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Resumen Hombre Cooperativo Cap. 6 Y 7


Enviado por   •  16 de Octubre de 2013  •  1.004 Palabras (5 Páginas)  •  623 Visitas

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CAPITULO 6

LA FORMACION DEL HOMBRE COOPERATIVO

La información, la enseñanza de los conocimientos necesarios no bastan para lograr el tipo de hombre que necesita el movimiento cooperativo.

Es menester suscitar motivaciones suficientemente poderosas para influir en los comportamientos. Más allá del interés económico el hombre verdaderamente cooperativo está hecho de motivaciones superiores que consisten en adherir a las finalidades de moral social de la cooperación.

Las ideologías procuran hacer aparecer motivaciones. La religión y las convicciones políticas, por ejemplo, han sido una fuerza sicológica para algunas cooperativas y el pluralismo ideológico puede conciliarse con la unidad de la moral cooperativa Pero, principalmente, existe una "fe cooperativa" y existen doctrinas cooperativas cuya función ha consistido en fortificar dicha fe. Finalmente, y esto no es lo menos importante, la práctica misma de la vida cooperativa puede constituir una excelente formación para el hombre cooperativo.

Digamos, ante todo, que como las cualidades que hacen a un buen cooperativista son las mismas que hacen a un buen ciudadano en una democracia, es el Estado el que debiera procurar esa formación.

En nuestra época, en la que hay mucha preocupación por la formación, se torna cada día más evidente que una formación sólo es recibida

por un adulto si éste lo desea. Una enseñanza de la moral puede fortificar

y guiar a los hombres de buena voluntad que ya han adquirido el sentido

de la búsqueda del bien y no puede sino resbalar tratándose de hombres

prisioneros de algún paraíso artificial o apasionadamente ambiciosos por

conquistar dinero, poder o gloría mientras no han sentido. Se trata, entonces, de suscitar motivaciones suficientemente vigorosas como para determinar comportamientos deseables. Se piensa ante todo, por supuesto, en el interés económico personal. Se trata de un móvil que puede ser muy poderoso y en el momento de asociarse a una cooperativa es prácticamente siempre el móvil decisivo. Como en cualquier grupo humano, con la finalidad de obtener de sus miembros las conductas más favorables al interés colectivo, los cooperativistas han tenido tendencia, instintivamente, a utilizar este deseo de la persona humana de lograr una finalidad que está más allá de la persona misma y ese prejuicio favorable latente que halla en la civilización occidental por cultivar, suscitar, estimular motivaciones superiores de naturaleza tal que engendren dichos comportamientos. Y fue con esa finalidad que se trató de adoptar o de elaborar una ideología. Una ideología es un sistema de ideas elaborado en forma análoga pero sin ese rigor y de hecho está al servicio del querer-vivir y de los intereses de una organización o colectividad. Para fortificar las motivaciones que llevan a sus miembros a los comportamientos que requiere el sistema, el grupo echa tierra sobre los hechos y sobre la imagen del adversario y elabora su propia apología o propaganda haciendo brillar las promesas de un porvenir mejor. La mejor motivación superior, la más digna de ser divulgada y cultivada, la mejor forma de "fe cooperativa" si se quiere denominar así, es una confianza absoluta depositada, no en las organizaciones cooperativas, ni siquiera en las normas cooperativas.

CAPITULO VII

HACIA EL HOMBRE COOPERATIVO: ¿QUÍEN?

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