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Una escuela para cada estudiante. Trabajamos para nuestros alumnos

Sarahí TreviñoEnsayo16 de Febrero de 2016

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Una escuela para cada estudiante

  1. Trabajamos para nuestros alumnos

Lograr una educación para cada estudiante es el enfoque que se da en el documental francés Ser y tener. Se habla de un educador llamado Georges Lopez que enfoca tranquilamente sus responsabilidades docentes. Las necesidades educativas y emocionales de cada alumno ocupan siempre el primer plano.

Nuestra primera tarea como docentes es hacer que nuestro trabajo como educadores sea efectivamente para los niños. Además, no solo debemos prestar atención a todos los alumnos de manera general, sino también a cada alumno de manera especial. Al poner como prioridad dedicar tiempo a cada alumno podemos asumir todas las demás responsabilidades.

  1. Una escuela para cada estudiante

Se presenta una campaña publicitaria de la cadena de restaurantes McDonald’s donde el eslogan es: “¡Todo lo hacemos para ti!”, si éste eslogan describiera una escuela sería una con un currículo ya escogido, con lo cual los alumnos no tendrían oportunidad de aportar algo.

Por el contrario la cadena Burger King prefirió un enfoque diferente, donde el eslogan era: “¡Hazlo a tu modo!”, comparándolo al trabajo en una institución, los estudiantes podrían participar en programas personalizados de acuerdo a sus necesidades, cualidades e intereses. Pienso que los enfoques constructivistas pueden proporcionarnos ideas o estrategias que nos permiten ver la realidad a través del lente de la posibilidad.

  1. La magia está en ellos

Lo más importante que podemos hacer por nuestros alumnos es ayudarlos a que ellos mismos descubran quiénes son, a que comprendan que la magia está en ellos. En el texto El mago de Keith Harvie se expresa esta idea, ayudando a que los docentes consideren a los niños como agentes capaces.

Durante mi práctica me topé con una niña que decía no poder llevar a cabo las tareas que se le exigían, para motivarla le pregunté si creía en la magia, para mi sorpresa ella respondió de manera negativa, afirmando que la magia solo era un invento de los adultos. Intenté explicarle que dentro de ella había algo muy parecido a la magia, que le ayudaba a seguir adelante con lo que se le encargaba, ella no muy convencida, intentó llevar a cabo la actividad, y aunque para ella fue muy difícil, pudo lograrlo finalmente. En mi opinión, es de gran importancia que les hagamos ver a los alumnos que pueden hacer grandes cosas por sí mismos.

  1. Aprender haciendo

El autor evoca una experiencia, donde una niña expone una metáfora para ayudarles a los docentes a comprender cuál es su deber principal, que es mantener a salvo a los estudiantes, dando oportunidad incluso a los alumnos más pequeños de experimentar la sensación de logro.

Es más eficaz que los alumnos desarrollen el proceso de aprendizaje como un ejercicio de crecimiento y de descubrimiento haciendo, no imitando. Al darles la sensación de logro generan más entusiasmo por aprender y se despierta su interés por seguir descubriendo. Esto se logra al darles la seguridad de que pueden actuar por sí mismos, de que si se equivocan pueden volver a hacerlo aún mejor.

  1. Empezar desde abajo

Las oportunidades que se les dan a los niños de ayudar incluso en la menor tarea, dada por los maestros o adultos, puede llevar a los menores a sentirse importantes. En la lectura se menciona que cada aportación que permitimos hacer a los estudiantes supone un impacto positivo y se convierte en la base de aportaciones aún mayores. Se puede comenzar con tareas sencillas a medida que los menores van adquiriendo confianza y experiencia.

  1. La aportación del estudiante

Los jóvenes necesitan sentir que han hecho algo importante, nosotros como educadores debemos encontrar formas de aprovechar esa pasión. Al hacer actividades de servicio significativas, ayuda a que los estudiantes se sientan capaces e importantes.

Dentro del aprendizaje-servicio hay dos componentes. En el primero se estipula que los estudiantes participen en la planificación, y en el segundo que el servicio se conecta con el aprendizaje académico. Ello puede adoptar muchas formas, las más habituales son la integracional, la humanitaria, la cívica y la medioambiental.

