Pedagogía Sarmiento

¿Quién fue el Sarmiento pedagogo?

La lectura de las obras de Domingo Faustino Sarmiento, un escritor cuyo nombre es tan cotidiano, nos enriquece y nos ayuda a descubrir hechos o aspectos ocultos u opacados, quizás considerados un mero detalle por la gran mayoría pero que, en realidad, ayudan a entender en su complejidad a un personaje de la historia. Para ilustrar el ideario sarmientino, podemos referirnos a sus propuestas de utilizar instrumentos de la cultura europea en el país enfrentándose a posiciones que consideró xenófobas por rechazarlos o temerles. Respecto a la educación, el impacto que tuvieron en él los sistemas de educación extranjeros, que estudió en un viaje encomendado por el gobierno chileno, fue seguramente una de las marcas más significativa de su ideario pedagógico.

Siempre que se recuerda a Sarmiento se resalta su preocupación y su labor respecto a la educación, en especial como funcionario público, pero muchos no sabemos cómo es que se engendraron sus ideas y qué tan profundo era su compromiso en el arte de la enseñanza. En sus contribuciones podemos recorrer el desarrollo de sus pensamientos para descubrir su mirada crítica hacia la situación nacional y su afán por contribuir en su mejora. En aquel viaje encomendado por el gobierno de Chile, se permitió conocer y valorar métodos y procedimientos didácticos e instituciones avanzadas de formación docente. Sus visitas a Estados Unidos lo contactaron con una visión de la educación altamente progresista, en especial la de Horacio Mann. De toda esta vorágine resultó “Educación popular”, publicado en 1849.

¿Cuál fue el puntapié inicial de su empeño en esta área? Sarmiento mismo recuerda su infancia y una educación que tuvo como base el apego a la buena lectura y de la cual reconoce como producto la fe que tenía en la reforma de los métodos y sistemas de educación primaria para civilizar al pueblo. ¿Qué consideraba indispensable para el progreso argentino y la democracia verdadera? Toda la respuesta se centraba en la educación, para educar a los nuestros debíamos poner el saber al alcance del mayor número posible de personas. Esta idea le costó el enfrentamiento con Mitre, cuyo proyecto educativo se basaba exclusivamente en las élites para formar la clase dirigente.

Sarmiento vio en los grandes hombres los productos de la educación que recibieron. Por eso este aspecto era muy importante a la hora de evaluar a cada personaje histórico (así es como en “Facundo” resalta la mala educación de la que estaba dotado el caudillo) y cada gobierno, según el fomento que le diese a la educación popular. Parte de su preocupación al respecto fue su inquietud por facilitar la enseñanza y el aprendizaje de la lectoescritura: Viajó a España con el objetivo de estudiar los métodos de lectura y las cuestiones ortográficas y formó parte de una sociedad de maestros de la escuela de Madrid que presentó una reforma ortográfica en España, luego inminentemente rechazada por la realeza. Esta propuesta fue la conclusión de un análisis de los sonidos del español que consideraron innecesarios, repetitivos o reemplazables.

“La nomenclatura actual del alfabeto español como la de los otros idiomas es absurda e irregular. Siendo la ortografía española casi enteramente fónica, esto es representando sonidos, debe enseñarse

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