Martes con mi viejo profesor. El décimo martes: hablamos del matrimonio

MARTES CON MI VIEJO PROFESOR

EL DÉCIMO MARTES: HABLAMOS DEL MATRIMONIO

Martes con mi viejo profesor es un libro sobre la vida y la importancia del amor en el que Mitch recibe las mejores lecciones de vida de su antiguo profesor de filosofía, Morrie Schawartz, que en el tránsito hacia su muerte por enfermedad se revela como un maestro existencial.

En el décimo martes, Morrie y Mitch hablan del matrimonio en presencia de sus mujeres, estas calladas y atentas, y aunque sea algo que todavía es muy lejano para mí, concuerdo en la mayor parte de la reflexión con el profesor.

Desde pequeñita siempre he querido formar una familia, casarme, tener hijos, compartir mi día a día con alguien a quien realmente amo. Y a pesar de ser adolescente y ser de la generación Z sigo teniendo la misma idea que hace unos 12 añitos.

Sin embargo, la mayoría de personas entre los (15 y 30 quizás) ya no buscan un amor puro.

Esto es lo que dice Morrie, ahora somos demasiado egoístas para participar en una verdadera relación de amor, parece que luchemos contra el compromiso. ¿Por qué?. A pesar de no tener mucha experiencia he oído centenas de veces “ya no voy a querer a nadie, el amor da asco” “no quiero confiar en nadie”, “no le voy a decir a X lo mucho que me gusta porque me dará calabazas”… Parece que tengamos miedo de expresar nuestros sentimientos, de abrirnos a una persona y contarle nuestras metas, miedos e incluirla en nuestro futuro. Ahora el más “guay” es el que no siente nada por nadie, el que va de flor en flor y el que niega la posibilidad de llegar a casarse e incluso de querer a alguien algún dia.

En este capítulo, Morrie también nombra las relaciones de amistad, los amigos, que también son importantes. No hay que extrapolar el amor solo al matrimonio o a una relación de pareja, hay mucho más amor que eso. Y tampoco es necesario experimentar el estar casado para ser feliz, hay gente que realmente no le encuentra sentido a ello, pero aunque no lo comparta, lo respeto.

Tener amistades reales es una maravilla, siempre estarán tanto en los mejores como en los peores momentos. ¿Quién va a ser la persona que te consuele y te lleve helado cuando lo dejes con el que creías tu futuro marido y padre de tus hijos? Tu amiga, evidentemente. Pero tener a una persona con la que compartes tu día a día, estar con la persona con la que más conexión tienes, es mejor aún.

En relación con el párrafo anterior, el profesor habla sobre qué amigos van a estar presentes cuando estés tosiendo toda la noche y no puedas dormir, refiriéndose a que no estaría ninguno en esos momentos. Y ahí estoy en desacuerdo. Una amistad aunque no lo parezca puede superar todos los límites, a mis 18 años de edad tengo amigos que cuando estuve en mi peor momento de anorexia y ya no podía andar más porque me pesaba mi propio cuerpo me llevaron en brazos hasta mi casa. Amigas como Alicia e Irene que quedan cualquier día a cualquier hora si estoy mal solo para intentar animarme. Y amigas como Lucia que nunca hace ejercicio y cuando la necesito viene corriendo a mi casa. Por lo tanto, creo que estarían en cualquier tipo de situación complicadsa fuera la que fuera. Y aunque no todo el mundo tenga la suerte que tengo, un amigo de verdad consiste en eso.

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