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Informe De Marketing

ahfernan8 de Abril de 2014

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LAS BEBIDAS ESTIMULANTES (MAL LLAMADAS ENERGIZANTES)

Comenzaron a llegar al mundo hace unos veinte años, primero tímidamente, hasta dejarse “probar”. Luego aparecieron una tras otra, marca tras marca, hasta llegar hoy en día a zambullirse masivamente en los tragos que consumen los jóvenes en los pubs, discos y todo lugar de diversión nocturna. Son las mal llamadas por sus productores “bebidas energizantes”, promocionándolas como “ideales para el deportista, el estudiante y todo el que desarrolle esfuerzo físico, además de mejorar el estado de ánimo”, encubriendo la verdad y todo el mal que producen. Especialmente en cuanto a esa promocionada “mejora del estado de ánimo”, cuyo blanco principal es la juventud.

En estos últimos años estas bebidas han caído en cascada sobre prácticamente todos los países el mundo. Es así como los diversos mercados del planeta reciben latas o botellas, cuyo contenido en casi todos los casos es de 250 mililitros, con nombres de fantasía tales como “Dark Dog”, “Blue”, “Nitro”, “Speed”, “Burn”, “Tab”, “KMX”, “Full Throme”, “Red Bull”, “Hot Power”, “Rox”, “Vitaliza”, “Blue Demon”, “Rocket Fuel”, “Red Devil” o “Boost”. Nombres cuyas traducciones hablan por sí mismas y resultan llamativas para impactar, precisamente, en las mentes de los jóvenes y atraerlos, hasta que una vez probadas por ellos, difícilmente puedan prescindir de las simpáticas latitas.

Es que la fórmula de la composición de estas bebidas –que no varía mucho entre una y otra- contiene elementos que realmente colaboran no sólo a “levantar el ánimo” de quienes las consumen, sino también a mantenerlos despiertos durante muchas horas. Por algo la leyenda que promociona a “Rocket Fuel” dice: “Despierto todo es posible”.

Además de la cafeína, entre los principales ingredientes figuran taurina, glucuronolactona, inositol, niacina y ácido pantoténico, mezclados con vitaminas B6 y B12, carbohidratos, sodio y azúcar.

La cafeína es la sustancia psicoactiva más consumida en el mundo, suficientemente conocida por sus propiedades para “mantenerse despierto”. En varias de las bebidas mencionadas la fórmula incluye guaraná, la esencia de origen brasileño que de por sí ya tiene un alto contenido de cafeína, por lo cual aumenta considerablemente la presencia de ésta en la bebida.

La taurina se obtenía en la antigüedad del semen masturbado del toro y era utilizada para prevenir algunas enfermedades, si bien –para aquellos que den un respingo al leer ésto- actualmente se obtiene mediante otros procesos menos traumáticos. Es considerada por los fabricantes de las bebidas como un “complemento alimenticio”, razón por la cual las jovencitas bulímicas o anoréxicas también acuden a su consumo pensando que su deficiencia alimentaria está de esa manera “cubierta”.

La glucuronolactona es un químico altamente peligroso, que fue desarrollado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos durante los años ‘60 para estimular la moral de las tropas acantonadas en Vietnam pues actuaba como una droga alucinógena que calmaba el síndrome de la guerra. Pero sus efectos en el organismo fueron tan devastadores que fue descontinuado ante el alto índice de casos de migrañas, tumores cerebrales y enfermedades del hígado que mostraron algunos soldados que la consumieron. A pesar de ello, en las latas de estas bebidas aún se lee que entre sus componentes aparece la glucuronolactona, catalogado médicamente como un “estimulante”.

Tomemos como ejemplo la fórmula de una de las bebidas en cuestión, “Vitaliza”. Entre cantidades más discretas de los otros elementos que la componen, cada envase de 250 mililitros contiene 48 miligramos de cafeína, 500 mg. de taurina y 50 mg. de inositol. En este caso, la ausencia de glucuronolactona en su composición está compensada por la excesiva cantidad de cafeína y taurina y por el inositol, también llamado “Vitamina B8”, utilizado psiquiátricamente para tratamientos contra la depresión y los trastornos de pánico.

Es la combinación de estos tres elementos más la glucuronolactona –que sí contiene la mayoría de las restantes bebidas-, sumados a la mezcla con los aditamentos restantes como las vitaminas, los que hacen que los consumidores de las bebidas estimulantes no deban beber más de dos a tres latas por día. Y eso sin mezclarlas con otras sustancias, lo que lamentablemente ocurre. Es que la juventud, siempre hábil para descubrir –de motu proprio o inducida- nuevas aplicaciones para lo que utiliza, llegó lamentablemente al siguiente paso habilitante para prolongar su energía, placer y mantenerse sin sueño y activos toda una noche hasta avanzada la mañana siguiente: mezclar estas bebidas con alcohol e incluso con drogas.

