ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

ENSAYO LA CAJA


Enviado por   •  20 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  2.518 Palabras (11 Páginas)  •  222 Visitas

Página 1 de 11

09 de Noviembre del 2015

Universidad Tecnológica De Honduras | Mirna Abu Sada Hazbun 2012-300-400- 26

[pic 1][pic 2]

Licenciada. Fátima Aurora Rivera Matute

 [pic 3]

Estrategias Fiscales

Ensayo “La caja”


INTRODUCCION

El autoengaño es el proceso de negarse a racionalizar la relevancia, significancia, o importancia de evidencia contraria y argumentos lógicos que son opuestos a los propios. El autoengaño implica convencerse a sí mismo de una "verdad" (o la falta de la verdad) que no revela un autoconocimiento del engaño.


ENSAYO

LA CAJA

Los autores, descrititas en los relatos, son personas sometidas al autoengaño viven y trabajan como si se encontraran encerradas en una caja. Ciegas a la realidad que les rodea. El problema es que, como están encerrados en la caja, no se dan cuenta de lo que les está pasando  y, por tanto, no hacen nada por cambiar. Y así, sus resultados tampoco varían.

El libro se divide en tres partes fundamentales: la primera nos habla sobre  lo que significa el autoengaño y como es la caja, la segunda en cómo entramos a la caja y la tercera cómo salimos de la caja.

 Primera parte, el libro define lo que es el autoengaño como “la incapacidad para darse cuenta de que uno tiene un problema”. De todos los problemas en las organizaciones, ése es el más común y el más destructivo.
El problema es el autoengaño, la caja. Un germen del que todos somos portadores, unos que mata el liderazgo, que provoca multitud de problemas de grupo, un germen que se puede aislar y neutralizar. Existe una forma clara de atacar y solucionar esos problemas, de una disciplinada vez.
Piense por un momento esto: Sabemos qué es lo que sienten los demás sobre nosotros y es a eso a lo que respondemos. Con un poco de tiempo, siempre podemos saber cuándo alguien hace esfuerzos por soportarnos, nos manipula o nos engaña. Lo que nosotros sabemos y a lo que respondemos es cómo nos considera esa persona cuando hacemos esas cosas.
Algunas personas inspiran devoción y compromiso en los demás, aunque sean torpes a nivel interpersonal, ¡lo cierto es que producen! , y también inspiran a hacer lo mismo a aquellos que los rodean. No siempre dicen o hacen las cosas correctas pero a la gente le encanta trabajar con ellos, obtienen resultados.
También existe otro tipo de gente, que ejercen sobre los demás una influencia muy diferente. Aunque a nivel interpersonal, hicieran todas las cosas correctas, eso no importaría en lo más mínimo. En último término, la gente se resentiría con sus tácticas y actitudes. Y terminarían por ser unos fracasos como líderes, porque provocan a la gente a resistirse a ellos. Lo que sentimos hacia a los demás, depende de si está uno dentro o fuera de la caja respecto a ellos. La auto traición es todo un proceso que hace a la persona estar dentro de la caja: es un acto contrario a lo que uno siente que debería hacer por otro, cuando uno se traiciona empieza a ver el mundo de un forma que justifica la autotraición, al ver el mundo auto justificado se distorsiona la visión de la realidad, por lo que se entra en la caja. Al entrar en la caja se provoca que otros también entren en la caja. Ello quiere decir que la mayoría de las organizaciones se encuentran dentro de la caja.
Si haces lo que superficialmente pueda considerarse como correcto, pero desde dentro de la caja, invita a recibir del otro una respuesta totalmente diferente y menos productiva que la que obtendría si estuviese fuera de la caja. La gente responde principalmente no a lo que usted hace, sino a cómo lo hace, si está dentro o fuera de la caja. Hay dos formas de ser duro. La distinción sin embargo, no se encuentra en el comportamiento, sino en la forma de ser cuando hago lo que estoy haciendo, ya sea blando o duro. Sólo se puede estar fuera de la caja si quien recibe el mensaje es una persona para quien lo trasmite. Eso es lo que significa estar fuera de la caja. Podemos ser duros e invitar al otro a la productividad y el compromiso o podemos ser duros e invitarle a adoptar una actitud de resistencia y mala voluntad.

