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Historia Económica Mundial - Rondo Cameron Capítulo 3: El Desarrollo Económico En La Europa Medieval


Enviado por   •  11 de Marzo de 2014  •  4.238 Palabras (17 Páginas)  •  2.584 Visitas

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1) Historia Económica Mundial - Rondo Cameron

Capítulo 3: El desarrollo económico en la Europa Medieval

La base agraria

En la Europa medieval, aunque la población urbana aumentó en tamaño e importancia, fueron las instituciones agrarias y rurales las que llevaron la voz cantante.

Para comprender el carácter distintivo de la economía medieval hay que recordar las condiciones sociales y políticas que rodearon sus orígenes: impuestos cada vez más gravosos y la creciente ineficacia y corrupción del imperio romano, el colapso final de la autoridad central y la anarquía resultante, el crecimiento de las grandes haciendas autosuficientes y el ocaso de las ciudades y del comercio interregional. Tras la caída del imperio, las correrías de tribus bárbaras continuaron sembrando la destrucción; surgieron y desaparecieron pequeños reinos, pero no fueron capaces de mantener un orden efectivo más que durante períodos breves de tiempo, ni de implantar sistemas fiscales regulares.

Para hacer frente a las amenazas de los musulmanes, vikingos y magiares los reyes francos idearon un sistema de relaciones políticas y militares, posteriormente denominado feudalismo. La solución consistió en otorgar a los guerreros, a cambio de sus servicios militares, las rentas de las grandes haciendas, muchas de ellas confiscadas a la iglesia; estos guerreros –los señores y caballeros- quedaron asimismo encargados de mantener el orden y administrar justicia en sus tierras. Los grandes nobles poseían gran cantidad de tierras que abarcaban muchas aldeas, y concedieron algunas de inferior categoría, sus vasallos, a cambio de un juramento de homenaje y fidelidad similar al que el rey recibía de ellos; a este procedimiento se le llamó subinfeudación.

Sustentando el sistema feudal, estaba la forma de organización económica y social basada en el manor. Como unidad administrativa y de organización, el manor consistía en tierra, edificios y la gente que cultivaba aquélla y habitaba éstos. Desde un punto de vista funcional, la tierra se dividía en tierra de cultivo, tierra de pasto, prados, monte, bosque y tierra baldía; desde un punto de vista legal, en el demesne [dominio] del señor, las tierras de los campesinos y la tierra común.

La idea feudal era “ninguna tierra sin señor, ningún señor sin tierra” pero no se cumplió de modo universal. En principio, la función del señor era la defensa y la administración de justicia, podía interesarse personalmente en la explotación de su demesne, pero en general dejaba esta tarea a un mayordomo o administrador. Con frecuencia gozaba de otros derechos, como la propiedad del molino, el horno y el lagar.

El manorialismo nunca fue esa institución estática que a veces se representa, sino que estuvo siempre en estado de evolución constante, normalmente de forma gradual, casi imperceptible, pero ineludible.

La sociedad rural

La teoría del feudalismo dividía la sociedad en tres “órdenes” y asignaba un deber a cada uno de ellos:

- los señores que proporcionaban protección y mantenían el orden (peleaban),

- los clérigos que cuidaban del bienestar espiritual de la sociedad (rezaban), y

- los campesinos que trabajan para mantener a los dos órdenes superiores (trabajaban).

La clase dirigente formaba en principio una pirámide social que iba desde el rey en la cúspide, pasando por los grandes nobles, hasta los caballeros de categoría inferior en la base. Pero la situación de hecho era mucho más complicada, al poseer muchos nobles varios manors y ser, pues, desde un punto de vista técnico, vasallos de más de un señor. En casos extremos, dos nobles, incluso reyes, podían ser vasallos uno de otro respecto a ciertos feudos. Así, no resulta sorprendente que situaciones de tal complejidad derivasen en las luchas que han dado a la Edad media su fama de período anárquico y violento.

El orden clerical, el único que no se perpetuaba biológicamente, tenía también sus diversas categorías sociales. Estaba el clero regular, es decir, las órdenes monásticas que dejaban el mundo retirándose a comunidades aisladas, y el clero secular (obispos y sacerdotes), que participaban de la vida de la comunidad de un modo más directo. Existían diferencias dentro del clero, tanto regular como secular, basadas en el nivel social de los individuos que los componían. A menudo los hijos menores de las familias nobles eran destinados a convertirse en obispos y abades desde el mismo momento que recibían las órdenes sagradas, mientras que el pueblo humilde raramente podía aspirar a algo más que a una parroquia o un cargo en un monasterio.

Existían diferentes categorías sociales incluso entre la población campesina. En términos generales estaban los hombres libres y siervos, y dentro de ellos se daban distintos grados de libertad y servidumbre. En el siglo IX los únicos esclavos que quedaban eran los esclavos domésticos de los grandes nobles. Entre los campesinos medievales eran muy raros los hombres realmente libres –de mudarse de uno a otro pueblo, de adquirir tierra o disponer de ésta según su propia iniciativa, de casarse sin permiso de su señor-. Al mismo tiempo, el poder de los señores no era ilimitado. Los siervos no eran propiedad de sus amos, sino que estaban ligados a la tierra.

Desde la última fase del imperio romano hasta aproximadamente los siglos X-XI, los derechos y obligaciones de los hombres libres y los esclavos se asemejaron cada vez más. Luego, desde aproximadamente el siglo XII hasta la Revolución Francesa, fue produciéndose una disminución gradual de las restricciones a que estaban sometidos los siervos, que tuvo como resultado el deterioro definitivo de la institución de la servidumbre en ciertas áreas de la Europa Occidental.

Formas de estabilidad

La organización del trabajo en el manor entrañaba una mezcla de coacción y cooperación regidas por la costumbre, con muy poca oportunidad para la iniciativa individual. Las operaciones más importantes eran arar, segar y cosechar, y en ellas estaban implicados casi todos los habitantes del pueblo.

El papel que el ganado tenía asignado en la economía medieval variaba considerablemente de una región a otra. Su función más importante era la de servir de animales de tiro. Las mujeres hilaban y tejían, y los niños formaban parte del servicio doméstico. Además de los servicios de trabajo, la mayoría de los campesinos estaban sometidos a otros deberes, pagos y prestaciones, en dinero y en especie. Tenían que pagar asimismo

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