ENSAYO libro "MANIFIESTO MEXICANO"
Diane DuarteEnsayo18 de Mayo de 2019
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Ensayo
“MANIFIESTO MEXICANO, CÓMO PERDIMOS EL RUMBO Y CÓMO RECUPERARLO”
(Denise Dresser)
Según las mediciones de “te world justice Project” sobre el Estado de Derecho, México lleva años cayendo, en corrupción y justicia penal, con medición en la mordida, el uso indebido del puesto público y la asignación inapropiada de recursos públicos, con mediciones sobre la calidad en investigación criminal, el sistema carcelario, la imparcialidad de la justicia penal, la protección del debido proceso y los derechos del acusado. México resulta reprobado en cada rubro.
En México no prospera la investigación, aquí persiste la impunidad, algunos son acusados pero ninguno es indiciado, estalla en escandalo pero pocas veces hay consecuencias.
La corrupción se ha vuelto un tema común, constante y normal, en actos cotidianos en los que participan millones de mexicanos. Actos compartidos que le permitieron a Enrique Peña Nieto argumentar que nadie puede tirar la primera piedra cuando de este tema se trata.
La corrupción en México tiene una base social que la sustenta, una práctica socialmente aceptada, establecida. Una forma de justificar que es dañina para el país y sus ciudadanos pues sugiere que México es corrupto por tradición, y que todos los mexicanos son corruptos por naturaleza.
La raíz de la corrupción en México no es cultural sino institucional, no es de hábitos si no de incentivos. No se trata de lo que la sociedad permite sino de lo que la autoridad no sanciona.
- PEÑASTROIKA PERDIDA
Al inicio de su sexenio muchos miembros de la llamada “comentocracia” nacional e internacional afirmaban que México evolucionaba rápido, nos aseguraban que la mayoría de los mexicanos estaba de acuerdo con el poder del voto, con la importancia de rendición de cuentas, con el combate a la corrupción. Creían que los derechos humanos debían ser protegidos, que la impunidad debería ser eliminada. Los mexicanos se habían vuelto demandantes, consientes, demócratas, eso era lo que se repetía una y otra vez en los periódicos, el radio y revistas.
El futuro parecía prometedor porque México aprobaría reformas, México diría adiós al autoritarismo y no necesitaba temer al resurgimiento.
Peña Nieto había adoptado algunas condiciones que fueron favorables para la política macroeconómica de Calderón que convirtió a México en un archipiélago de estabilidad en medio de una crisis global. Hubo un crecimiento económico a un ritmo lento pero sostenido, una reforma política que incluía temas como las candidaturas ciudadanas y otras formas de participación política, según la política comercial México se convirtió en uno de los principales exportadores a Estados Unidos.
Pero también cargaba con un legado negativo que Felipe Calderón dejo, los más de 63.000 muertos de la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, los 56 periodistas ejecutados y los muchos desaparecidos, las acciones de Calderón se tradujeron en la dispersión de los cárteles y su incursión en otros ámbitos de la actividad criminal, el aumento de la pobreza, la alianza político-electoral con Elba Esther Gordillo, etc., un sexenio que dejo al país en medio de una gran violencia, un PAN sin rumbo, sin liderazgo, sin proyecto y sin una ruta.
En los primeros tiempos de peñanietismo amanecíamos con un país perfecto, donde la política se volvió un asunto de pactos y abrazos, donde la política estaba por encima de las pasiones partidistas y los intereses egoístas, los líderes eran honrados, transparentes, civilizados e incluyentes.
El “Pacto por México” daría rumbo y certeza al país, consolidaría a México como una democracia eficaz, ofrecían acabar con la pobreza, defender a los indígenas, invertirían en el campo, financiar la seguridad social, crear seguro de desempleo, inaugurar un seguro de vida para jefas de familia, licitar dos cadenas de televisión abierta, modernizar la educación, etc. Noventa y cinco promesas que tenían el objetivo de pactar para avanzar, consensuar para despabilar, negociar para mover a México en vez de rendirse ante la parálisis.
El consenso fue aplaudido el llamado “Pacto por México” consagro a Peña Nieto con la prensa internacional como un reformista comprometido, como el salvador del país.
El “Pacto por México” genero mayorías legislativas pero no una mayor rendición de cuentas. Opero dentro del sistema político preexistente, pero no lo modifico para que funcionara en nombre de la población.
El pacto ayudo al presidente pero no al Congreso, el rendimiento de la LXII legislatura llevo a 3% de iniciativas de ley publicadas, de las cuales más de 50% provinieron del Poder Ejecutivo. De las 92 iniciativas, en sus propuestas, en su visión.