Segunda Parte hace énfasis sobre cómo nos auto traicionamos para sentirnos menos culpables por los problemas, y la manera en la que las personas nos vamos introduciendo en la caja. Aun cuando a veces estemos en la caja, y probablemente siempre lo estaremos en mayor o menos medida, se alcanza el éxito gracias a las veces y las formas en que estemos fuera de la caja. El propósito de todo esto no es la perfección. Se trata simplemente de mejorar. Mejorar de una forma tan sistemática y concreta, que permita mejorar, a su vez, al personal de la empresa. Es esa la clase de mentalidad de liderazgo, aplicada a todos los niveles de la organización, la que distingue a las empresas. La caja es un lugar lleno de trampas. Auto traición: Un acto contrario a lo que ciento que debería hacer por otro. Esa es la auto traición, momentos en los que tuve la sensación de que debía hacer algo por los demás y no lo hice.
Cuando me traiciono a mí mismo, empiezo a ver el mundo de una forma que justifica mi auto traición. Si me auto raciono, mis pensamientos y mis sentimientos empezarán a decirme que tengo justificación para lo que hago o dejo de hacer.
Al ver un mundo auto justificado, se distorsiona mi visión de la realidad. Al auto traicionarme, entro en la caja. Se exageran los defectos de los demás y también las virtudes propias, se exagera el valor de aquello que justifica el auto traición. 
La culpabilizarían no se detiene con mis pensamientos. Una vez en la caja mis pensamientos también se culpabilizan: me siento irritado por que la otra persona está irritada, y estoy enojado porque la otra persona ha hecho cosas para enojarme. Una vez en la caja, toda mi forma de ser es culpabiliza dora, de modo que tanto mis pensamientos como sentimientos me dicen que todo es culpa de la otra persona. Cada una de las personas, tiene un cierto sentido de lo que necesitan los demás y de cómo podemos ayudarles. Si tengo esa clase de sentido y actúo en contra de él, entonces traiciono mi propio sentido de lo que debería hacer pro alguien. Entonces empiezo a ver las cosas de modo diferente, hasta el punto en el que se distorsiona mi visión de los otros, de mí mismo y de mis circunstancias y de todo lo demás, lo que hace que me sienta satisfecho con lo que estoy haciendo.  Se empieza a ver el mundo de una forma que le induce a sentirse justificado en su auto traición. Con el transcurso del tiempo, ciertas cajas se convierten en características mías y las llevo conmigo. A medida que nos auto traicionamos, terminamos viéndonos de ciertas formas auto justificadoras, hasta que aplicamos esas imágenes auto justificadoras a las situaciones nuevas. En cuanto alguien actúa de manera que desafía las pretensiones planteadas por esa imagen auto justificador, lo consideramos una amenaza. En cambio, si alguien refuerza con su actitud nuestra imagen auto justificadora, lo consideramos un aliado. Si su actitud no importa para la imagen entonces no lo consideramos importante. En cualquier caso, los demás se convierten en meros objetos para nosotros.  Si ya estoy dentro de la caja, con respecto de alguien, generalmente no experimentaré el sentimiento de hacer algo por esa persona, sea lo que fuere. El hecho de que sienta pocos deseos de ayudar a alguien no demuestra necesariamente que esté fuera de la caja, sino que más bien indica que me encuentro hundido en ella hasta lo más profundo. Casi todo se puede pervertir y convertirse en una imagen auto justificador. La mayoría de las imágenes producidas dentro de la caja acerca de lo que sería estupendo que fuese realidad fuera de la caja. ¿En quién estoy pensado cuando me convenzo a mí mismo de que estoy pensando en los demás? Sólo en mí mismo. Mi imagen auto justificador me miente. Me dice que estoy concentrado en una cosa, en este caso en los demás, cuando en realidad no hago sino concentrarme en mí mismo. Mi imagen auto justificadora sobre saberlo todo puede ser precisamente lo que en ocasiones me impida enterarme de lo que necesito saber. Al culpabilizar, invito a los demás a entrar en la caja, y entonces ellos me culpan por haberles culpabilizado injustamente. Pero como resulta que mientras estoy en la caja yo me siento justificado de culpabilizarlos, tengo la sensación de que la culpa que arrojan sobre mí es injusta, lo que me induce a culpabilizarlos aún más. Naturalmente, mientras ellos están en la caja se sienten justificados en culpabilizarme y tiene la sensación de que es injusto que yo los culpabilice todavía más. Lo que más necesito cuando estoy en la caja es sentirme justificado.  Fuera de la caja no saco nada en limpio viéndome arrollado. No lo necesito. Y, lo que es más importante, habitualmente no le hago ningún favor a nadie permitiendo a los demás que me arrollen. Por el otro lado, dentro de la caja, consigo precisamente aquello que más necesito cuando me veo arrollado: obtengo la justificación que ando buscando, la prueba de que la persona que me arrolla es tan mala como la he acusado de ser. Cuando dos personas están en la caja una con respecto de la otra y se están traicionando mutuamente a sí mismas, decimos que se produce entre ellas una connivencia. Y en este sentido, cuando estamos en connivencia con alguien lo que hacemos realmente es condenarnos a un maltrato mutuo y permanente. No lo hacemos porque nos guste que nos maltraten, sino porque estamos en la caja, y la caja vive de la justificación que obtiene el hecho de ser maltratados. Por muy amargamente que me queje sobre el mal comportamiento de alguien hacia mí y por muchos problemas que eso me cause, resulta que también lo percibo como algo extrañamente delicioso. Esa es la prueba de que los otros son tan merecedores de culpa como yo había afirmado, y de que soy tan inocente como afirmo ser. El comportamiento sobre el que me quejo es el mismo comportamiento que me justifica. En la caja invitamos al maltrato mutuo y obtenemos justificación mutua. Establecemos una connivencia para darnos mutuamente razones para permanecer en la caja. Si estas dentro de la caja no puedes lograr los resultados que se propone la empresa, puesto que sólo estás concentrado en ti mismo.
Tratamos de controlar otros, lo que provoca en ellos la misma resistencia al cambio que nos lleva a la necesidad de controlar a los demás. Retenemos recursos que no permitimos utilizar a los demás, que sienten entonces la necesidad de proteger de nosotros sus propios recursos. Al culpabilizar a los demás, no lo hago porque necesiten mejorar, sino porque sus deficiencias justifican mi propia incapacidad para mejorar.  Una persona perteneciente a una organización, al estar en la caja y no lograr concentrarse en los resultados, provoca que sus colaboradores tampoco consigan concentrarse en los resultados. La connivencia se difunde así por todas partes, y el resultado final es que los colaboradores se sitúan contra los colaboradores, los grupos de trabajo contra los grupos de trabajo. De ese modo, personas que se reunieron para ayudar a una organización a tener éxito, resulta que terminan solazándose con los fracasos de los demás y resentidos los unos con los otros por sus éxitos.
El auto traición es el germen que crea la enfermedad del autoengaño. El autoengaño tiene muchos síntomas diferentes como la falta de motivación y compromiso hasta el estrés y los problemas de comunicación. Y esos síntomas matan o perjudican gravemente a las organizaciones.

