Factores que se relacionan con la ideacion suicida en estudiantes de preparatoria
tavo41000Tesis8 de Septiembre de 2020
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Introducción
- Antecedentes Científicos
La ideación suicida se define como una preocupación con pensamientos acerca de la finalización de la propia vida que se introducen sin razón y puede ser conceptuada como la primera fase de una conducta que termina con la vida, la ideación puede ser un antecedente del intento suicida, el cual, a su vez, es el principal predictor de futuros intentos, e incluso del suicidio consumado.1
Sin embargo, la ideación suicida previa es uno de los factores de riesgo más importantes para el suicidio desgraciadamente ha sido mucho menos estudiada que el intento suicida y el suicidio consumado. Son amenazas o gestos suicidas las verbalizaciones o actos que si llegaran a consumarse, darían lugar a un daño serio o a la muerte del sujeto. La mayoría de las veces las amenazas y gesto suicidas suelen ser ignorados o subestimados por las personas a quienes se pretende hacer llegar el mensaje del sufrimiento que está padeciendo la víctima, sin que las personas tomen en cuenta que son manifestaciones frecuentes de la ideación suicida. Un extenso número de factores que podrían contribuir con la ocurrencia de la conducta suicida han sido identificados, los cuales incluyen factores individuales, familiares y sociales.2
En los últimos años el suicidio ha sufrido un incremento a expensas principalmente de las poblaciones más jóvenes, y es considerado un problema de salud pública muy importante pero en gran medida prevenible, que provoca “casi la mitad de todas las muertes violentas y se traduce en casi un millón de víctimas al año, además de unos costos económicos cifrados en miles de millones de dólares”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las estimaciones realizadas indican que en 2020 las víctimas podrían ascender a 1,53 millones y de 10 a 20 veces más personas realizarán intentos de suicidio, es decir aproximadamente una muerte cada 20 segundos y un intento cada 1-2 segundos. El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes estadounidenses. Igualmente en Latinoamérica la mayor incidencia de la conducta suicida se presenta en jóvenes entre los 15 y 19 años de edad.3
Se considera que nuestro organismo, está sujeto a cambios físicos, psicológicos y sociales, que van propiciando la madurez. En la etapa de la adolescencia estos cambios son continuos y entre más rápido se presenten es más difícil la adaptación a cada uno de ellos, lo que puede generar estrés dependiendo de los recursos y del grado de los factores estresantes. Por otra parte, la ideación suicida es un fenómeno muy habitual durante la infancia y la adolescencia. Por lo que Virseda, Amado, Bonilla y Gurrola en el 2011 realizaron una investigación en la cual analizaron las estrategias de afrontamiento de los adolescentes y su ideación suicida, basándose en una muestra de 36 adolescentes en un rango de edad de 12 a 17 años en un Albergue Temporal Infantil (ATI), en la ciudad de Toluca. Este estudio se realizó con la ayuda de una escala como, la Escala Multidimensional de evaluación de las respuestas generales al afrontamiento, Escala de desesperanza de Córdova y la escala de suicidalidad de okasha. La investigación arrojo que el 58.3 % de los adolescentes del ATI tienen un grado de suicidalidad medio. Las estrategias más utilizadas por dichos sujetos fue la de la religión, seguida de actividades distractoras y la aceptación. Cuando un adolescente no cuenta con los recursos necesarios, para afrontar una situación que le está generando estrés, lo más probable es que en lugar de enfrentar el problema buscando la solución, va a adoptar una estrategia pasiva, en el que intente evitar o distraerse con otro tipo de actividades.4
Uno de los datos más llamativos a nivel internacional es el incremento de las tasas de suicidio entre jóvenes de 15-24 años, convirtiéndose en una de las tres causas más frecuentes de muerte en esta franja de edad. Por debajo de los 15 años el suicidio es relativamente poco frecuente, aunque cuando se produce tiene un gran impacto familiar y social. La historia de trastorno mental de los padres (sobre todo la depresión y el abuso de drogas), así como la historia de conducta suicida de los mismos, incrementan el riesgo de suicidio. El riesgo de suicidio y conducta suicida en adolescentes aumenta en aquellas familias con relaciones deterioradas entre padres y adolescentes, aunque el riesgo en estos adolescentes podría estar mediado por su propia psicopatología. La exposición del adolescente a violencia doméstica también se asocia a la presencia de ideación suicida persistente. Se encontró en una investigación realizada en México por Berenzon y colaboradores en 1998 en el perfil sintomático de quienes padecieron los síntomas de ideación suicida, que el 45% de la población tuvo un sentimiento entre 5 y 7 días, de que “su familia estaría mejor si ella estuviera muerta” y el síntoma “pensé en matarme” estuvo presente en el 30.7% de los jóvenes, este síntoma fue el que más persistió.5
