El conductismo

El Conductismo Clásico es la corriente de la psicología inaugurada por John B. Watson que defiende el empleo de procedimientos estrictamente experimentales para estudiar el comportamiento empíricamente observable (la conducta), considerando el entorno como un conjunto de estímulos-respuesta. El enfoque conductista en psicología tiene sus raíces en el asociacionismo de los filósofos ingleses, así como en la escuela de psicología estadounidense conocida como funcionalismo y en la teoría darwiniana de la evolución, ya que ambas corrientes hacían hincapié en una concepción del individuo como un organismo que se adapta al medio (o ambiente). La base del Conductismo se encuentra en su concepto del hombre y de cómo este aprende.

Los precursores del conductismo fueron Iván Paulov, con su teoría del reflejo condicionado y Edward Thorndike, con sus estudios experimentales realizados con animales, en laboratorios, acerca del aprendizaje y la conducta. J.B Watson es considerado el padre del conductismo ya que fue capaz de cambiar en un solo sistema el pragmatismo del funcionalismo, el método experimental y el condicionamiento de Paulov.

Watson plantea que el hombre es producto del ambiente y si se controla el ambiente se puede hacer del hombre lo que se quiere. Es el primero que habla del aprendizaje, como categoría psicológica y aceptó la ley del ejercicio como regularidad principal que expresaba sus resultados experimentales (la ley del ejercicio consistía en que se aprende más si se repite). Se planteaba la repetición de variaciones del ambiente para lograr una diversificación de la conducta con intención de tecnificar la misma. También Watson decía que si él tiene el estímulo apropiado, logra la conducta apropiada y podría hacer un mundo mejor, o sea, conjuntos de hombres buenos para hacer una mejor sociedad.

La propuesta de Watson por una parte rechazaba toda mediación entre el estímulo y la respuesta, y por otra parte, no rechazaba absolutamente esta mediación si podía ser verificada objetivamente. A los investigadores que aceptaron la exigencia del conductismo original se les llamaron radicales destacándose Burrhus F. Skinner quien asume una posición epistemológica clara y definida: positivismo instrumental atendiendo únicamente al dato objetivo e incluyendo los procedimientos del investigador; éste no reconoce ninguna teoría por inferencia o especulación. Ofrece otras fórmulas para presentar las ideas originales de Watson. Para él había dos componentes de la conducta humana: los eventos privados y los eventos públicos. Los primeros no pueden ser observados objetivamente, los segundos sí. También en lugar del reflejo condicionado, que asumió como poco útil definió el reflejo operante como el hecho de que los organismos van “probando” con sus conductas el lugar donde se desarrollan, lo transforman y van “guardando” el efecto de sus conductas, a esto lo llamo retroalimentación. El esquema que presentó fue: R-E-retroalimentación; estos cambios que su conducta produce en su ambiente, le indican si es correcta adaptativamente hablando su conducta, y según esto la repetirá o no. Según este autor se debe reforzar o premiar cualquier conducta que se acerque a la deseable finalmente.

A los segundos investigadores se le denominaron neoconductistas, entre los que se destacan Clark Hull quien planteaba que el modelo original no podía ser estimulo-respuesta sino EOR siendo la ¨o¨ el motivo, urgencia o necesidad del organismo que media entre el estímulo y la respuesta.Este organismo vive en un ambiente que le demanda adaptación y presenta necesidades biológicas como carencias, además está “acompañado” del reflejo condicionado. Este tipo de necesidades hace que el organismo en ocasiones sea el que busque un estímulo para que le ayude a satisfacer temporalmente su carencia. Otro de sus conceptos importantes es el gradiente de meta en el cual el grado en que se excita el animal está relacionado con la cercanía a que se encuentra la meta. A menor distancia, mayor excitabilidad.

Otra propuesta asumida por el esquema de la mediación organísmica fue el de Edward Tolman, que propone un conductismo propositivo intencional o cognoscitivo. Planteó que entre el estímulo y la respuesta hay variables intervinientes. Elaboró el concepto de mapa cognitivo. Es el iniciador del estudio de los procesos interiores que tienen lugar entre el estímulo y la reacción desarrollando su teoría de aprendizaje de los signos.

El conductismo social aparece como la última versión del conductismo, que trata de mantener la idea original. Su autor más significativo es Bandura, quien propone que la imitación es el mecanismo básico del aprendizaje y que éste es tan efectivo como el condicionamiento operante de Skinner o el respondente de Watson. Además tiene una ventaja decisiva: no compromete la participación directa del sujeto ni implica gasto adicional a la simple observación.

Para el conductismo como corriente en general el objeto de estudio es: la conducta, entendida como cualquier cambio observable directamente o no, del estado del organismo. De ahí su explicación desde el nivel teórico-conceptual.

Desde una mirada epistemológica el conductismo es positivista, es el más referido, el más antiguo y de mayores resultados hasta el presente, es heredero de las tradiciones racionalistas y empiristas de la modernidad, ha generado la ciencia como acción de intervención hasta el punto de que el mundo actual, es cada vez más un producto artificial e intencionado de la acción humana. La posición de Watson es de positivismo radical, donde no se debe aceptar en la psicología lo que no se puede comprobar experimentalmente, repetido por cualquier investigador y con todas las garantías de un conocimiento objetivo libre de subjetivismo. La posición de Skinner como ya mencioné anteriormente es clara y definida, es la de un positivismo instrumental que niega toda teoría por inferencia, o especulación y se atiene al dato objetivo incluyendo los procedimientos del investigador.

Metodológicamente el conductismo solo acepta los métodos objetivos: la observación y el experimento como datos válidos, y rechaza totalmente la introspección, en cualquiera

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