Ensayo coronavirus, pandemia emocional

Coronavirus, pandemia emocional

El SARS-CoV-2 (Coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave), descubierto a finales del 2019, es el nombre del nuevo virus que integra la “familia coronavirus”, compuesta por, ahora, 7 tipos de estos. Este virus provoca una enfermedad llamada Covid-19, la cual es una enfermedad respiratoria aguda. Comenzó en Wuhan, China, y se propagó de una manera agresiva por el resto de Asia, y por el mundo en general, por lo que ya no es un virus más, sino que es la pandemia que hoy en día nos afecta.

Pero ¿Cuál ámbito de nuestra vida es el que se ve afectado? Bueno, el ámbito físico podríamos decir todos, ya que se puede percibir y visualizar con mayor facilidad. De hecho, los síntomas físicos del Covid-19 pueden ser fiebre, tos, dificultad respiratoria, escalofríos, fatiga, cefaleas, dolor de garganta, pérdida del olfato o del gusto, congestión nasal, náuseas, vómitos y diarrea, todo esto en casos leves y medianamente graves. Ahora bien, cuando la situación se complica pueden llegar a presentarse trastornos cardíacos, como arritmias, trastornos del músculo cardíaco y lesión cardíaca aguda, trastornos de la coagulación, como coágulos de sangre en los vasos sanguíneos pequeños y grandes, así como hemorragia. También se puede presentar el Síndrome de Guillain-Barré, el cual causa debilidad muscular intensa, o, como caso más extremo, la persona puede morir a causa de este virus, como ya lo hemos podido experimentar.

Pero, además del ámbito físico, hay otro ámbito que quizás no es tan evidente, pero que no deja de ser importante, y es el ámbito emocional. Durante esta pandemia todos nos hemos visto estresados y sobrepasados en algún momento, pero, hay muchos, que no le dan mayor importancia. En cambio, este ámbito de nuestra vida es tan importante que se han hecho estudios de sobre cómo está afectando la pandemia a nuestra salud emocional y mental. Varias organizaciones, como la OPS (Org. Panamericana de la Salud), la OMS (Org. Mundial de la Salud), entre otras, informan que el coronavirus está afectando la salud mental de muchas personas. Datos de estudios recientes muestran que durante esta pandemia hay un mayor aumento de angustia, ansiedad y depresión, lo que, sumado a los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias, y las sensaciones de pérdida, son importantes factores que pueden, incluso, provocar que una persona decida quitarse la vida. Por este motivo, se han estado realizando campañas para que aprendamos a identificar los signos que preceden al suicidio, y de esta forma, evitarlo.

Esto deja en evidencia que nuestra salud emocional es igual de importante que nuestra salud física, ya que ambas pueden empeorar a tal grado que pueden provocar la muerte. Ahora bien, nosotros esto lo comprendemos, lo compartimos, e incluso, de manera inconsciente, procuramos cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro bienestar emocional. Pero ¿Qué pasa cuando llega la hora de aplicarlo a quienes nos rodean? Muchas veces pensamos mucho en nuestro bienestar, pero se nos olvida que, así como es importante en nosotros, también es importante en los demás. Los humanos tendemos a ser muy egoístas y exigentes con quienes nos rodean, y esto lo podemos ver reflejado en nuestro día a día. En nuestro hogar, por ejemplo, hay días que nos levantamos con poco ánimo, e incluso discutimos con nuestra familia, pero como nosotros sabemos que andamos de poco ánimo, lo dejamos pasar. En cambio, cuando alguien de nuestro hogar anda en estas mismas condiciones, y nos contesta más extraño o cortante de lo normal, tendemos a enfadarnos, siendo incapaces de ser empáticos y comprensivos. Y esto no solo ocurre en nuestros hogares, sino que también en la sociedad en la que vivimos. Podemos darnos cuenta de esto en relaciones como estudiante-profesor, empleado-empleador, etc. Para dar un ejemplo más cercano a mi realidad, puedo hablar del caso estudiante-profesor. El egoísmo lo podemos ver al momento en el que, en medio de esta pandemia y las clases online, al alumno se le solicita entregar un trabajo en una fecha determinada. Si el alumno no cumple con la fecha de entrega, el profesor simplemente lo califica con la nota mínima, la cual, en este caso, es muestra de irresponsabilidad. El profesor hace esto sin saber los motivos, ya que, claramente pudo ser por pereza, pero también pudo ser por otros factores, como estrés y/o desmotivación. De igual forma sucede cuando, por ejemplo, un profesor se comprometió a entregar notas de una prueba online, pero no las tenía corregidas para el día que él había fijado. En ese momento, los alumnos se enfadan, y tachan al profesor como irresponsable, sin saber los motivos por los cuales no pudo cumplir, y a pesar que existe la posibilidad de que lo haya hecho por mala voluntad, también existe la posibilidad de que el profesor se haya visto estresado y sobrepasado, y por fuerza mayor no pudo cumplir. Es así como podemos ver la falta de empatía entre nosotros, ya que somos expertos en buscar el bien para nosotros mismos, pero al mismo tiempo somos unos completos ignorantes al tener que ponernos en el lugar de otra persona, a la cual solo conocemos de manera superficial.

...