En la lectura se incluían diversos proyectos que ejemplificaban  la manera en que se pueden abordar dichas formas del aprendizaje-servicio, pero tenían un enfoque para grados más superiores, y pensando en un nivel preescolar existen proyectos que pueden llevarse a cabo para ayudarle a los niños a tener ese sentimiento de logro que se desea obtener para alimentar su curiosidad por seguir aprendiendo.

Lo que pueden hacer los profesores para lograr todo esto es hacer más para llevar el mundo a la escuela y viceversa. Tampoco se debe caer en el error de sofocar el deseo de los estudiantes de hacer una contribución, ya que ahí radica que tengan interés en implicarse en proyectos como estos.

  1. Conseguir que los estudiantes se preocupen por su educación

El autor cuenta su experiencia en una institución en la cual se les daba a los alumnos la oportunidad de establecer sus propios clubes de acuerdo a sus intereses. Con ello fue más visible darse cuenta de que el trabajo como docentes debe consistir en hacer que los alumnos se impliquen. La teoría que se plantea es que el trabajo para conseguir que los estudiantes se preocupen encierra el potencial para invertir en tendencias sociales.

  1. Oportunidades para que los estudiantes tengan voz

El objetivo y propósito de una escuela es preparar a los niños para su  integración en la sociedad, y al darles “más voz” aumenta su participación, su liderazgo y su ciudadanía. Nuestro deber como docentes es implementar programas, en el ámbito de todo el centro escolar, que estimulen la intervención e implicación de los alumnos. Al intentar callar a los niños en su deseo por aprender, lo único que haremos es desanimarlos y opacar sus capacidades.

  1. La relación interpersonal, lo más importante

Para ayudar a los estudiantes a progresar, tenemos que engancharlos a un vínculo emocional al tener una fuerte y estrecha relación con cada uno de ellos.

  1. Educar, una profesión persuasiva

Los docentes influyen en la vida de sus estudiantes al plantearles estímulos y retos que fomenten su crecimiento y creatividad, así como también influyen en los valores, la ética, la personalidad y las habilidades interpersonales.

El autor hace referencia a tres profesores que surtieron en su vida una gran influencia, uno le había enseñado a ser responsable, abriéndole así a nuevas posibilidades; otro supo hacerle ver cuál era su lugar, y un tercero le ayudó a ver el mundo de manera científica. Además anexa una experiencia en la cual, al recordar las enseñanzas recibidas por éstos maestros, él tuvo la determinación de llevar a cabo un proyecto personal, que le aventuró a centrarse en las posibilidades mediante ensayo y error.

De ésta manera el autor demostró que, desde la perspectiva de un estudiante, experiencias como éstas conforman quiénes somos, y refiriéndolo a al trabajo docente, nuestra responsabilidad como educadores es ayudarles a navegar por dichas experiencia y triunfar sobre ellas. Así pues, nuestro propósito es ayudar a nuestros alumnos a confiar en sus capacidades únicas.

  1. Mantener cada vela encendida

Como maestros debemos cuidar la forma en que nos dirigimos a los alumnos, así como evitar evaluaciones desmoralizadoras y tonos irrespetuosos. De manera anatómica el cerebro humano tiende a registrar de manera más permanente las experiencias desagradables. Este dato me hace recordar la experiencia de la maestra de Milpillas, en la cual ella comentaba que debido a un fuerte regaño que propinó a una alumna, ésta decidió dejar de estudiar. Por lo cual debemos reconocer la influencia que nuestras acciones pueden tener en el desarrollo de un niño.

Por otra parte tampoco debemos endulzar los hechos con el fin de inflar la autoestima de los alumnos, sino evaluarlos con sinceridad haciendo uso de la crítica constructiva. Como docentes es nuestra responsabilidad tener un pensamiento juicioso en el que sepamos emplear los elogios y reconocimientos cuidando los daños potenciales que podríamos causar en las vidas de los niños.

  1. Siempre estamos empezando

Los profesores excelentes hacen que el trabajo duro parezca fácil, uno de los pensamientos que podemos inculcar es “No puedo hacerlo todavía… pero trataré de hacerlo”. El autor hace referencia a un relato donde la frase con la que un padre motivaba a su familia era: “¡No te preocupes, acabas de empezar!”, los niños necesitan que se les motive a seguir consiguiendo lo que desean lograr con trabajo duro.

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