Meritocracia y Desarrollo de Talentos en Chile Caso Falabella
Yamil Barnert RiadiInforme22 de Septiembre de 2019
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MERITOCRACIA Y DESARROLLO DE TALENTOS EN CHILE |
Yamil Barnert, Christian Coloma y Adriana Rodríguez Universidad Autónoma de Chile, sede Temuco 8 de octubre de 2018 |
MERITOCRACIA Y DESARROLLO DE TALENTOS EN CHILE
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Siempre se habla de la idea de proporcionar recompensas al mérito de los trabajadores, a raíz de esfuerzo, compromiso y logros obtenidos, ¿pero es esto así?, ¿chile es un país que premie el esfuerzo y talento de sus trabajadores?
Durante años se hablado que chile es un país donde prima tu apellido, lugar donde vives, donde estudiaste, hasta incluso una tendencia política a la hora de postular para un puesto en alguna empresa, donde prima el “pituto” antes de las aptitudes para desempeñar alguna función específica, ¿pero será aun la realidad de las grandes empresas en chile?
Hoy la globalización del mercado se ha traducido en una competencia cada vez más fuerte entre las empresas y estas han tenido que mejorar sus políticas internas para lograr ser más competitivas en este nuevo entorno, por lo cual las empresas que quieren permanecer en el mercado han tenido que saber seleccionar al personal idóneo para cumplir sus objetivos y más impórtate aun, como retener a los buenos elementos dentro de la organización.
Introducción
El presente trabajo tiene por objeto presentar una comparativa entre dos empresas, General Electric de Estados Unidos y Falabella de Chile, y como estas compañías se han transformado en referentes de desarrollo de su capital humano y éxito organizacional al aplicar una cultura meritocrática a su gestión.
La preocupación por desarrollar el talento y las habilidades de sus trabajadores, es un aspecto aún poco desarrollado en la realidad empresarial chilena, a pesar de existir antecedentes que avalan y sustentan el éxito de los programas de desarrollo de personas en las organizaciones; por lo mismo, es importante analizar y presentar ejemplos de corporaciones que se preocupan por fomentar el liderazgo y el reconocimiento al talento humano.
La mayoría de los trabajadores en Chile, perciben que no hay una preocupación real por parte de las empresas de ser atractivas para retener y desarrollar el capital humano; del mismo modo, no se percibe que exista un sistema meritocrático, donde prime el reconocimiento al aporte del trabajador, su buen desempeño, trayectoria y mejores resultados, existiendo aún cargos y promociones reservadas a personas por parentesco, escuela de formación u origen étnico.
La profundización de esta problemática social se realizó por el interés de conocer cuáles son los aspectos que hacen exitosa la cultura de desarrollo de personas, si permite obtener mayores beneficios para la organización y mejor índice de satisfacción de los trabajadores, y si fomenta el compromiso de sus colaboradores y la formación de líderes. Esto permitió identificar la relación entre empresas líderes de mercado y satisfacción de los trabajadores.
Se analizó el caso desde la perspectiva del Funcionalismo como teoría base, complementando con la teoría del Capital Humano como complementaria, interesándonos como profesionales por contrastar las experiencias de ambas organizaciones, haciendo también distinción al caso de Falabella en el ámbito Nacional.
En el marco de las mencionadas teorías, la investigación se realizó recabando antecedentes estadísticos, estableciendo una comparativa de las organizaciones estudiadas, las realidades y contextos en los que se da un paralelo de las prácticas y resultados de dichas empresas.
A raíz de los estudios planteados, se logra establecer la conveniencia de premiar el mérito, reconocer el esfuerzo y tener el concepto de meritocracia presente en el núcleo de las organizaciones.
Teoría
La perspectiva teórica propuesta para el análisis de este trabajo comparativo descriptivo, desde la concepción de la Meritocracia entre General Electric y Falabella Chile se basara en el Funcionalismo como punto de partida, y en la Teoría de Capital Humano desde el enfoque educativo y su incidencia en el crecimiento económico y enfoque en el talento.
El funcionalismo es una corriente teórica que surge en Inglaterra en la década de 1930 en las ciencias sociales, fundamentalmente en las ramas de la Sociología y de la Antropología Social, vinculada principalmente a Émile Durkheim, Talcott Parsons y Robert Merton, esta teoría en la sociológica priorizada la importancia del contexto sobre la acción, del sistema sobre sus componentes, y realza las funciones integradoras y de adopción que hacen posible la continuidad del sistema social, en el que se acuñan conceptos como estructura, función, valor, integración, papel, estatus, conflicto y cambio enfatizando en la idea de que la sociedad está construida jerárquicamente por subsistemas en los que la acción de los individuos debe ser ordenada.
Cadenas (2016), plantea que el funcionalismo propuesto desde el enfoque de Parsons, sostiene en su base el reconocimiento de la existencia de un orden normativo, el cual asegura la complementariedad de las expectativas de los actores sociales, (…), el sistema social está integrado por las acciones de los individuos, en consecuencia, su punto de partida señala que la interacción entre dos individuos tiene en común el cómo estos se enfrentan con una variedad de opciones acerca de su actuar y su conducta, estas acciones estarán influenciadas o limitadas por factores físicos y sociales.
