INFLUENCIA DEL SUEÑO EN RELACIÓN AL RENDIMIENTO ACADÉMICO DE LOS ESTUDIANTES DE 4TO AÑO DEL COLEGIO SAN JOSÉ DE CALASANZ EN EL SEGUNDO TRIMESTRE DEL AÑO 2016
OsmeoxoxTesis14 de Enero de 2017
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REPÚBLICA BOLIVARINA DE VENEZUELA[pic 1][pic 2]
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
U.E: SAN JOSÉ DE CALASANZ
CÁTEDRA: CIENCIAS BIOLÓGICAS
INFLUENCIA DEL SUEÑO EN RELACIÓN AL RENDIMIENTO ACADÉMICO DE LOS ESTUDIANTES DE 4TO AÑO DEL COLEGIO SAN JOSÉ DE CALASANZ EN EL SEGUNDO TRIMESTRE DEL AÑO 2016
Asesor:
Prof: Johan Navarro
C.I: 24.883.937
Autores:
De Aguiar. Victoria. C.I:27.488.611
Fonseca, Elena. C.I: 27.234.528
Garrido, Barbara. C.I: 27.795.908
Giffoni, Maria Fernanda. C.I:27.427.282
Rada, Osmery. C.I: 27.234.526
Betancourt, Arixay. C.I: 29.504.192
Caracas, mayo del 2016
INTRODUCCIÓN
El sueño constituye una de las funciones fisiológicas más importantes para el correcto funcionamiento de las capacidades cognoscitivas e intelectuales del ser humano. Potter y Perry (1996) plantean que el sueño es un estado de alteración de la consciencia bienestar de la persona, que se repite periódicamente durante un tiempo mantenido y restaura la energía y el bienestar de la persona. En tal sentido los seres humanos necesitan dormir para reponer las energías perdidas, de igual manera tomar en consideración la etapa etaria de la vida es importante para saber cuántas horas se debe dormir.
Según los expertos los adolescentes deben dormir un mínimo de nueve horas diarias, de tal manera que en la etapa de la adolescencia es vital tener un sueño reparador y suficiente para poder enfrentar las responsabilidades académicas de manera eficaz. La pérdida de sueño en los adolescentes genera síntomas tales como: irritabilidad, incluyendo la desobediencia, somnolencia y bajo rendimiento académico por falta de concentración, entre otros.
De allí que el objetivo general sea determinar la influencia del sueño en relación al rendimiento académico de los estudiantes de 4to año del colegio “San José de Calasanz” en el segundo trimestre del año 2016 con el fin de generar estrategias para una mejor calidad de sueño y por consiguiente un rendimiento académico óptimo.
Este estudio, según lo planteado (problemático y objetivo), corresponde a una investigación descriptiva con un trabajo de campo con una población de 72 estudiantes aproximadamente de 4to año del colegio “San José de Calasanz” en los cuales se aplicará una encuesta de 12 preguntas con la finalidad de conocer, según lo ya estipulado, factores que pueden alterar la falta de sueño y la variedad e influencia de dichos factores de su rendimiento en el área educativa.
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
EL PROBLEMA
Al pasar de los años diversos estudios han intentado agudizar la retención, captación y atención de los estudiantes, uno de estos estudios se refieren al descanso, el sueño que, según éstos, resulta necesario para una vida sana y una buena salud mental. El sueño es una necesidad que requieren tanto el cerebro como el cuerpo de descansar, relajarse luego del estrés, dificultades, problemas y todo tipo de movimientos que se ejecutan durante el día. Cuando se observa a una persona dormida puede parecer que no está haciendo nada, sin embargo el sueño resulta ser un período activo en el que ocurren cambios hormonales, bioquímicos, metabólicos y de temperatura corporal que son imprescindibles para un buen funcionamiento diurno. Por otra parte,
El sueño es una actividad cambiante a lo largo de la vida. Las características fisiológicas del mismo varían con la edad. Un recién nacido duerme muchas horas, pero no lo hace de forma continua. Un lactante de 6 meses ya tiene la capacidad para dormir 12 horas seguidas nocturnas y tres siestas diurnas. Un niño de 10 años duerme 10 horas seguidas nocturnas y no precisa siestas. Un adolescente debería dormir al menos 9 horas cada día, mientras que para un adulto pueden ser suficientes de 7 u 8 horas y a medida que se hace más longevo las necesidades de sueño nocturno descienden a 5 o 6 horas con dos siestas cortas de 10 a 20 minutos. Estos cambios son regulados por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo que controla el ritmo de vigilancia-sueño.
