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Matrices De Aprendizaje


Enviado por   •  25 de Agosto de 2014  •  846 Palabras (4 Páginas)  •  281 Visitas

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Los 7 pecados del mal historiador.

La mala historia es mil veces más fácil de hacer y de enseñar que la buena historia o historia crítica. Es justamente el fruto de esos libros aburridos y pesados que nadie lee y no toman en cuenta. Son historias que repiten las anécdotas locales y los sucesos pintorescos de una cierta población, localidad, región cualquiera del mundo, personajes, etc. Son resúmenes ya dichos por otros autores que no tienen orden ni sentido, carecen de definiciones históricas específicas y de datos y hechos históricos que sean realmente los hechos significativos.

El primer pecado del mal historiador actual es el del positivismo, que creen que hacer historia es lo mismo que llevar a cabo el trabajo de investigación y de compilación del erudito limitando el trabajo del historiador, exclusivamente al trabajo de las fuentes escritas y de los documentos, se reduce a las operaciones de la critica interna y externa de los textos, clasificación y ordenación de los textos. La verdadera historia sólo se construye cuando, apoyados en esos resultados del trabajo erudito, accedemos al nivel de la interpretación histórica, a la explicación razonada y sistemática de los hechos, fenómenos, procesos y situaciones históricas que estudiamos.

El segundo pecado es del anacronismo en historia, la falta de sensibilidad hacia el cambio histórico, que asume consciente e inconscientemente que los hombres y las sociedades del pasado eran iguales a los de ahora, que pensaban, sentían, actuaban y reaccionaban de la misma manera que en la actualidad. Se cancela una de las tareas primordiales de la historia que es la de mostrar, primero a los historiadores y después a toda la gente, en qué ha consistido precisamente el cambio histórico, qué cosas se han modificado al paso de los siglos y cuáles se han mantenido, y también cuáles han sido las diversas direcciones o sentidos de esas múltiples mutaciones históricas.

El tercer pecado es el de la noción del tiempo. Una idea del tiempo que se concibe como una dimensión única y homogénea, que se despliega linealmente en un solo sentido y que está compuesto por unidades y subunidades perfectamente divididas y siempre idénticas, de segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, décadas, siglos y milenios. El tiempo newtoniano de los físicos, medido por los calendarios y relojes, no es nunca el verdadero tiempo histórico de las sociedades, es más bien un tiempo social e histórico, que no es único sino múltiple, y que además es heterogéneo y variable, haciéndose más denso y mas laxo, más corto o más amplio, y siempre diferente, según los acontecimientos, coyunturas, estructuras históricas a las que se refiera

El cuarto pecado es el de la idea limitada del progreso. Es también la de una ineluctable acumulación de avances y conquistas determinadas fatalmente por el simple transcurrir temporal

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