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Desintegración de la ciudad y privación del espacio.


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  1.606 Palabras (7 Páginas)  •  236 Visitas

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Ensayo

Desintegración de la ciudad y privación del espacio.

Andrés Soto
Francisco Díaz
Felipe Fernandez-niño

La ciudad, entendida como un asentamiento de alta población humana y configurada por los requerimientos cualitativos de esta población cuantitavamente desarrollada, ha dejado de existir, por lo menos como se les conocía en un principio, cuando fueron bautizadas como tal. No es que hayan dejado de existir en el sentido “progresivo” que todo movimiento histórico supone, en el que nada se mantiene estático y todo aquello que alguna vez de tal manera después será de otra. Claro que el movimiento histórico es por lo que la ciudad ya no es lo mismo que fue en un principio, pero no es eso a lo que se está apuntando en este esbozo. Nos referimos a que la ciudad, entendida como asentamientos urbanos planificados según las necesidades de las comunidades precapitalistas, ha dejado de existir.

Un problema característico en el discurso crítico es que se suele concebir ciertas dinámicas sociales como separadas de la misma producción social que le da forma. En este sentido, a veces se suele hacer tal o cual crítica de la gestión de la economía actual, la del capitalismo, en términos meramente economicistas, de manera que se dejen de lado aspectos claves de la realidad concreta, aspectos tan fundamentales y concretos como la misma configuración del espacio en el que estas dinámicas toman forma. En cambio, desde una perspectiva crítica lo suficientemente incisiva y teniendo en perspectiva el aspecto materialista del estadio histórico que se pretende analizar, la ciudad actual es la ciudad particular de un estadio histórico determinado, la del capitalismo. El capitalismo, antes que un modelo meramente económico, una mera categoría económica, es una relación social, una forma de producir a la sociedad y en que la sociedad se reproduce a sí misma como tal. Es imposible hacer abstracción de tal o cual aspecto de lo social sin tener en consideración este hecho fundamental.

A diferencia de la ciudad en la era precapitaslista, todavía configurada en pos de las comunidades que las habitaban y a un comercio que también estaba estrechamente relacionado a estas necesidades y todavía  La insipiente urbanización caracterizada por la construcción de viviendas, carreteras y centros de acopio de mercancías no es un aspecto superficial y secundario de lo que actualmente entendemos por ciudad. Quizás sí podrían ser considerados aspectos superficiales si por esto entendemos aquello que está en la superficie: basta con una simple mirada para constatar cómo la urbanización es el aspecto más importante de la ciudad y el más fácilmente constatable ya que configura toda la superficie del mundo que habitamos. Pero no es sólo eso: un ejercicio de observación atento sobre la ciudad nos ayudaría a constatar que la urbanización no es sólo un aspecto inherente a ésta, sino que consiste precisamente en la constante transfiguración de la ciudad. O sea, todo aquello que concebíamos por ciudad se ve constantemente transformado para la creación de nuevos valores de referencia, y que no transforman sólo la superficie de nuestro espacio sino que la vida de todos quienes habitan en él.

En este sentido, la ciudad actual es la ciudad del modo de producción capitalista; esto es, el espacio configurado para el trabajo asalariado y la circulación de mercancías; el espacio configurado para la producción (de mercancías) y consumo (de estas mismas mercancías). Y esto a grandes rasgos. La urbanización, constituida en ideología dominante en la configuración del espacio, ha subsumido la totalidad del espacio físico y social a los requerimientos de la mercancía en expansión. En ese sentido, el espacio también ha sido mercantilizado en su totalidad. Esta mercantilización no se constata sólo en el hecho de que éste es configurado para sacar la mayor cantidad de dinero en la menor cantidad de metros cuadrados, sino que porque también aspectos del espacio público que a simple vista no tienen el propósito de generar ganancias como principio fundamental son a su vez configurados por las necesidades de la circulación mercantil, como la constante renovación de carreteras y calles para mejorar el flujo vehicular, vehículos usados para suplir la necesidades del modelo productivo en cuestión.

Con respecto a este primer aspecto, el espacio mercantilizado en su sentido más palpable y grosero, tenemos el ejemplo de la gentrificación. La gentrificación se podría entender como el resultado de la configuración del hábitat en detrimento del habitar. La gentrificación  implica el desplazamiento de los viejos habitantes de un sector que ha sido revalorizado en tanto que mercancía a un valor en el que estos viejos habitantes ya no pueden solventar, mientras estos nuevos habitantes viven en un hacinamiento programado que las llamadas clases medias pagan gustosamente. Cientos y hasta miles de personas habitando cubículos de escasos metros cuadrados en las mismas cuadras en las que antes habitaban sólo una docena de familias, pero de cuidados detalles y cercanía a los centros de producción y servicios, y a precios que  desbordan los sueldos mínimos. Según un artículo de CIPER Chile, el diario el Mercurio constata en su número del número del 27 de septiembre del 2014 que “los precios de vivienda nueva ofertada en la comuna de Santiago alcanzaron niveles de Las Condes, con montos máximos de 73 UF el metro cuadrado construido a la venta. Esto, en una comuna que por décadas ha sido hogar de segmentos medios y medios-bajos”.[1] En estos casos se constata el aspecto ideológico que con produce la lógica de la urbanización y cómo esta repercute en la ideología de la población: Cuán determinado por la circulación de mercancías y valorización del valor (valorización de valor en tanto que la creación de mercancías más rentables en el mercado para la creación de más valor mercantil, como circulo tautológico de reproducción de capital) está determinado nuestro espacio, vida social y personal, al punto hacer migrar a capas de la población que originalmente habitó un territorio para revalorizarlo hacinando en él a capas más bastas de población capaces de pagasrmás por el uso del espacio que sus antiguos habitantes.

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