De acuerdo a lo planteado anteriormente, el ciclo diario vigilancia-sueño permite organizar nuestra conducta en el tiempo y sincronizar internamente la regulación de muchos procesos biológicos, también de periodicidad circadiana, como puede ser el ritmo de la temperatura corporal, el ritmo del cortisol, el ritmo de la excreción de la hormona de crecimiento, entre otras. El ritmo vigilancia-sueño actúa como nuestro reloj biológico, siendo precisamente éste el que permite el sueño nocturno y una vida activa durante el día. Las hipótesis actuales apuntan que el ritmo circadiano de 24 horas sufren un retardo durante la adolescencia, es decir, la necesidad de sueño aparece más tarde, con lo que lógicamente se retrasa la hora de levantarse. Se postula que el ritmo de vigilancia-sueño tendría una periodicidad de 25/26 horas. Esto podría ser una característica del sueño en los adolescentes que nunca encuentran el momento de acostarse y casi siempre retrasan el momento de levantarse. La costumbre actual de demorar ampliamente los horarios nocturnos para el descanso los fines de semana sólo contribuye a hacer más difícil la sincronización del ritmo biológico vigilancia-sueño. De igual manera existen aspectos sociales que influyen en el sueño, sobre todo en el ámbito familiar, donde el adolescente en lugar de seguir la dinámica estipulada en la familia con respecto a la organización de los horarios, crea su propia dinámica y precisa tiempo para estar solo aislado de la “intromisión” de la familiar en la estructura de su vida haciendo que rechace la de forma espontánea el orden necesario para mantener un buen ritmo de vigilancia-sueño.
Según lo estipulado, es en la adolescencia cuando algunos jóvenes pueden experimentar cierta libertad en los horarios. Muchos, en el ambiente escolar, pueden escoger sus horarios, tienen momentos libres entres clases o saltarse las mismas. El turno de la tarde es deseado por aquellos que tienen ciertas dificultades para para levantarse por la mañana. Con respecto al sueño, también comienzan a decidir la hora de descanso, no tanto la de levantarse ya que está condicionada por sus obligaciones sociales, escuela o trabajo.
En relación a lo mencionado anteriormente, en un comunicado de la Universidad Autónoma de Barcelona, Ramón Cladellas – investigador – aseguró que la falta de sueño en adolescentes puede llegar a ser desastroso en la mayoría de los casos para su desarrollo intelectual. Como muestra de ello se estudió a 142 adolescentes, se analizó la cantidad de horas dormidas y el rendimiento que éstos tenían… los resultados fueron interesantes. Quienes dormían menos de nueve horas no alcanzaban a estar cerca de quienes dormían entre nueve y once horas diarias. Las habilidades relacionadas con el rendimiento académico se vieron mermadas en todas las pruebas hechas cuando se dormía menos horas o el hábito de descansar en la noche se veía trastocado. Así mismo ciertas habilidades relacionadas con el aprendizaje, memoria y la motivación también se vieron afectadas cuando la falta de sueño era más extrema.
Al observar esto se detalla que es necesario el sueño, pero muchos adolescentes se acostumbran al poco descanso y con esfuerzo se centran en sus clases y prestan atención, obviamente pueden presentar alguna dificultad, como dolor de cabeza o irritación ante cualquier cosa, y resulta estresante y desgasta poco a poco al adolescente, sin embargo, si él lo desea, su rendimiento puede ser igual de bueno que los que descansan más tiempo.
Diversos estudios han determinado que los adolescentes no duermen lo necesario, ya sea porque tienen horarios sobrecargados como porque pasan demasiado tiempo en sus móviles enviando mensajes hasta altas horas de la madrugada. Otros jóvenes quieren acostarse temprano pero no logran conciliar el sueño.
En relación a lo expuesto con anterioridad, si pasan varias noches sin dormir lo suficiente es posible que sufran un déficit de sueño, y esto afecta su capacidad de concentrarse, estudiar o trabajar de la mejor manera. Así lo define el estudio de la Universidad Complutense de Madrid, que ha analizado patrones de sueño, habilidades cognitivas y resultados académicos de casi 800 jóvenes de entre 12 y 16 años, así explicó el profesor de Psicología Diferencial, Juan F. Díaz-Morales, “Las adolescentes tienden a dormir más los fines de semana –respecto a los días de diario y comparadas con los chicos–, por lo que experimentan un mayor jet lag social".
A mayor irregularidad del sueño, peores notas, afirma el estudio, y por tanto un rendimiento menor en habilidades cognitivas verbales, espaciales, de razonamiento y numéricas.
En Venezuela hay más de 6 millones de personas que sufren insomnio crónico avivado por las preocupaciones de la actual crisis económica y la inseguridad.
De acuerdo a la especialista, directora de la Clínica Médica del Sueño Los Sauces que funciona en Caracas, se reporta que aproximadamente 15% de la población no logran un sueño reparador, siendo el insomnio crónico el principal trastorno del dormir y su consecuencia la falta de concentración, el bajo rendimiento laboral, académico, los accidentes viales, entre otras.
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