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Parcial domiciliario de semiótica I: Segundo cuatrimestre


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2017  •  Ensayos  •  3.042 Palabras (13 Páginas)  •  271 Visitas

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Cristian Simeoni, 2° 1° Lengua y Literatura T. V.

                                                                                                                                                                                                                

Parcial domiciliario de semiótica I: Segundo cuatrimestre.

Temas:

  • Representaciones sociales.
  • Opinión pública.
  • Medios de comunicación.

1) Elija alguno de los siguientes temas:

  • Caso Maldonado
  • Ni una menos
  • Reforma educativa

2) ¿Cuál es la representación social que sostiene y ayuda a interpretar la cuestión elegida?

3) Sobre la cuestión seleccionada, ¿Hay opinión pública o voluntad popular? Justifique su        

     Respuesta.

4) ¿Qué cuestiones del contexto histórico y la coyuntura política intervienen en la formación

     de la opinión pública sobre el tema?

5) ¿Qué papel cumplen los medios de comunicación en la formación de la opinión pública,

     respecto de la temática seleccionada?  

6) Elaboren un esquema que manifieste como se dio el proceso de formación de la opinión

     pública de dicho tema.

7) ¿Quiénes son los líderes que intervienen en la formación de opinión pública sobre el tema?

8) ¿Qué elementos de la educación intervienen en la formación de la opinión pública al

     respecto?

9) a- Elijan alguno de los siguientes formatos pertenecientes a los medios de comunicación:

  • Crónica periodística.
  • Televisión.

    b- Realicen un análisis del tema en cuestión a partir de lo que del mismo se dice en los

        medios elegidos. Usen el material teórico para apoyar sus conclusiones.

 

 

Respuestas:

1- Tema elegido: Ni una menos.

2- La representación social que sostiene al movimiento “ni una menos”, fue originalmente, un reclamo por una ley contra la violencia de género, más que nada contra la mujer, por la ola de terribles femicidios que sacudió y sacude actualmente a argentina, y posteriormente se le ha sumado a este llamado de auxilio, la legalización del aborto libre, y una educación sexual integral.

Miles de mujeres abusadas, golpeadas, vulneradas y discriminadas, como así también familiares de víctimas de femicidios, marchan para darle sentido a este reclamo generado por el flagelo de la violencia, interactuando y comunicando así un símbolo que, de repetirse infinidad de veces, terminará siendo una norma, que al final la sociedad le dará legitimidad.

3- Se podría decir que la cuestión seleccionada (Ni una menos), es un claro ejemplo de voluntad popular. Se llegó a esta afirmación a través del análisis de las características del movimiento (Ni una menos) y la comparación de los dos fenómenos: voluntad popular y opinión pública.  Podemos decir que, la opinión pública es el resultado de una elaboración sintética donde intervienen cientos de elementos disimiles, y su participación deja de lado el carácter individual del sujeto, transformando su voluntad particular. Esta tiene poco que ver con el total de la gente que opina. En cambio, la voluntad popular, como se puede observar en las manifestantes de “Ni una menos”, reúne a personas que se encuentran en las mismas condiciones de vulnerabilidad, y que comparten dolencias similares que están arraigadas en lo más íntimo de su ser. Es esta última cuestión donde se hace fuerte el reclamo, porque la unión hace la fuerza, es la suma del dolor de todas esas mujeres lo que se amplifica para darle efectividad. No existe aquí una realidad distinta de los elementos, como los que componen al fenómeno de la opinión pública.  

4- En el texto se puede leer una máxima de Napoleón: “Un gobierno que no cuente con opinión no es nada” y si esta frase se complementara con la idea de “sufragio universal”, solo nos faltaría incluir a la mujer en este universo político e histórico, dado que el sufragio universal es la máxima expresión de la opinión pública. Pero la mujer, solo después de mediados del siglo XX pudo decidir en los comicios. Es que no se consideró nunca a la mujer para esta responsabilidad solo concerniente al mundo de los hombres. Como así tampoco en los largos periodos de la historia, se les dio el merecido reconocimiento por el cual recién pueden marchar relativamente hoy en día. A pesar de todo, en este contexto sociocultural contemporáneo, seguimos preguntándonos: ¿A dónde quedaron las promesas progresistas en pro de la integración e igualdad de condiciones para la mujer en este mundo predominantemente machista, de las que hacen alusión los gobernantes antes de empezar su mandato?

Si en las clases altas y en todos los periodos históricos, la mujer solo fue, en la mayoría de los casos, una “adquisición”, sin derecho a réplica y solo pensada para dar continuidad al apellido y criar a los hijos, sumisa y obediente, ¿Quién podrá decir entonces cuantas han muerto o han sido maltratadas a lo largo de sus vidas, sin poder pedir auxilio, condenadas por una sociedad hipócrita y cómplice? La respuesta puede llegar a ser espeluznante.

Imagínense si esto pasaba con estas mujeres, lo que puede pasarle a la mayoría de mujeres pobres o de bajos recursos, que en definitiva son las que en mayor medida mueren a manos de estos monstruos femicidas o padecen toda clase de males similares. Esto tiene una posible explicación. Esto pasa porque el sistema lo permite, pasa porque también se ha instituido en la opinión pública que un violento no va preso, y porque la impunidad de estos perversos puede llegar a instancias aterradoras. “los individuos no solo tienden a imitar lo que ven hacer a sus semejantes, sino que incluso, como ha señalado Gabriel Tarde, “el simple conocimiento de la adhesión del mayor número de nuestros semejantes a un juicio nos predispone a juzgar en el mismo sentido” (G, Tarde: L´opinion et la foule, 1901). Ese es el lugar que ocupa la mujer todavía en la sociedad, mas allá de todas las marchas y reclamos por igualdad de derechos, las mujeres siguen siendo cosificadas y anuladas, asediadas por sospechas machistas, juzgadas por su vestimenta, por su derecho a la diversión, desacreditadas en muchos ámbitos de la vida cotidiana, como en la vida laboral o social.

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