisis compartido.

Un claro ejemplo de la necesidad de clarificación conceptual lo tenemos cuando relacionamos la educación intercultural con la inmigración, siendo “dos fenómenos diferentes: la inmigración abarca más cosas que la interculturalidad, y la interculturalidad abarca más cosas que la inmigración (...), pero tampoco son fenómenos independientes”. (Ruiz de Lobera, 2005).

Otro concepto que necesita clarificación es el de cultura; es de esta palabra y de sus implicaciones en el momento actual de lo que nos vamos a ocupar en este primer apartado del curso.

¿Qué entendemos por cultura? La(s) cultura(s) en un mundo globalizado. Identidades, estereotipos y racismo.

Cuando hablamos de cultura (o mejor, de culturas) no nos referimos solamente a las expresiones y tradiciones intelectuales y artísticas refinadas de la alta cultura, sino que tenemos en mente un concepto que, aunque en principio pudiera tener que ver sobre todo con lo antropológico, se ha incorporado a nuestro discurso cotidiano (¿debiéramos decir a nuestra cultura cotidiana?). Un concepto que, sin duda, está de moda: ¿cuántas veces oímos en los medios de comunicación esta palabra? ¿cuántas veces la empleamos a diario? La cultura se ha convertido en una especie de cajón de sastre que funciona como explicación caja negra para multitud de fenómenos: hablamos de diferencias culturales entre sexos, entre generaciones, entre distintos sectores profesionales; hablamos de la cultura del fútbol, de la cultura del vino, de la cultura médica, de la cultura juvenil… Lo arriesgado de este exceso de uso de la palabra “cultura” es sus posibilidades como explicación caja-negra; estamos hablando de explicar situaciones y hechos recurriendo al concepto de cultura: si no se sabe por qué sucede algún fenómeno social es fácil caer en la tentación de explicarlo en términos de tal o cual cultura (“es que esto sucede porque tal grupo tiene tal cultura”).

Centrándonos en la concepción antropológica de cultura, han existido multitud de definiciones a lo largo del desarrollo de la disciplina antropológica desde que Tylor propusiera la siguiente definición en 1871: “Cultura es el todo complejo que incluye el conocimiento, la creencia, el arte, la moral, la ley, la costumbre y cualquier otra capacidad o hábito adquirido por el hombre en tanto que miembro de una sociedad”. Como ejemplo de la complejidad que conlleva la definición del término podemos acudir a la que propone Geertz en 1973, un 2 siglo después de la de Tylor: “la cultura es un sistema ordenado de significado y símbolos en cuyos términos los individuos definen su mundo, expresan sus sentimientos y emiten sus juicios”. En cualquier caso, aun sin disponer de una definición unánime, existe en la actualidad un cierto consenso antropológico en torno a lo que es una cultura. Siguiendo a Adam Kuper, tal consenso, que nos puede ayudar a entender

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