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De la Misoginia a la Misandria

kass jeDocumentos de Investigación5 de Febrero de 2017

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De la Misoginia a La Misandria Un Panorama Insurreccionado

En el presente trabajo, considero completamente necesario evocar una revisión de los acontecimientos históricos no solo desde la perspectiva de la discriminación hacía la mujer, pues, considero inextricable desligar la discriminación a ambos géneros por ello considero indefectible explayar una perspectiva integra de dos fenómenos discriminatorios como lo son la Misandria y la Misoginia primordialmente porque estimo necesario establecer un panorama histórico desde más de una óptica esto debido a las dificultades que se presentan al no evaluar los acontecimientos que pueden llegar a ser funestos, sino se brinda una adecuada interpretación llegando incluso a adoptarse prácticas de carácter doctrinario. Una vez ya establecidos los parámetros es entonces pertinente esclarecer como a través de la historia las categorías de hombre y mujer en sí mismos han sufrido procesos de convergencia hacía un incesante conflicto entre géneros, de forma que, la comprensión de esta colisión debe necesariamente remitirse hacía las diferentes sociedades y/o civilizaciones del pasado, constatando así las repercusiones de estos acontecimientos en la historia de la dualidad entre naturaleza masculina y femenina. Ahora bien considero pertinente resaltar los rasgos más significativos de la misoginia como primer apartado de análisis;  establecer el origen de un constructo social especifico en el arraigado componente social y cultural del sistema humano, es ciertamente complejo, sin embargo en este caso se podría hacer una aproximación de su aparición que data del siglo VIII a.c y, si se evoca un punto de referencia geográfico, este sería en algún emplazamiento ubicado en el Mediterráneo oriental, aproximadamente en estas épocas  se da la Genealogía de lo conocido como Misoginia esto reflejado en los diversos mitos en los cuales se representaba la caída del hombre y análogamente a la mujer como la causante de todo el sufrimiento humano en general, siendo Grecia y Judea los precursores de estas historias (Holland, 2010). Por parte de Judea el mito que se relata en  Génesis en el cual, Eva es la causante de la expulsión de prácticamente toda la humanidad del Edén y en el caso de Grecia es Pandora, figura expuesta por HESÍODO en Los trabajos y los días, en tal obra se   sitúa la figura de Pandora antes de la venida de los hombres actuales. Similar a lo sucedido con Eva, ella la que trajo el trabajo, la sombra, el pecado, el dolor y la muerte, por tanto,  Pandora supone la degradación de la humanidad.   Si bien el mito de Pandora es un gran expositor de la cultura misógina, de Grecia no es aquí en donde más recae la discriminación hacia las mujeres concretamente el suceso se extiende en la concepción misma de la realidad, asociando a la mujer como un castigo divino al conseguir el hombre la facultad de generar fuego, contrario a lo que se pueda pensar para los griegos el estar ligado con un elemento meramente natural no es un algo bueno, de hecho, se aborrece debido a que para los griegos la naturaleza era un desafío y una amenaza al ser superior del hombre, además la mujer era la encarnación más representativa de la naturaleza al ser la ejemplificación de la seducción. Establecido el contexto el análisis se presenta en la concepción en la cual los parámetros antiguos de occidente repercuten en nuestras bases actuales, puesto que, una acepción más profunda de lo expuesto anteriormente da paso a la siguiente conclusión que afirma Pomeroy (1999) “Papeles sexuales que le resultan familiares al lector moderno, quedaron firmemente establecidos en las edades oscuras de Atenas”.  Es entonces oportuno afirmar que junto con las maravillas y/o avances en todos los campos propiciados por Grecia, se genera lo que vendría siendo una de las dicotomías sexuales más arraigadas que existen; lo curioso de todos los acontecimientos mencionados previamente, es que, este tipo de lineamiento en las características sexuales solo tiene su mayor auge en Grecia y Judea, pues, ni en Egipto ni tampoco en Babilonia se encontraba algún tipo de mito similar al de Pandora u Eva, de hecho, en el poema épico más antiguo de toda la historia La epopeya de Gilgamesh, en el cual este personaje se enfrenta a los Dioses en aras de conseguir su inmortalidad jamás se da a la mujer como un mártir de un Dios vengativo ni tampoco Gilgamesh culpa al sexo alterno de su mortalidad, por el contrario acepta que los dioses son los causantes de aquello (Holland, 2010). En cuanto a la especificación del poema es el siguiente inciso:

Gilgamesh, ¿a dónde te apresuras? Nunca encontraras en esta vida lo que estás buscando. Cuando los dioses crearon al hombre le asignaron la muerte, pero la vida la conservaron bajo su propio cuidado. En cuanto a ti, Gilgamesh , llénate         la barriga de cosas buenas, día y noche, noche y día , danza y alégrate, festeja y regocíjate; usa ropajes frescos, báñate en agua , quiere al niñito que te toma de la mano y haz que tu mujer sea feliz en tu abrazo, porque también este es el sino del hombre. (George and Crespo, 2008, pg.70)