En el ámbito de la adolescencia, en la mayoría de los países de todo el mundo se está informando que las tasas de suicidio entre los adolescentes está aumentando de forma alarmante (OMS, 2006). La ideación suicida es un fenómeno complejo en donde intervienen factores tanto personales, como familiares y escolares. Junto con los contextos familiar y escolar el factor personal o psicológico representa el otro escenario en donde las variables que lo representan tienen una mayor relación con la ideación suicida que las variables que representan los escenarios familiar y escolar. Específicamente en Manizales-Colombia en el estudio realizado por Fuentes y colaboradores en el 2009 en estudiantes de Colegios de 6° a 11° grado, se evidencia que los factores que tienen una relación significativa con el riesgo suicida son: el género, la funcionalidad familiar variables psicológicas como depresión, ansiedad, tabaquismo, alcoholismo, consumo de drogas, decepciones amorosas, antecedentes familiares de intento suicida; esta mayor frecuencia seda entre jóvenes de 16 y 17 años.6
En este sentido, la familia constituye una de las estructuras más importantes, y es la base de procesos de desarrollo emocional y social. Asimismo Pérez, Alvarado, Viancha et al realizaron una investigación para determinar en qué medida los estilos parentales predicen la ideación suicida en los adolescentes, para el cual trabajaron con una muestra de 393 estudiantes de bachillerato público de la universidad de Colima, con un rango de edad de 15 a 17 años, donde se utilizó la escala de prácticas parentales para adolescentes (PP-A), y los resultados arrojaron que si existe una relación ya sea positiva o negativa, entre los estilos parientales y la ideación suicida en los adolescentes.
En otros estudios se halló que los adolescentes que tenían mayor problema de comunicación, tanto con la madre como con el padre, expresaban síntomas depresivos y que los factores de riesgo más prevalentes eran las discusiones familiares, la percepción de desinterés por parte del padre y la mala comunicación con la madre.7
Los problemas de salud mental de los adolescentes, y las conductas que de éstos se desprenden, están asociados a factores genéticos y ambientales o del contexto en que viven. Los estilos parentales han sido estudiados junto a la relación con los padres, los vecinos y el entorno escolar; para ello, Barber et al han propuesto un modelo interaccional que ha sido validado transculturalmente usando la batería de escalas Cross National Adolescents Program (CNAP). En ella se describen las diversas dimensiones de estilos parentales y sus efectos entre niños y adolescentes. Según Barber et al, la parentalidad está compuesta por las dimensiones de aceptación, apoyo y control, esta última en la doble referencia de psicológico y conductual. Uno de los mayores problemas que se encuentra en los adolescentes actualmente tiene relación con la ideación, plan e intento suicida, conducta que contribuye en forma importante a su mortalidad.8
El pensamiento suicida, además, constituye un signo de malestar emocional por sí mismo, puesto que en adolescentes y adultos jóvenes está fuertemente asociado a sintomatología psicológica, especialmente a la depresión, así como a la baja autoestima.9
La depresión es un problema en jóvenes universitarios que demanda atención, es frecuente; la ideación suicida es otro, de naturaleza psicológica que requiere la identificación para adoptar medidas preventivas contra el suicidio; el insomnio es leve en apariencia, pero con repercusión en el rendimiento académico de la población joven, con efectos que se potencializan en la medida que se combinan con depresión e ideación suicida. La alta prevalencia de estas patologías en universitarios demanda la generación de programas nacionales y locales para su tratamiento oportuno y su prevención, evitando repercusiones sociales graves.
Se estudiaron 438 universitarios, con edad mínima de 17 y una máxima de 26 años, una media de 20, con una frecuencia acumulada de 81% en las edades de 18 a 22 años; 164 del sexo masculino y 274 del sexo femenino. El 50% acepta deprimirse, 29 no conocen o no tienen información con respecto a los signos y síntomas depresivos, mientras 43% no se deprimen; 168 sujetos se deprimen al menos una vez a la semana, 22 sujetos más de dos veces por semana; 12 (2.7%) más de 10 veces al mes, asimismo 12 refieren deprimirse diariamente, 296 sujetos tienen un familiar que se deprime y que puede ser la madre y/o el padre, un hermano o hermana, un tío materno o paterno y/o uno de sus abuelos, solamente en 18 sujetos se deprimen ambos padres y en siete sujetos (1.5%) tienen más de dos familiares que sufren depresión.10
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