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El Escuchar: El Lado Oculto Del Lenguaje


Enviado por   •  5 de Abril de 2019  •  Resúmenes  •  1.504 Palabras (7 Páginas)  •  425 Visitas

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ID: 162392 María José Fuentes Pérez

Reporte de Lectura Capítula 5

El Escuchar: El Lado Oculto Del Lenguaje

La comunicación humana tiene dos facetas: hablar y escuchar.

Generalmente se piensa que es más importante el hablar, ya que éste parece ser el lado activo de la comunicación, mientras que al escuchar se le suele considerar como pasivo, no tan importante.

Se supone que si alguien habla fuerte y claro, será bien escuchado. A partir de esta interpretación, el escuchar generalmente se da por hecho y rara vez se le examina como un asunto problemático. Sin embargo, un nuevo sentido común acerca de la importancia del escuchar está surgiendo.

Las personas están empezando a aceptar que escuchan mal. Reconocen que a menudo les es difícil escuchar lo que otros dicen y que tienen dificultades en hacerse escuchar en la forma que desearían. Este fenómeno ocurre en todos los dominios de nuestras vidas.

El tema del escuchar se ha convertido en una inquietud bastante importante en nuestras relaciones personales.

Sin lugar a dudas, la comunicación inefectiva es una de las principales causas molestia en una relación. Cuando las personas hablan de «incompatibilidad» con su pareja, es el escuchar, nuevamente, el que está en el centro de sus inquietudes.

Pero respecto al campo de los negocios, el escuchar efectivo ha llegado a adquirir la máxima prioridad. Peter Drucker, en un reciente libro escribió: “demasiados ejecutivos piensan que son maravillosos con las personas porque hablan bien, sin embargo no se dan cuenta de que ser maravillosos con las personas significa escuchar bien”.

Tom Peters enfatiza que una de las principales razones del bajo rendimiento del management norteamericano es el hecho de que el manager no escucha a sus empleados, ni a sus clientes, ni lo que está sucediendo en el mercado. Por esta razón, él recomienda “obsesionarse con escuchar”.

El problema radica en ¿cómo hacerlo? y ¿en qué consiste saber escuchar?

Sostenemos que mientras mantengamos nuestro tradicional concepto del lenguaje y la comunicación, difícilmente podremos captar el fenómeno del escuchar.

El escuchar como factor determinante de la comunicación humana, examinando detenidamente la comunicación, nos daremos cuenta de que ella descansa, no en el hablar sino en el escuchar.

El escuchar es el factor fundamental del lenguaje. Hablamos para ser escuchados. El hablar efectivo sólo se logra solo cuando es seguido de un escuchar efectivo.

El escuchar valida el hablar. Por lo tanto, el escuchar es lo que dirige todo el proceso de la comunicación.

Normalmente suponemos que para escuchar a otras personas solamente tenemos que exponernos a lo que dicen, estar con ellas, hablarles, hacerles preguntas. Suponemos que haciendo esto, el escuchar simplemente va a ocurrir. Pero no es suficiente.

Existe una noción heredada de la ingeniería de la comunicación y desarrollada por C. Shannon, entre otros. Se ocupa de la comunicación entre máquinas, es decir, entre un transmisor y un receptor. Este esconde la naturaleza problemática del escuchar humano. Esto sucede por dos razones:

Primero, porque nada nos habla acerca de uno de los principales aspectos de la comunicación humana, la cuestión del sentido. La noción de transmisión de información sólo opera como una metáfora cuando se usa en la comunicación humana. Sin embargo, es una mala metáfora, que distorsiona el fenómeno que pretende revelar.

Segundo, nuestra forma tradicional de abordar la comunicación humana supone que los seres humanos se comunican entre sí de una manera instructiva, que se produce cuando el receptor es capaz de reproducir la información que se le está transmitiendo.

Pero los seres humanos, como ha argumentado el biólogo Humberto Maturana, no tienen los mecanismos biológicos necesarios para que el proceso de transmisión de información ocurra en la forma descrita por la ingeniería de la comunicación. Los seres humanos son sistemas cerrados.

Los seres humanos no poseen un mecanismo biológico que les permita “reproducir” o “representar” lo que realmente está ocurriendo en su entorno. No tenemos un mecanismo biológico que nos permita decir que nuestra experiencia sensorial (ver, oír, oler, degustar, tocar) “reproduce” lo que está “allá afuera”. No vemos los colores que hay allá afuera; sólo vemos los colores que nuestros sistemas sensoriales y nerviosos nos permiten ver. De la misma manera, no escuchamos los sonidos que existen en el medio ambiente independientemente de nosotros.

Podemos señalar que existe “una brecha crítica” en la comunicación, entre hablar y escuchar. Como dice Maturana: “El fenómeno de comunicación no depende de lo que se entrega, sino de lo que pasa con el que recibe. Y esto es un asunto muy distinto a transmitir información”.

Podemos concluir, entonces, que decimos lo que decimos y los demás escuchan lo que escuchan; decir y escuchar son fenómenos diferentes. Este es un punto crucial.

La mayoría de los problemas que enfrentamos en la comunicación surgen del hecho de que las personas no se dan cuenta de que el escuchar difiere del hablar. Y cuando lo que se ha dicho no es escuchado en la forma esperada, la gente llena esta “brecha crítica” con historias y juicios personales acerca de cómo son las otras personas, produciendo problemas todavía más profundos en la comunicación.

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