EPÍLOGO: ¿QUÉ ES LA HISTORIA AHORA?
Emma GodoyDocumentos de Investigación12 de Noviembre de 2017
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EPÍLOGO:
¿QUÉ ES LA HISTORIA AHORA?
Felipe Fernández-Annesto
E. H. Carr dijo que "no envidiaría al historiador capaz de afirmar honradamente haber pasado cincuenta años sin modificar radicalmente su visión de algunos puntos".1 Aunque sólo han transcurrido cuarenta años desde la publicación de ¿Qué es la historia?, éstos han sido, como podría decir la viuda de un noble del siglo XIX, cuarenta años interesantes, cargados de novedad. Como otras disciplinas aca-[pic 1][pic 2]
démicas —quizás, en algunos aspectos, más que la mayo-/;7'
ría— la historia háestimula.day reflejadaenarmescambios °
en las sociedades modernas occidentales. Una revolución
ualitari. ■ -ido los_desequilibrios entre clases, sexos,[pic 3]
1. E. H. Can, ¿Qué es la histeria?, pág. 118.[pic 4]
rgeneraciones, rangos y casi todas las 'categorías de diPerericiación social ,excepto Fadiferenciación entre ricos y pobres, que, con una tenacidad- impresionante, _ha __continuado arritigrdose_En algunos casos, tal vez, como causa ciertamente en consecuencia—, los historiadores han podido frustrar esos desequilibrios con creciente facilidad, penetrando en partes de la sociedad a las que las historias anteriores apenas alcanzaban, descubriendo las historias de minorías anteriormente desvalidas o proscritas, incluyendo a mujeres y niños, a trabajadores y a delincuentes, a los enfermos y a los locos. Gracias, entretanto, a la revolución cultural y demográfica que ha otorgado pluralismo y multiculturalismo a la mayor parte de Occidente —la retirada de los Imperios blancos, la contracalanizac-ián rle las_tierraS natales .pos a ute~21.pueblos--ví-et-i-mar_yeblo.s11D::dáo s del colonialismo— lo Iistopiadeire.s-se-ha-n-~iberados y equipados para acometer_al•. •
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ria".; .abrazar-la-histaria-glob.al, incluyendo los ternas no -europeos en las .historias comparativas; sacar a colación las historias_ de las identidades étnezáRarentemente marginales; mundo en rápida transición .para-abrir-nuevo-s-capít-ulos-on--el-estudi.0_de la identidad, La batalla a la que se unió Carr para traer la historia "no occidental" a la Facultad de Cambridge no se podría sostener hoy -con tanta fiereza, o resistir con tanta tenacidad, (aunque la resistencia de la inercia es aún obvia en algunas universidades); ni nadie repetiría la opinión de Hugh Trevor-
2. E. Wolf, Europe and the People without .Hi:story, Londres, 1982 [trad. esp.: Europa y la gente sin historia, México, Fondo de Cultura Económica, 1987].
Roper de 1963 de que "los estudiantes universitarios, seducidos por (...) la moda periodística, demandan que se les debería enseñar la historia del África negra (...). Pero actualmente no hay nada o muy poco (...). Y la oscuridad no es un tema para la historia"?[pic 7][pic 8][pic 9][pic 10]
Junto con estas revoluciones sociales, ki_que vagamente llamamos "posmodernismoll-tam- bién-ha_modificado la práctica de la historia, montando un reto epistemolcSico que...una Ve Como un colaborador más del presente volumen, escribí una memoria del encuentro con él en • una época que parecía amenazar con derribar-las-búsquedas tradicionales másqueridas de los historiadores• layerclacty_el len_w_áterispeexpresarla . Por_un.momento, los_historiado - res temieron que los bibTiotecarios_del_futurp con~anla
istoria al75sPrijósm estantes que la ficción. Esto no habría sido, en mi opinión-,-uria íriala cosa: mis libros habrían tenido también la compañía de la buena literatura. El posmodemismo, sin embargo, resultó ser un tigre de papel de espantosa asimetría. Los departamentos de historia de la universidad británica tienen posmodemistas simbólicos, como una vez tuvieron mujeres y negros simbólicos. Pero incluso cuando la marea retrocedió, el posmodemismo dejó un rico residuo en la orilla, estimulando la ola histórica. Las historias "virtuales", las historias de lo contrafactual, lo ambiguo, lo implícito, lo liminal, lo transgresor, lo autoreflexivo, lo semiótico, lo representativo, lo inconsciente y lo soñado han llegado a ser fascinantes e irresistibles o, al menos, interesantes y aceptables para casi todos.