Así quedo anulado el trabajo legislativo de los diputados. El pacto creo un poder Legislativo atrofiado que no actuó como debió hacerlo en la formulación de leyes, que dejó como legado un electorado que como no tiene acceso a mecanismo de rendición de cuentas por parte de la clase política, quedo excluido de la discusión pública.
La solución para México sacrifico la representación, minó el equilibrio de poderes y afecto para mal la deliberación y la salud de la democracia. El Pacto tenía un objetivo claro, compactar al poder y recentizarlo; fortalecer al Estado y revigorizar su intervención.
La Reforma Hacendaria, fue algo que no resolvió el problema de fondo sino solo coloco un alivio temporal sobre él., Peña Nieto no busco cambiar el acuerdo fiscal prevaleciente sino como la continuación del que ya existía, con la misma petrolizacion, con la misma elusión, con la misma base de contribuyentes cautivos, Peña no busco cambiar el acuerdo fiscal basado en pocos ingresos, gasto mucho para cubrir los huecos dela renta petrolera.
Mediante el acotamiento de los regímenes especiales y la eliminación del IETU y el impuesto a las gasolinas y al aumento al ISR para personas físicas de altos ingresos y el gravamen para ganancias en la Bolsa y el límite de las deducciones personales y homologación de la tasa fronteriza del IVA y el pago de intereses sobre hipotecas.
Por todo lo anterior no se resolvió el reto de la baja recaudación en México, el pacto fiscal que era inequitativo, precario y petrolizado siguió intacto. Peña decidió subir las tasas impositivas a los cautivos en vez de la eliminación completa de privilegios.
Su meta no era detonar el crecimiento económico sino seguir financiando el gasto. Su meta no era racionalizar lo que el Estado distribuye, sino asegurar que pudiera seguir haciéndolo. Si golpeo a la clase empresarial al reducir algunos privilegios como el régimen de consolidación fiscal. Elimino algunos regímenes especiales y tratamientos preferenciales.
La Cruzada contra el Hambre fue el Programa Nacional de Solidaridad reinventado con las mismas irregularidades programa que no represento una transferencia de recursos a largo plazo que elevara el ingreso de sus beneficiarios , al igual que Pronasol, los criterios para la asignación de despensas estaban electoralmente motivados, pues fue una compensación selectiva a poblaciones que estaban en el centro de la contienda electoral, esto solo mitigo el impacto de la pobreza pero no se centró en las causas estructurales.
Por Ayotzinapa y la Casa Blanca, el sueño del sexenio de EPN duro menos de la mitad del sexenio todo aquello que iba a transformar, la economía, liberalizar el mercado del trabajo, mejorar la enseñanza, estimular el crédito, fortalecer las finanzas públicas, romper con los monopolios en telefonía y televisión, modernizar al sector energético a través de la inversión privada. Todo esto se llevó a cabo en un contexto de mal gobierno, de alta inseguridad, de reglas demasiado flexibles, de leyes que rara vez se cumplen, ello aunado a la rapacidad de quienes ven el sector energético como una oportunidad para el saqueo, todo ello tuvo un resultado muy distinto al prometido, un resultado donde ganan los inversionistas pero pierde el consumidor, donde gana el sindicato que preserva sus privilegios pero pierden aquellos que los quieren acotar, donde ganan los intereses corporativos, pero pierden los intereses de los ciudadanos.
El gobierno no supo lidiar con el desplome del sector de la construcción, que ha arrastrado a toda la economía hacia abajo, no supo cómo lidiar con el regazo y la ejecución del gasto público en infraestructura.
Los incentivos incorrectos produjeron resultados equivocados, como una austeridad selectiva con fuertes recortes a la salud, educación, justicia, inversión pública, combate a la corrupción, y programas de prevención de la violencia, pero aumentos al presupuesto del Congreso y del Poder Judicial. Con una tasa de recaudación histórica de 2.7 billones de pesos y un gobierno despilfarrador al que eso no le alcanzo. Con recortes que no fueron enfocados en donde deberían, como sueldos, aguinaldos, dietas, prestaciones, y gasto corriente.
La culpa no era solo del contexto global como lo habían dicho sino también recae en el nombre de Luis Videgaray y José Antonio Meade así como sus equipos encargados de la política económica en la que nunca cumplieron con los recortes al gasto público prometidos. Que no respaldaron la oferta de mantener un balance presupuestal que incrementaron de manera notable e irresponsable la deuda pública, que con sus acciones política, clientelar y electoralmente motivadas dinamitaron el optimismo creado por las reformas estructurales, que con sus omisiones produjeron un déficit de credibilidad entre inversionistas nacionales e internacionales que se dedicaron a sacar su dinero del país.
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