Conjuntamente con estos hechos está el papel de Atenas con su panteón en el cual se llega incluso a recalcar un mito en el que se pretende relegar el papel de las mujeres como progenitoras optando por explicaciones carentes de fundamento, para así desprestigiar el carácter de progenitora propio de mujer, ello evidenciado, en el mito del padre de los dioses que se convierte además en la madre de los dioses siendo reforzado este mito por la ciencia aristotélica determinando que el papel de la mujer en las etapas de preñez era meramente para efectos de nutrición. Era el contenedor pasivo de la esencia masculina, que contenía todo lo necesario para el desarrollo del feto (Holland, 2010). Subsecuentemente con estos hechos están las diferentes concepciones de la mujer dentro de la literatura, pues, en general las heroínas de Grecia en materia literaria suelen ser de historias notoriamente trágicas y en general aborrecen su propia existencia al pertenecer al género femenino, algunos modelos de esta índole podrían ser: Helena de Troya, a la  cual se le repite en reiteradas ocasiones que su existencia es un error " Tú, hija de Tindareo, no eres hija de Zeus, sino que afirmo que fuiste nacida de muchos padres, primero de algún mal demonio, después de Envidia, luego del Asesinato y de la Muerte, y de cada horror que la tierra cría. " 
(Las troyanas, Eurípides); Pandora con su perjurio a la humanidad, al desatar los males del mundo; Electra, Ifigenia, etc. Subsecuentemente con este tipo de desvariaste, está el pensamiento de muchos de los más relevantes pensadores masculinos de la época  plasmado esto con una frase de Demóstenes:

Tenemos hetairas para nuestro placer, concubinas para servirnos y esposas para el cuidado de nuestra descendencia. (DEMOSTENES, Contra Neera, 59, 122)

Integrado a todos los argumentos y sucesos históricos mencionados se encuentra la opinión de uno de los filósofos más importantes de toda la historia humana Aristóteles:

El varón es por naturaleza más apto para gobernar que la hembra (salvo cuando la familia está organizada en contra de la naturaleza), y los mayores y más maduros lo son más que los jóvenes e inmaduros. (ARISTÓTELES, Política, 1259 b 2-4)

Concretamente ni Aristóteles, ni tampoco Demóstenes son los primeros en abordar estas cuestiones, dado que, el Sócrates platónico ya había tratado la materia en su dialogo con Glaucón en la República:  

—Pero ¿se puede emplear a un animal en las mismas tareas que otro, si no se le ha brindado el mismo alimento y la misma educación?

—No, no se puede.

—Pues entonces, si hemos de emplear a las mujeres en las mismas tareas que a los hombres, debe enseñárseles las mismas cosas.

—Sí.

—Y tenemos que a los hombres se les ha brindado la enseñanza tanto de la música como de la gimnasia.

—Así es.

—Por consiguiente, también a las mujeres debe ofrecérseles la enseñanza de ambas artes, así como las que conciernen a la guerra, y debe tratárselas del mismo modo que a los hombres.

—Por lo que dices, es probable.

 (PLATÓN, República V, 452ª. Traducción de Conrado Eggers Lan)

Como se denota en el dialogo se ofrece una perspectiva alternativa de lo que sería el intrincado concepto de mujer dentro de las raíces griegas y además es una manera de crear nuevas perspectivas frente a la situación del género femenino, sin embargo, como es bien sabido Sócrates sería condenado a muerte por “corromper” a la juventud y con este hecho es más que clara la presencia de una misoginia arraigada en los metarrelatos de la civilización Griega, pues, incluso más adelante Aristóteles refutaría este dialogo en su Política; la razón principal por la que traigo a colación tantos mitos y pensamientos de filósofos se debe, principalmente al hecho implícito de su importancia en la configuración social en la época griega, pues, es verídico afirmar estos tenían una influencia constante sobre los jóvenes y su manera de pensar, esto relacionado ampliamente con su mentalidad forjada por las diversas escuelas de pensamiento existentes precisamente propiciadas por los filósofos mencionados anteriormente.

Es completamente ineludible la misoginia presente en toda la amplitud del desarrollo como civilización que poseía Grecia, incluso los más grandes pensadores de esta época cayeron en este grave error y lograron así un tipo de discriminación que sigue de cierta manera vigente hasta nuestros días, por demás me gustaría recalcar un último mito que en mi forma de percibir las cosas vendría a recalcar muchas de las pre concepciones originarias de Grecia este mito fue escrito por Semónides De Amorgos, su obra más conocida es precisamente de la cual pretendo dar un acercamiento aquí, el nombre de esta es Yambo de las mujeres, en particular esta obra me produce interés, ya que, aborda preceptos en los cuales compara de manera causal a las mujeres con los tópicos defectuosos de animales y rebajando así mismo a la mujer al nivel de aquellos animales, sin embargo, el objetivo que pretendo no es recalcar una vez más el carácter misógino griego, sino más bien establecer que este tipo de prácticas se presentaba también en el género femenino -aunque en menor medida- , pues, los libelos entre ambos sexos son una práctica bastante usual no sólo entre hombres, también entre mujeres y que ha perdurado a lo largo del tiempo a través de nuestros propios marcos de pensamiento actual y es por eso que este mito u escrito me resulta tan importante al momento de exponer mis intenciones dentro del texto en general, lo cual se podría resumir en la dualidad entre la misandria y misoginia.

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