Historia, Sociedad Y Educación
kostter2 de Noviembre de 2013
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
CAPITULO I 3
I.1 IMPORTANCIA DEL PASADO INDÍGENA 3
I.1.1 ¿Quiénes somos los indígenas? 3
I.1.2 ¿Por qué es importante recuperar nuestro pasado? 3
I.1.3 ¿Por qué es importante tener una historia indígena? 3
I.2 SABERES POPULARES E HISTORIAS PROPIAS 5
I.2.1 Consejos y ritos para preparar el terreno en el que se cultivará el maíz, frijol, así como otros granos y semillas. 5
CAPITULO II 10
II.1 MÉXICO ANTIGUO O MÉXICO PREHISPÁNICO 10
II.2 LA EDUCACIÓN INDÍGENA EN EL SIGLO XVIII 10
II. 3 LOS INDÍGENAS OLVIDADOS EN LAS ESCUELAS DE TERCERA CLASE DEL SIGLO XIX 13
II.4 LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE 17
II.4 SITUACIÓN ACTUAL DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE EN MI CENTRO DE TRABAJO 20
II. 5 CONCLUSIONES 23
II. 6 BIBLIOGRAFÍA 24
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene como propósito fundamental recapitular los principales temas estudiados durante el curso y como la educación ha sido un proceso de transmisión de conocimiento desde la época del México antiguo y cuál era el tipo de organización que tenían ellos para impartir educación, los propósitos a los cuales estaban dirigidas las enseñanzas, las ideologías que mantenían en cuanto sus deidades, y sobre todo las bases filosóficas de la educación del actual México.
En el primer capítulo, se menciona la importancia de que los pueblos indígenas tengan su propia historia. Porque de nuestro pasado viene nuestra herencia como pueblos, pero el pasado también está aquí hoy, impregnando nuestras maneras de relacionarnos con la madre naturaleza, nuestros cultivos, nuestras fiestas, nuestras creencias y costumbres y nuestros saberes populares que son de suma importancia en la historia de los pueblos originarios.
En el segundo capítulo se menciona cómo ha sido la educación en las diferentes épocas; en el México antiguo, la educación en el siglo XVIII, la educación en la actualidad y cómo ha ido cambiando las reformas educativas, y las instituciones que el gobierno ha creado para atender a la educación. Asimismo que es lo que se pretende con una educación intercultural bilingüe, y también menciono como se ha dado la educación intercultural en la comunidad donde laboro, y cómo se está empleando dicha educación.
CAPITULO I
I.1 IMPORTANCIA DEL PASADO INDÍGENA
I.1.1 ¿Quiénes somos los indígenas?
Somos un conjunto de pueblos hermanos ancestrales, arraigados a nuestros territorios, ubicados ahora dentro de los dominios del Estado Mexicano, pero que existimos mucho antes del mismo. Nos unen las mismas necesidades, las mismas demandas y las mismas expectativas, por eso nos reconocemos como semejantes. Nosotros somos diversidad de la vida que aprendimos de nuestros ancestros. Nos unen lazos culturales muy antiguos, como nuestra lengua, nuestra historia y nuestra propia concepción del mundo.
I.1.2 ¿Por qué es importante recuperar nuestro pasado?
Porque de nuestro pasado viene nuestra herencia como pueblos, pero el pasado también está aquí hoy, impregnando nuestras maneras de relacionarnos con la madre naturaleza, nuestros cultivos, nuestras fiestas, nuestros ritos ceremoniales nuestras fiestas y tradiciones nuestros saberes populares, etc. Basta echar un vistazo por nuestro legado y por nuestras costumbres para notar que el pasado está vivo en nosotros; que gracias a ese pasado común reconstruimos y profundizamos la confianza entre nosotros en tanto pueblos indígenas, desarrollamos nuestras identidades, nos integramos, nos reconocemos y celebramos que estamos juntos, que pertenecemos a la misma tierra. Sentimos orgullo de nuestro origen, por eso luchamos por nuestra identidad, por el reconocimiento de nuestros aportes a la cultura en general según Andrés Aubry “ la historia es importante al grado que podríamos decir que sin historia no hay nación”
I.1.3 ¿Por qué es importante tener una historia indígena?
“La madre tierra y la madre naturaleza la cosmovisión de los indígenas se fundamenta en su relación con la madre tierra y la madre naturaleza. En cambio la mayoría de la población mundial vive sin preocupaciones, sin saber cuál es su fuente de vida, olvida a sus generaciones del futuro. Más bien, vive contaminando y vive tratando de lesionar más y más a la tierra. Algún día esa tierra va a reclamar a la humanidad ese desprecio y esa destrucción. Cuando esto ocurra nos daremos cuenta de que la tierra es brava, enérgica y vengadora” (MENCHÚ Rigoberta)
Nuestros aportes son de suma importancia para la humanidad. Le hacen bien a muchos grupos humanos en el mundo pero nadie reconoce su procedencia, algunas medicinas occidentales fueron descubiertas primero por nosotros, por la magia buena de las plantas; el acervo histórico arqueológico que tanto asombra a los turistas, lo construimos nosotros los indígenas, que a veces nos prohíben ver nuestras propias creaciones. Estos aportes han sido posibles gracias al respeto de los principios que rigen el mundo y nuestra tradición, gracias a que somos fieles a nuestra cosmovisión y a nuestra identidad.