De acuerdo a lo planteado por Espinoza (2014), la perspectiva teórica Parsoniana inscribe discursos meritocráticos desde el punto de vista de la estratificación social como un sistema estructurado en cuanto a los roles y la diferenciación jerárquica asociada a ellos, y cómo los individuos se relacionan e interaccionan a partir del estatus que posee cada posición. En la perspectiva funcionalista, la meritocracia, se asocia al trabajo y las capacidades individuales necesarias para contender por las posiciones de mayor valoración, Precisamente esta mayor valoración puede ser obtenida según el prestigio o desaprobación. Estas valoraciones son coherentes con las posiciones ocupadas por los sujetos en la estratificación social permitiendo la mantención de la estabilidad y de integración de las sociedades, dado que las relaciones sociales están fundadas en orientaciones normativas socialmente compartidas, Parsons (1960), es aquí donde surgen los mecanismos de recompensas como el salario, el prestigio y el status, entendiendo por status de acuerdo a lo planteado por Linton y Parsons (1960) a la posición de una persona dentro de una estructura, es el conjunto de todas las posiciones que ocupa un individuo, siendo el rol el aspecto dinámico del status. El Status Adscripto es el que le pertenece por regla inalterable a la persona y se establece por determinadas condiciones que han ubicado socialmente al individuo desde su nacimiento, los Status Adquiridos son las posiciones sociales a las que el individuo va accediendo a lo largo de su vida. Estas asignaciones de status de los sujetos deben ser acordes a las posiciones adquiridas a sus expectativas, por sus capacidades y por sus talentos, entendiendo talento como la habilidad para dirigir individuos o grupos hacia una decisión o acción común (…), uso de un grupo de destrezas, alto nivel de autoconfianza, de responsabilidad, de cooperación, tendencia a dominar, habilidad para adaptarse a nuevas situaciones (Sisk, 1993). Para Cociña (2013) el talento se entiende como la existencia de ciertas habilidades innatas -cuya posesión se basa en una azarosa conjugación de genética y la crianza-, mientras que el esfuerzo remite al tiempo dispuesto en conseguir una meta y la prolijidad con que esta labor se realiza, enmarcados en la aceptación del marco de normas legales y sociales.
Davis y E. Moore, 1972, (citados en Espinoza 2014) plantean que es “la sociedad la que distribuye a los sujetos en las posiciones sociales y vela por el cumplimiento de las tareas que a ellas están asociadas, debiendo encargarse también de generar las motivaciones necesarias para que ambas tareas alcancen una posición por otra parte el sistema social realiza el proceso de estratificación asignando premios e incentivos y distribuyéndolos de manera diferenciada de acuerdo a la posición, estas retribuciones involucran el prestigio social asociado a un premio, según los autores en el desarrollo de funcionalismo vinculado a la meritocracía, los premios son primordialmente importantes, son un derecho intrínseco de ésta y no un simple complemento, sin embargo, los premios no responden a la necesidad o importancia de un puesto determinado para el funcionamiento de la sociedad, sino que debe asegurar que estos puestos sean ocupados por los individuos competentes, enfatizando la importancia del rol del sujeto quien ocupa una posición de estatus. En palabras de (Davis & Moore, 1945), citados en Espinoza (2014) señalan que la distribución de los individuos en las posiciones sociales estaría dada por la disposición de estos de tomar las responsabilidades y riesgos necesarios para competir por un puesto determinado, asumiendo que los puestos más importantes y prestigiosos serán ocupados por los individuos más competentes, los que deben esto a un talento natural o al esfuerzo dispuesto en su capacitación o destrezas necesarias para ocupar una posición. Las distintas funciones requieren ciertas calificaciones, que pueden ser capacidades inherentes o conseguidas por medio de entrenamiento, por tanto un puesto debe ser funcionalmente importante y requiere un talento natural o una capacitación onerosa para conseguirlo, por tanto, debe ofrecer el atractivo necesario para que los individuos compitan por alcanzarlo; desde esta mirada, se desprende una visión funcionalista de la sociedad asumiendo que es necesario que cada posición sea ocupada por los individuos idóneos. A partir esta base teórica Davis y Moore (1942) señalan que todos los individuos deberían contar con las posibilidades de acceder a una determinada posición social, en función del esfuerzo y motivación para alcanzar un puesto en que puedan utilizar mejor sus talentos. La aspiración natural hacia el logro instaría a los individuos a esforzarse, siendo la “meritocracia” definida como el mecanismo por el cual los individuos alcanzarían mayor status. Para Puyol (2006), la Meritocracia “un sistema social basado en la aristocracia del talento y no en alguna forma de justicia democrática o igualitaria; es distribuir trabajos, cargos, recompensas sociales y económicas en virtud a las cualidades y calificaciones individuales, de modo que los individuos con mayores aptitudes y capacidades deberían obtener cargos y puestos de mayor importancia y prestigio”. De acuerdo a Cociña (2013), (como se citó en Espinoza 2004) señala que la meritocracia es un mecanismo de distribución que enfatiza el rol de los individuos en la consecución del logro, y que puede ser sintetizado en la fórmula “talento + esfuerzo = meritocracia” que se constituye en la base del éxito de la gran General Electric y en los mecanismos utilizados en Falabella Chile. En el caso de General Electric, existe una recompensa basada en el mérito: el reconocimiento, potenciamiento y desarrollo de carrera dentro de la organización, generando beneficio tanto para la persona como para la empresa que se beneficia del liderazgo y capacidades del trabajador. La comparativa con Falabella establece un paralelo en el fondo de esta filosofía empresarial: detectar y potenciar a jóvenes talentos con características como iniciativa y creatividad, para que crezcan y se puedan transformar en futuros líderes dentro de la compañía de la mano con el desarrollo de sus carreras.
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