¿Qué Es La Historia Ahora?

¿Qué es la historia ahora?

Explorar y explicar las muchas tendencias, la sorprendente diversificación de la historia en los años y componer un volumen que pudiese llegar a un amplio público para el que la historia sigue siendo justamente (como debe y tiene que ser) un elemento esencial en la ciudadanía culta, en la cultura publica y en la vía.

Al igual que la historia social parecía preparada en los años sesenta, ahora la historia cultural parece estar en alza.

La historia que se practica durante la primera década del siglo XXI atraviesa un periodo excepcionalmente vigoroso, vivo e innovador. Se ha popularizado en su ámbito y en su atractivo tanto fuera como dentro de la academia. Pero también es un tema serio con un poderoso propósito público.

A pesar de lo fértil y vigorosa que es la escena histórica presente, dentro y fuera del mundo académico, hay también críticas y retos. Ahora se escribe tanta historia que muy pocos estudiosos pueden seguir siquiera una pequeña fracción de lo que se publica; toso sabemos cada vez más sobre menos.

“La historia” para Carr es un dialogo sin fin entre el presente y el pasado”.

La naturaleza de la conversación puede cambiar junto con los temas de discusión y la gente que los discuta.

Lo importante del trabajo de la historia radicaba en el edificio de la explicación e interpretación.

Para el cronista, un hecho era algo que había ocurrido en el pasado. Pero solamente se convertía en un hecho histórico cuando era tomado y utilizado por unos historiadores como parte de un argumento. Para Carr, sin embargo, los argumentos históricos iban más a la de preguntarse sobre quien hizo qué en el pasado, y por qué. Carr pensaba que el historiador debía mirar a las fuerzas más amplias de la historia y para comprender estas fuerzas el historiador necesitaba teorías desarrolladas en el presente.

Para Carr, el objetivo de tal proyecto era ayudar a la sociedad humana a comprender el presente y moldear el futuro. El pasado solo interesaba en la medida en que contribuía a esta tarea. Dejará aparte los hechos accidentales y las causas, que no podían tener sino una influencia parcial y temporal a corto plazo, sobre el sentido en que se movía la historia. Incluso los grandes hombres, rara vez eran del todo conscientes de por qué hicieron lo que hicieron, y casi nunca lograron exactamente lo que querían, de tal modo que el cambio histórico a menudo no ocurría de la manera que lo habían propuesto.

Los primitivos rebeldes en la sociedad preindustrial eran interesantes no porque fueran primitivos sino porque eran rebeldes, y su rebelión apuntaba hacia adelante.

Carr pensaba que los historiadores pertenecían a su propio tiempo: los historiadores tenían que ser conscientes de sus propias tendencias y preconcepciones, de modo que pudiesen elevarse sobre ellas; pero también tenían que ser conscientes de por qué escribían y de cómo su trabajo podía ser útil en su propia sociedad.

El historiador objetivo era el historiador que sabía establecer tales tendencias y luego valorar la gente, las instituciones y los hechos del pasado de acuerdo con la contribucion que les hicieron. La historia era el estudio cientifico del pasado, y a su interpretacion en terminos de grandes fuerzas y desarrollos a largo plazo, ayudada por la teoria social, la cuantificacion y otras herramientas de la ciencia socual, para contribuir así a la creacion de una base firme de concomiento sobre la que fundamentar la accion politica y las decisiones politicas en el presente.

La nueva hegemonia del conservadurismo, tanto intelectual

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