Basta ver los vestigios arqueológicos, la domesticación de los comestibles vegetales y el cultivo de la diversidad en todo México, para darse cuenta de que esos son nuestros aportes, y que sin ellos la vida no podría discurrir prolíficamente en este país. Gracias a nuestros cuidados por el medio ambiente, gracias al cultivo y cuidado de la diversidad tenemos un gran acervo biocultural.
Es importante tener una historia propia, porque es una necesidad colectiva para fortalecer nuestra identidad, nuestra autoestima, nuestras luchas y nuestra continuidad sistemática en el tiempo. A los pueblos indígenas nos unen ahora nuestras luchas. Una de esas luchas es el reconocimiento de nuestra propia historia. Hasta ahora la educación promovida desde el Estado nos ha enseñado una historia ajena, en la que los indígenas no somos protagonistas de nada, en la que nos han creado incluso una imagen negativa. Cuando no aparecemos como paisaje turístico, aparecemos entonces representando el atraso y valores decadentes de viejas civilizaciones.
Nos han ubicado en un pasado remoto y lejano, como si nuestros mundos hubieran desaparecido o estuviesen ya “superados” por lo moderno y occidente según Guillermo Bonfil “la historia india termina con la invasión europea. Comienza una nueva historia, otra historia”
“Nuestra estancia en la tierra es un préstamo nada más, de repente ¡zas! Llegamos al final ¿verdad que así es? Yo a veces me pongo a pensar qué es la vida… ” “En nuestra forma de vida, en nuestro gobierno, en todas las decisiones que tomamos, pensamos siempre en la séptima generación futura. Nuestro trabajo consiste en procurar que los de después, las generaciones que aún no han nacido, no encuentren un mundo peor que el nuestro. Al caminar sobre la Madre Tierra, posamos siempre los pies con cuidado porque sabemos que las caras de las nuevas generaciones futuras nos miran desde abajo. Nunca las olvidamos…Al principio del tiempo, en la época de la Creación, también apareció nuestro pueblo. No teníamos maestros, no teníamos instructores, no teníamos escuelas. Tuvimos que volvernos a mirar en la Creación. Tuvimos que estudiar la naturaleza. Y tuvimos que imitarla. Toda nuestra civilización se basó en el estudio de la Naturaleza. Esos fueron nuestros instructores en el principio de los tiempos. Nuestra religión apareció en esa época. Establecimos nuestras formas de vida mediante ese tipo de estudio” (Bruchac. Joseps De Olañeta, José J. 1998)
I.2 SABERES POPULARES E HISTORIAS PROPIAS
Históricamente tenemos un legado inmejorable, múltiples civilizaciones creadoras y potentes han fecundado esta tierra a través del tiempo son la muestra más conocida de una gran diversidad cultural que sigue viva. En el tiempo, los pueblos indígenas venimos dejando un gran legado, legado que ha sido construido por siglos de experiencia y sabiduría ancestral los cuales que se van transmitiendo de generación en generación.
I.2.1 Consejos y ritos para preparar el terreno en el que se cultivará el maíz, frijol, así como otros granos y semillas.
El profesor Vicente P. Francisco Méndez comenta una breve historia del maíz. Con profundo respeto y sentimiento recuerdo que mis padres y abuelos, cuando era pequeño me enseñaron a cuidar y amar con responsabilidad el maíz, frijol y otros productos comestibles que se producen en mi pueblo y en los de la región. Al encontrar tirado un grano de maíz, frijol, café, chícharo, lo levantaban y lo besaban con gran sentimiento, porque contaron que los habitantes de los pueblos de la región habían vivido una época bastante crítica por la escasez, principalmente del maíz, y por eso nos enseñaron a mis hermanos y a mí a hacer lo mismo y a no pisotear ni barrer el grano.
Este sentir de mis padres, abuelos y de la gente mayor me quedó más claro una vez que fui a Talea de Castro, Villa Alta, Oaxaca a vender frijol de chuparrosa denominado en zapoteco zaa dupi, pues un abuelito originario de ese pueblo que conocía mi tío político y que nos dio posada, contó que en el pueblo de Talea de Casto, hubo un matrimonio indigente, es decir, muy pobre, que trabajó mucho pero nunca llegó a tener bienes, cuando creció su único hijo, éste se juntó con una mujer, y a partir de entonces vivió bajo los dominios
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