Educacion Indigena

La finalidad de la educación indígena era instruirlos en la fe católica. Se impartía en el idioma nativo, era dada por los frailes criollos y sus ayudantes indígenas. Los principales castigos para someterlos era el uso de la educación del Calmécac y sus castigos que estos daban.

En ese entonces se creía que no era conveniente instruir a los hijos de clase baja, ya que en el futuro podían usar sus conocimientos para revelarse. Se les daba la doctrina y se les enviaba con sus padres para que aprendieran los oficios y labores de estos. En cambio, a los hijos de los principales si se les instruía no solo la doctrina, sino que se les enseñaba a leer, escribir, canto, sacerdotisa y monasterio.

En otro tema la finalidad de formar el gremio de maestros de primeras letras era el de proteger a sus miembros de la competencia, y al público de las mercancías de poca calidad, y lograr beneficios para el grupo, como obtener privilegios y defender sus intereses. En pocas palabras mantener un monopolio entre razas.

La idea de limitar la profesión de las primeras letras se debía no solo al deseo de mantener un monopolio de raza, sino a la creencia de que maestros de “color quebrado” arriesgarían la educación y religiosa de los niños, hay otros oficios más al propósito para la naturaleza y fuerzas a que puedan destinarse y no a este arte, en que se pueden aventurar el mal logro de los niños. La creación de escuelas gratuitas le dio al gremio un motivo de la preocupación, ya que eso contribuía a la expansión de la educación, pues les enseñaba la doctrina religiosa y cuando mucho a leer.

En cuanto a la descripción del empleo pedagógico, los maestros tenían un lenguaje muy formal cuando hablaban con sus ideales, pero cuando hablaban de sus creencias hablaban con mucho realismo, decían que los legisladores salieron de sus despachos para que entraran a una escuela y vieran la verdadera realidad.

En ese entonces los maestros se quejaban de la falta de ingresos y el incumplimiento de darles sus respectivos salarios, se les hacia un tanto injusto ya que no solo tenían que soportar el hecho de que no les pagaran, sino que también tenían que soportar la falta de respeto de los padres y alumnos, pegado a esto no se les reconocía su trabajo, el gobierno lo tomaba como un trabajo más, sin resaltar el esfuerzo y por lo que este tenía que tolerar.

Ahora bien, en la vida escolar, los 3500 niños de las escuelas de la capital, permanecían a todas las clases sociales, no se dividía por nivel social. La mayoría de estos niños eran hijos de padres de escasos recursos. Algunos de los niños ricos recibían educación en su propia casa con tutores particulares. Por mencionar algunas de las escuelas particulares eran la de la escuela de Belén, del Hospicio y de las escuelas de la compañía Lancasteriana. En ese entonces dos terceras partes de los alumnos de las escuelas primarias en la capital estaban inscritos en escuelas gratuitas.

Al terminar las primeras letras (alrededor de los once años), los niños que se les podría decir acomodados y algunos pobres becados entraban a los colegios mayores o al seminarios para estudiar gramática que tenía una duración de dos años y después un curso de humanidades y filosofía que les garantizaba el título de bachiller. Después de concluir estos estudios, podían ya estudiar carreras de leyes, medicina, ingeniería, filosofía o ingeniería.

La mayoría de los alumnos no tenían bachiller y la cartilla común databa del siglo XVI, la imprimía solamente el Hospital de Indios, por eso aumentaron el donativo de 50 a 800 pesos.

Ahora bien, en esa época el objetivo de la enseñanza a los indios cambio en el siglo XVIII. Al terminar la conquista el fin principal que se tenía para la educación indígena era de impartirles la fe católica y esta sería importante en el idioma nativo generalmente por los frailes, criollos y ayudantes indígenas.

Se promovía el establecimiento de escuelas de castellano, sin embargo los indios se oponían a la obligación de financiar la escuela con los fondos comunales y se resistían a enviar a sus hijos para aprender una lengua que consideraban extraña y difícil. Aunque no había un entusiasmo por parte de los indios, se contaba con 286 escuelas en 76 pueblos, algunas de estas escuelas enseñaban a leer y a escribir, además de la doctrina cristiana. El arzobispo Lorenzana ordenó la enseñanza del español sino que propuso desterrar los idiomas indígenas. Debido a la expulsión de casi 500 jesuitas, se cerraron varios colegios en 21 ciudades. Además de lo que se impartía en 4 ciudades se ofrecían cursos avanzados al nivel universitario. Muchos jóvenes jesuitas querían reforzar los estudios de historia y de las culturas prehispánicas y promover el método experimental en las ciencias.

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