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INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA ORGANIZACIONAL CONSUMISMO


Enviado por   •  12 de Enero de 2016  •  Ensayos  •  3.600 Palabras (15 Páginas)  •  194 Visitas

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INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA ORGANIZACIONAL

CONSUMISMO

ALEXANDER GARCIA ESCOBAR

INSTITUTO DE PSICOLOGIA

UNIVERSIDAD DEL VALLE

CALI - VALLE

INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA ORGANIZACIONAL

CONSUMISMO

ALEXANDER GARCIA ESCOBAR

PRESENTADO A:

OSCAR ROSERO

INSTITUTO DE PSICOLOGIA

UNIVERSIDAD DEL VALLE

CALI – VALLE

ENSAYO SOBRE EL CONSUMISMO

Nada más apropiado para iniciar este ensayo que citar lo que  Braunstein denomina como “proceso de sujetación” 1. Que consiste en cómo cada  sujeto es delimitado a las dinámicas del contexto social, sin que éste mismo lo perciba, ya que es “normal” seguir con tales “cánones” de comportamiento.

El interés de iniciar con esta mirada, un poco determinista, radica en lo confrontativo de pensarse como  un ente pasivo que actúa a través de pautas no propias, sino que han perdurado—y se han modificado--  en la historia para mantener en “equilibrio” las estructuras sociales, que en nuestro tema son los empleadores y los empleados (poderosos, ricos… y los pobres, asalariados, sometidos…). Es menester aclarar que este mismo autor (psicoanalista) propone que el método para hacer consciente a los sujetos (quienes tienden al conformismo) de la falsa normalidad en que viven es un proceso terapéutico psicoanalítico, y esto ya es un avance, puesto que en tal concepción clínica ya hay una construcción conceptual de un sujeto al que se debe llevar a “mirar más allá de su mirada”. No es gratuito que hayamos decido retomar tal punto de vista, teniendo en cuenta que es más conciso de lo que aparenta, y es una gran viraje, de un modelo psicoterapéutico, que de algún modo ha estado a favor de la adaptabilidad del sujeto a su contexto (reflexión que durante las 8 clases de este curso introductorio a la organizacional se propuso y la cual retomaremos más adelante) a un modelo que reivindica tener una posición crítica frente a la realidad vivida.

Entrando un poco más en materia, hemos querido puntualizar los tres aspectos que Bauman 2. retoma en su texto, los cuales hacen referencia a:

1. ¿Cuál era el concepto de ética promulgado en la era industrial, y qué de los pobres?

2. ¿Cómo ésta cambió a una estética del consumo, qué es ésta última y cuál el lugar de los pobres en esta nueva lógica?

A nuestro parecer es indubitable pensar en esta propuesta que trata de dar cuenta de los cambios históricos en la concepción del trabajo y su radical influencia en todos los ámbitos de vida, sin sentirnos conflictuados al analizar la situación por la cual está “pasando” (entrecomillado, porque su carácter de supuesta transición de un país subdesarrollado económicamente parece inacabable) nuestro país…su gente (un 90% de la población total, según nuestras aseveraciones), nuestros compatriotas, sufren ante el gran monstruo de no tener todas las condiciones dignas de vida, no bastando con esto el aparato económico estatal lo atiborra de desinformación y le dice que la felicidad es tener por tener, aunque se viva deplorablemente, esto lo ejemplificaremos, con nuestra experiencia, de esta manera: en los barrios de Cali más deprimidos social y económicamente hablando, como Polvorines y sus alrededores, y Distrito de Agua Blanca (sin decir que con estos hemos acabado la lista) sus habitantes siguen al pie de la letra la lógica de mercado, paradójicamente (y hasta chistosamente) en una mayoría de hogares hay televisor plasma pantalla gigante, equipo de sonido de lo último en guaracha, como dicen los bogotanos y otros artefactos tecnológicos de igual status, mientras sus condiciones básicas de vida son precarias, por qué se da tal contradicción, preguntémoselo al mismo Bauman y él nos diría que: “…De nada sirve estar a la altura de los que lo rodean a uno [el barrio]; el estándar es otro, y se eleva continuamente, lejos del barrio, a través de los diarios y la lujosa publicidad televisiva, que durante las veinticuatro horas del día promocionan las bendiciones del consumo…”3. El problema en sí son los medios de comunicación, que son más medios de propaganda, esto es evidenciable al ver una novela, película…y observar los grandes intervalos de tiempo invertidos en las propagandas, porque multinacionales le pagan millones de millones al canal para que las transmita, como brake de la programación habitual; propagandas que van desde utensilios de básicos del hogar y la vida diaria hasta los más inoficiosos como el perfume de Natalia Paris (a modo de caricatura), con esta zarda de mercantilismos, muy sofisticados y maquillados, es que nuestra sociedad, poco preocupada por ser crítica- académica, que es una posición considerada como una hartera de espera y esfuerzo, y las cosas se necesitan ya, tal como lo dictamina el consumismo… convive, por lo cual no es raro que haya  lo último en moda y no halla para comer, ni siquiera para vivir dignamente, y esta lógica se mueve nuestra sociedad: la apariencia ante todo, podría tomarse para este caso la frase de Jesús bíblico, “…lo demás viene por añadidura…”.

Traemos a colación la tres preguntas antes formuladas para darle cierto resumen al texto, ya que nuestro propósito no es repetir al pie de la letra la teoría de un autor, tanto más hacerla aplicable, con una posición crítica, al contexto que como futuros psicólogos, en especial organizacionales, debemos afrontar, siendo verdaderos agentes de cambio.

En el primer problema o pregunta, Bauman nos lleva a reflexionar sobre el papel utilitarista y cohasionante de una “ética” del trabajo, que sólo buscaba (hablamos del siglo XVIII y XIX) adaptar a los sujetos “pre-modernos” o mejor dicho pre-industriales a las nuevas dinámicas de la fábrica, de las máquinas, en pocas palabras de la industrialización, a costa de eliminarlos como seres humanos y convertirlos en simples máquinas (mano de obra) para hacer, el papel que al fin de cuentas será dado a las máquinas ya que éstas son mucho más rápidas, eficientes y baratas que la mano de obra humana; sin embargo ahí no se queda el debate, prosigue por medio de discursos moralizantes de distintas instituciones sociales que iban tras legitimar el trabajo, por monótono y alienante que éste sea, como una verdadera virtud y constituyente de la dignidad humana, que le da nobleza, como Bauman lo reitera varias veces, esta etapa se caracteriza por “producir productores”, en nuestro énfasis, que producían por producir, así fuera un sin sentido para aquellos sujetos-máquinas del sistema de tal época, en síntesis la “ética” velaba por “mantener a ciegas” (Braunstein) al sujeto en la “normalidad” de trabajar, puesto que esta acción era considerada lo más loable por hacer, y aquí podemos delinear en la misma pregunta, dónde están los pobres en este designio  “divino” de trabajar por trabajar. No es nada difícil dilucidar que si trabajar era la normalidad misma, no hacerlo era la anormalidad en su máxima expresión, y esta situación estaban los indigentes, pobres y quienes por alguna razón (salud o edad) estaban fuera de la jurisdicción de un jefe o patrón a quien obedecer con todo el amor posible, porque Dios (en las construcciones discursivas y prácticas de los predicadores pro- ética) así lo quería.

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