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Debilitamiento de la democracia: chile siglo XX


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2022  •  Ensayos  •  1.932 Palabras (8 Páginas)  •  55 Visitas

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Debilitamiento de la democracia: Chile siglo XX

Un fenómeno que se va estableciendo en Chile desde mediados del siglo XX es la tensión política de los partidos, expresada en un comportamiento que sitúa sus críticas y medidas en torno a la situación económica de la época, y una sociedad que obtiene una participación política cada vez más ideologizada. Durante los dos primeros tercios del siglo XX en Chile se fue estructurando un tipo de democracia que de manera creciente se fue volviendo cada vez más débil, hasta culminar en un momento de su pérdida hacia el año 1973 producto del golpe de estado y durante el periodo de dictadura. Este debilitamiento de la democracia, que fue tomando lugar con los gobiernos de los tres tercios, lo podemos establecer a partir de dos factores principales que inciden e impactan de manera importante en este agotamiento gradual de la democracia chilena. Por un lado se debe a un contexto político previo, donde la política llevada a cabo por gobiernos como los de Gabriel Gonzalez Videla y Carlos Ibañez del Campo marcan una pauta que se terminará de configurar durante los gobiernos de los dos primeros tercios y, por el otro lado, este debilitamiento democrático va viendo su causa en el entramado sociopolítico que dejaron los dos gobiernos previos a los tres tercios, marcando una politización en la sociedad respecto a la “crisis profunda” en la que se vive.

En primer lugar, damos cuenta que la fragilidad que va tomando la democracia chilena desde los dos primeros tercios es producto de medidas y programas llevados a cabo por un contexto previo. Este contexto político previo a los gobiernos de los tres tercios es atribuido a los gobiernos de Gabriel González Videla, 1946 a 1952, y de Carlos Ibáñez del Campo, 1952 a 1958, cuyas acciones durante sus mandatos fueron moviendo a esta sociedad chilena de mediados del siglo XX hacia una posición que fue juntando presión gradualmente. El impacto que tuvieron estos dos gobiernos fue removiendo la acción política chilena, desde la configuración de los partidos políticos ya establecidos hasta aquellos que fueron surgiendo como reacción al contexto, generando una fractura en la democracia de la época la cual se fue acrecentando hacia los gobiernos de los dos primeros tercios.

En este sentido se nos hace pertinente seguir la mirada que realiza Tomás Moulian que plantea la “fragilidad de la tradición democrática”[1], pues el autor señala esta característica respecto a la inspección que hace sobre el paralelismo entre el periodo de 1946 – 1947 y el de 1970 – 1973, cuyas situaciones marcan en ambos períodos un problema para la democracia chilena. Esta fragilidad que observa nos permite comprender lo ocurrido durante el periodo previo a los primeros dos tercios, pues la política chilena durante esta época va viendo comprometida su estabilidad producto de las medidas tomadas para dar solución a los problemas existentes, y que de paso van moldeando lo que será el desarrollo político y las condiciones socio-políticas que tomarán los posteriores gobiernos de los primeros dos tercios.

Tal como menciona la cita expuesta, la vida política chilena ha sido un reflejo de la constante tensión por un lado entre los partidos políticos y, por otro lado, de los movimientos antipartidistas, y es respecto a esto que caracterizamos en el gobierno tanto de González Videla como en el de Ibáñez un muestra de aquello que fue forjando lo que sería la presencia de los partidos políticos, y de la sociedad chilena en general dentro de la participación política, durante los gobiernos de los tres tercios. Ahora bien, un primer elemento a considerar dentro de esta tensión política, que va comenzando a resquebrajar la democracia chilena, lo encontramos con la derechización del radicalismo y la implementación de la Ley de Defensa de la Democracia, medida a través de la cual se piensa en una defensa democrática ante la fuerza que había ido tomando el comunismo y que a su vez significaba, según la visión de Francisco Bulnes, una amenaza política para el país[2]. En este sentido se puede hacer una similitud, a pesar de las considerables diferencias, con el hecho que provocó la pérdida de la democracia en 1973, golpe de Estado y dictadura, acercándonos a lo señalado por la cita sobre la política antipartidista que se alcanzó durante el gobierno de Pinochet.

Asimismo, dentro de estas tensiones políticas que van debilitando la democracia de manera progresiva hasta llegar a los gobiernos de los tres tercios, nos encontramos además con el desarrollo del gobierno de Ibáñez, 1952 a 1958, donde desarrolla más bien una política populista en el sentido de establecer “un caudillo antipartidario que habla a nombre de lo popular”[3]. Uno de los factores en conjunto que se desarrollan con este populismo de Ibáñez es la creciente inflación, factor a través del cual los dos primeros gobiernos de los tres tercios se ven impactados en sus políticas y gestión. El periodo de Ibáñez es destacado por Moulian como un momento en que los partidos se habían comenzado a debilitar[4], con una acción populista que termina por vivir su propia crisis como causa de la alta inflación, las movilizaciones obreras que llevaron a tomar medidas represivas y por la misma división entre el ibañismo y el Partido Agrario Laborista, empeñados por un lado a buscar apoyo en lo sindical y por el otro acercarse a la derecha[5], respectivamente. El agotamiento del modelo económico y político que se venía gestando, con la parálisis del crecimiento económico y la alta tasa de inflación que subía cada año[6], generan un descontento social y económico que, siguiendo aquello que señala Moulian, ubica al gobierno de Ibáñez como una antesala al periodo caracterizado por la “ausencia de proyectos duraderos […] por la baja propensión coalicional y por la tendencia a aplicar proyectos globales de cambio sin construir alianzas amplias”[7], siendo estos los gobiernos de Alessandri y Frei.

En 1958 ya se habían perfilado los tres bloques que polarizaron el proceso político, aun cuando esto no tuvo mayor incidencia en el periodo de Alessandri, ya que este logró una convivencia con el partido comunista lo que significa un periodo más bien de ajuste y una pseudo paz antes de los cambios y las polarizaciones más crudas ya que se dio un orden respaldado en acuerdos implícitos y unos conflictos políticos limitados. Si bien se da esta relación su gobierno se caracteriza por ser un proceso centrado en el desarrollo y dejando de lado los partidos políticos en cierto sentido, como un actuar antipolítico. Desde este momento se pueden notar los quiebres y cómo se forman las articulaciones que se vienen a futuro con los procesos políticos y el rumbo que tomará la democracia chilena. Con las presiones sociales y todo lo que sucede se dan cambios de rumbos como la del nacimiento de la democracia radical como una fracción que se desprende de esta ala más derechista y como el radicalismo del país gira indudablemente a la izquierda, se puede señalar entonces que con Alessandri se verán los últimos vestigios de la mantención de estas categorías de orden político, ya que de ahí en adelante se procede a mutar en una radicalización y polarización del sistema.

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