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Licenciatura en Criminología.


Enviado por   •  5 de Marzo de 2014  •  Tesis  •  3.688 Palabras (15 Páginas)  •  214 Visitas

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Licenciatura en Criminología. Psicología Criminal II

Escalas básicas de personalidad en el MCMI II

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ESCALAS BÁSICAS DE PERSONALIDAD EN EL MCMI II

1. Esquízoide

2. Fóbica (evitativa)

3. Dependiente (sumisa)

4. Histriónica

5. Narcisista

6.A. Antisocial

6.B. Agresivo-sádica

7. Compulsiva

8.A. Pasivo-agresiva

8.B. Autodestructiva

PERSONALIDAD PATOLÓGICA

S. Esquizotipica

C. Limite

P. Paranoide

SÍNDROMES CLÍNICOS (GRAVEDAD MODERADA)

A. Ansiedad

H. Histeriforme

N. Hipomanía

D. Neurosis Depresiva

B. Abuso de alcohol

T. Abuso de drogas

SÍNDROMES CLÍNICOS (GRAVEDAD SEVERA)

SS. Pensamiento psicótico

CC. Depresión mayor

PP. Delirios psicóticos

Escala 1: Esquizoide. La orientación pasiva¬ retraída es semejante al trastorno de personalidad esquizoide del, DSM-III-R*. Estos pacientes se distinguen por su carencia de deseo y su incapacidad para experimentar en profundidad placer o dolor. Tienden a ser apáticos, indiferentes, distantes y asociales. Las necesidades afectivas y los sentimientos emocionales son mínimos y el individuo funciona como un observador pasivo ajeno a las gratificaciones y afectos de las relaciones sociales, así como también a sus demandas.

Escala 2: Fóbica (Evitativa). La orientación activa-retraída es muy parecida al trastorno de personalidad evitativo del DSM-III-R. Estos pacientes experimentan pocos refuerzos positivos tanto de sí mismos como de los otros, son vigilantes, permanentemente en guardia y se distancian siempre de la anticipación ansiosa de los aspectos dolorosos de la vida o el reforzamiento de experiencias negativas. Sus estrategias adaptativas reflejan el temor y la desconfianza de los demás. Mantienen una actitud de vigilancia constante por miedo a sus impulsos y el anhelo de afecto provoca una repetición del dolor y la agonía que anteriormente habían experimentado con otros. Sólo pueden protegerse a sí mismos a través de una renuncia activa. A pesar de los deseos de relación, han aprendido que es mejor negar estos sentimientos y guardar en buena medida la distancia interpersonal.

Escala 3: Dependiente (Sumisa). La orientación pasivo-dependiente, derivada teóricamente, se corresponde con el trastorno de personalidad dependiente del DSM-III-R. Estos individuos han aprendido no solamente a volverse hacia otros corno fuente de protección y seguridad, sino que esperan pasivamente que su liderazgo les proteja. Se caracterizan por una búsqueda de relaciones en la que se puedan apoyar en otros para conseguir afecto, seguridad y consejo. La carencia en esta personalidad tanto de iniciativa como de autonomía es frecuentemente una consecuencia de la sobreprotección parental. Como consecuencia de estas experiencias, han aprendido la comodidad de adoptar un papel pasivo en las relaciones interpersonales, tras conocer qué atenciones y apoyos pueden encontrar y sometiéndose de buena gana a los deseos de otros a fin de mantener su afecto.

Escala 4: Histriónica. La orientación activa-dependiente es equiparable al trastorno histriónico de la personalidad del DSM-III-R. Aunque se vuelven hacia los otros en igual o mayor medida que lo hacen los pasivo-dependientes, estos individuos parecen ser superficialmente bastante distintos a sus contrapuestos pasivos. Esta diferencia en el estilo manifiesto procede de la superficial y emprendedora manipulación de sucesos en los activodependientes, mediante la cual aumentan al máximo la cantidad de atención y favores que reciben así como también evitan el desinterés o la desaprobación de los demás. Estos pacientes frecuentemente muestran una búsqueda de estimulación y afecto insaciable, e incluso indiscriminada. Sus comportamientos sociales inteligentes y frecuentemente astutos les dan la apariencia de autoconfianza y serenidad; bajo esta apariencia, sin embargo, yace una autoconfianza engañosa y una necesidad de repetidas señales de aceptación y aprobación. Elogios y afecto deben ser constantemente renovados y los buscan en cada fuente interpersonal y en cada contexto social.

Escala 5: Narcisista. La orientación pasivo¬independiente es paralela al trastorno de personalidad narcisista del DSM-III-R. Estos individuos se hacen notar por sus actitudes egoístas, experimentando placer primario simplemente por permanecer pasivos, o centrados en sí mismos. Las experiencias tempranas les han enseñado a sobreestimar su propio valor; esta confianza y superioridad puede fundarse en falsas promesas; esto es, podría no estar confirmado por aspiraciones verdaderas o maduras. No obstante, presumen alegremente de que los demás reconocerán sus particularidades. A partir de aquí, mantienen un aire de autoconfianza arrogante y, aún sin intención o propósito conscientes, explotan a los demás a su antojo. Aunque los elogios de otros sean tanto de ánimo como de bienvenida, su aire esnob y de presuntuosa superioridad exige poca confirmación para el logro de la aprobación social de cada pensamiento sincero. Su sublime confianza de que las cosas saldrán bien les proporciona pocos incentivos para comprometerse en el continuo tira y afloja de la vida social.

Escala 6A: Antisocial. La orientación activa-independiente es parecida al temperamento y comportamientos socialmente inaceptables del trastorno de personalidad antisocial del DSM-III-R. Estos individuos actúan para contrarrestar las expectativas de dolor y depreciación de otros; esto se hace mediante comportamientos ilegales dirigidos a manipular el entorno en favor de uno mismo. Su tendencia al engrandecimiento refleja el escepticismo respecto a las motivaciones de los otros, el deseo

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