De hecho, el reciente fallecimiento en Buenos Aires de una estudiante de 16 años a causa de un repentino infarto se debió, según los médicos que la atendieron, a la mezcla de varias latas de una de estas bebidas estimulantes y alcohol con una importante dosis del alucinógeno “Extasis”. Otra lacra muy habitual actualmente en las discotecas y en los festivales de música electrónica, eventos éstos en los que el éxtasis corre fluidamente entre los asistentes, distribuido tanto por los dealers como por los propios responsables del lugar donde se desarrollen, con el agregado de que su consumo requiere de la ingesta de gran cantidad de líquido, para no deshidatarse. Entonces los delincuentes de turno clausuran los grifos del agua corriente –ya que los jóvenes anteriormente acudían con frecuencia a los baños a beber agua- para obligarlos a adquirir el agua mineral que ellos venden, además a precios exorbitantes, o, mejor aún, bebidas estimulantes como las hasta aquí mencionadas.

Uno de los aspectos bastante conocidos que rodea a esos eventos y que ya es vox pópuli entre la sociedad. Pero las autoridades correspondientes, como es habitual desde hace tiempo, brillan por su ausencia.

Y así se genera uno de los desastres padecidos por los jóvenes de nuestros días, además del consumo de drogas, anfetaminas y alucinógenos. En una sola noche de diversión, por ejemplo en una disco, la febril actividad y excitación desplegadas y el deseo de prolongarlas más allá de la salida del sol combatiendo el cansancio y el sueño hacen que, además de consumirse mucha más cantidad de latas de estas bebidas que lo permitido -llegándose a cantidades que van de los ocho a diez envases-, las mismas se mezclan con bebidas alcohólicas, producto final al que la fértil e interesada imaginación de quienes los expenden los denomine inocentemente “tragos”.

Para tener una idea de la variación de combinaciones podemos señalar que una de estas bebidas estimulantes, “Nitro”, de mucho consumo en Uruguay, hasta publicita estos “tragos” en su página de Internet (nitro.com.uy), donde pueden observarse diversas variantes, por ejemplo “Nitro” con ron, con champagne, con vodka, con coñac y ron, con vodka y gin, y con whisky, ron y vermouth. Un directo y abiertamente publicitado ataque contra la salud de los jóvenes a quienes van destinados esos “tragos”, sin que merezca la más mínima sanción u observación de aquellos a quienes corresponda actuar.

Mezclas lo suficientemente explosivas como para que muchos jóvenes hayan incrementado en los últimos años la atención hospitalaria a casos de infartos, arritmias, taquicardias y otras derivaciones por el estilo. Profesionales del Servicio de Hemodinamia del Hospital Italiano de Buenos Aires indicaron en su momento que se ha incrementado el registro de problemas cardíacos por el consumo de alcohol mezclado con bebidas estimulantes, llegando a atenderse a muchas personas jóvenes con infartos agudos sin tener una enfermedad coronaria previa.

Señalaron en tal sentido que “el infarto es mucho peor en una persona joven, en la que las coronarias se tapan de manera abrupta”, alertando que esos pacientes hasta pueden padecer una insuficiencia cardíaca de por vida. Uno de los profesionales explicó: “Lo que ocurre es que toman con alcohol varias latas de estas bebidas en una noche, y semejante carga de cafeína -equivalente hasta a más de 20 tazas de café - aumenta la frecuencia cardíaca, somete a un mayor roce la cobertura interna de las arterias y produce una irritación que puede generar un coágulo que tape la arteria y produzca el infarto”.

Por su parte la doctora Mónica Nápoli, médica toxicóloga, consideró que, aunque se las llame “energizantes”, estas bebidas no lo son, señalando: “Son desfatigantes o estimulantes. Estas bebidas quitan la sensación de fatiga. No es que el que las toma no se cansa, sino que no siente el cansancio. De igual forma, esta enorme cantidad de cafeína les permite beber en cantidad hasta llegar a la ebriedad, o incluso el coma alcohólico, porque retrasa los efectos del alcohol”.

Aparte de que los voceros de las empresas líderes en la fabricación de estas bebidas defienden obviamente a sus productos expresando que lo perjudicial para la salud no es el consumo de la bebida sino la ingesta excesiva de alcohol con que se la mezcla, en las latas se advierte –con letra demasiado pequeña- sobre la inconveniencia de que consuman energizantes los niños y las personas diabéticas y se aconseja no exceder el límite de dos por día. Sin embargo, en muchas de ellas una advertencia o prohibición para que estas bebidas no se ingieran mezcladas con alcohol también brilla aún por su ausencia, al igual que, como señalamos anteriormente, la acción efectiva de las autoridades correspondientes.

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