Tercera Parte es cómo salimos de la caja, abre la brecha entre el entrar y el salir de la caja. Y una vez que se reconoce que se tiene un problema, una vez que se está fuera de la caja y se empieza a ver a las personas como personas y no como objetos, se debe luchar por mantenerse fuera de la caja. Es esto lo que se detalla a continuación. En el momento en el que se siente el intenso deseo de estar fuera de la caja, ya lo estás y te acercas alas personas, porque sentir ese deseo ya es estar fuera de la caja y acercarte a ellas. Sientes de ese porque ves a ese alguien como una persona, y al sentir así por esa persona, ya estás fuera de la caja.
Cuando estamos en la caja empleamos una gran cantidad de energía en cambiar a los demás, aunque no funciona. Aunque es cierto que las demás personas pueden tener problemas, que necesitan resolver, ¿A caso son sus problemas, la razón por la que yo estoy en la caja? No, eso es lo que se piensa por el hecho de estar en la caja, pero es una percepción errónea de la realidad.
En cualquier momento dado, siempre estamos dentro o fuera de la caja con respecto a cualquier persona o grupo de personas concretas. Pero puesto que hay tantas personas en mi vida, con respecto a algunas de las cuales puedo estar más en la caja que hacia otras, resulta que soy capaz de estar dentro y fuera de la caja al mismo tiempo. Dentro respecto de algunas y fuera respecto de otras.
Ese simple hecho nos proporciona el punto de apoyo para estar fuera en aquellos ámbitos de nuestras vidas en los que nos resistimos. Aunque es cierto que desde dentro de la caja no podemos hacer nada por salir de ella, en los momentos en que estamos fuera, facilitados por nuestras relaciones con los demás desde fuera de la caja, podemos hacer una gran cantidad de cosas que nos ayuden a reducir los momentos en los que estamos dentro y a curar las relaciones que mantenemos desde dentro. Cuanto salimos de la caja, de repente se ve penetrada por la humanidad de los otros, debido a la otredad básica de los demás que están continuamente delante de nosotros y a lo que sabemos cuándo estamos fuera de la caja con respecto de las otras personas. En ese momento sabemos lo que necesitamos hacer: respetarlos como personas. Y es en ese momento, en cuanto veo al otro como persona, con necesidades, esperanzas y preocupaciones tan reales y legítimas como las propias, estoy fuera de la caja.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14.4 Kb)   pdf (352.1 Kb)   docx (242.4 Kb)  
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com