- H. R. Trevor-Roper, The Rise o/ Christian Europe, Londres, 1965, pág. 9.
- F. Fernández-Armesto, 7'ruth.- A .Histo7, Londres, .1997 [trad. esp.: Historia de la verdad y una guía para perplejos, Barcelona, Herder, 1999]; R. J. Evans, In Defence of History, Londres, 1997.
cuando hay disponibles trabajos históricos más interesantes e instructivos que nunca.
Los lectores sentirán un "Pero" en perspectiva. Hemos aprendido tanto en los últimos cuarenta años: tanto escepticismo, tanta ciencia. Y hemos olvidado tanto. Herno_sialvi, dado cómo defender con bdto_el[pic 11]
histmia_eirel curriculu-m-escolar. Hemos olvidado cómo estar totalmente en contacto con los profesores de historia de la educación preuniversitaria y cómo alimentar su trabajo con la conciencia de los efectos refrescantes y estimulantes de la nueva investigación: digo esto no de haut en bas [de arriba_ abajo], sino como un guerrero de trincheras que ha cruzado la tierra de nadie y que ha pasado largas temporadas como maestro de escuela. Cualquier historiador profesional que haya corregido exámenes de, nivel avanzado o similares sabrá lo que quiero decir.
Con mayor profundidad en la arena pública, parece que hemos olvidado cómo influir en el debate y en la política de las ideas dominantes de hoy en día. Puedo pensar en muchos ejemplos, en los años recientes, de política gubernamental formulada—con variables grados de desastre— con ignorancia manifiesta del pasado. Sólo puedo pensar en un caso de una política influida por la nueva investigación histórica. Lamentablemente, es un caso que no estimula mucho: la buena voluntad del principio del Gobierno de Thatcher, en el Reino Unido para abrazar el alto desempleo como "un precio que merece la pena pagar" por la baja inflación estaba evidentemente influida por er\frabajo reisiomij de Sydney P.ollard y de otros de su círculo, sobre la economía británica de los años treinta. No insisto en que la ocu ación de los historiadores es influir en aH—Sailica; só o_rnanten.go queesinteresañfé-Cjiiévhicieron y que ahóráno lo
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hacen. La sala de lectura de los miembros de la legislatura de los Estados Unidos en la biblioteca del Congreso, _colocada aparte anteriormente, fue decorada en 1896, de foirfia suntuosa pero sólo con dos pinturas, que se enfrentan entre sí desde las enormes chimeneas de cada extremo de la sala, dominándola y recordándoles sus deberes a los congresistas. Representan, respectivamente, la ley y la historia. Es difícil imaginarse a la historia ocupando hoy un lugar semejante en un esquema iconográfico de similar intención.
E fin s - •• • _ • e ade-Eém~act_ uár en la arena Esto es importante porque una respuesta a la pregunta "¿Qué es la historia ahora?" tienequeinc-1-144-r-la4uessla_histoda p~s_los--que están--interes-ade-ssaopara
,áquellos - • •: ante—afer-tuna€19s-c-omo-para dedL_
carse a ell,• - Gil. i• .-44t-e_Los historiadores con los que
Carr compitió eran los intelectuales públicos más eminentes de su época cuyas controversias se aireaban en la radio y se comunicaban en la prensa. Por razones en las que entraré en breve, no veremos de nuevo, en las circunstancias actuales, el parecido de Isaiah Berlin, Hugh Trevor-Roper y A. J. P Taylor. Hoy, el pasado es génuinamente. efecto, quizás nunc—aiii-yra-liábido táyt2i.1-ie-p_en_CU jíto
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