Motivar para el aprendizaje
Abril MinuéResumen25 de Febrero de 2019
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Psicología Educacional 2018
MOTIVAR PARA EL APRENDIZAJE
- Dos modos de interpretar y afrontar el problema.
Para algunos docentes, el desinterés y el bajo rendimiento es debido a que el contexto familiar y social no favorece la motivación del alumno porque estos no ven que se valore el esfuerzo y la adquisición de capacidades y competencias.
El docente tiene que asumir la responsabilidad de su escaso interés y de la baja motivación con la que acuden a la escuela. Esto tiene una doble consecuencia.
- Primero, que muchos profesores piensen que es poco lo que pueden hacer frente a un contexto que escasamente, o en nada, favorece el interés por el aprendizaje.
- Y, segundo, que su autoestima y la valoración que hacen de su profesión se vuelvan más negativas al verse incapaces de conseguir los logros educativos en el alumno.
Como docente hay que tratar de conocer que características debe adoptar la propia actividad docente para que los alumnos se interesen por adquirir nuevos conocimientos y capacidades.
- La motivación o desmotivación se produce en interacción con el contexto.
La forma de actuación del profesor va a motivar o desmotivar a sus alumnos.
No es lo mismo comenzar una clase planteando un interrogante que despierte la curiosidad del alumno, que pedir directamente que saquen el libro y comiencen a leer.
Sin embargo, esa actuación va a depender de la forma en cómo se lo toma el alumno. Por ejemplo, un profesor dice: “Van a realizar los problemas que tienen en el texto. A ver quien termina primero”. Acá puede que con esta frase el alumno competente se sienta motivado de realizarla para ganar a los demás. O, por el contrario, puede desmotivar a los alumnos que tienen una valoración muy pobre de sus propias capacidades y unas expectativas de éxito bajas, y cuya meta prioritaria es evitar quedar mal frente a los demás.
- La interacción entre el alumno y el contexto es dinámica.
Un alumno puede comenzar una actividad propuesta por el profesor con sumo interés y, al poco rato, dejar la tarea y ponerse a hablar con los compañeros.
Aunque los alumnos trabajen individualmente, determinadas formas de contextualización de la actividad por parte de los profesores y determinadas formas de interacción en el aula contribuye positivamente a que los alumnos desarrollen formas de enfrentarse a tareas escolares que los ayudan a mantener el interés por aprender y a evitar el abandono del esfuerzo preciso.
Como docente, hay que motivar a los alumnos desde una perspectiva dinámica.
- El clima motivacional del aula: influjo en los alumnos.
Los alumnos no trabajan aislados y las tareas no son realizadas sin la relación entre ellos. Lo que se dice a un alumno es observado por su compañero de al lado. Lo que se escucha en un momento dado es comparado mentalmente con lo que se ha dicho un rato antes. El resultado de todo ello es atraer la atención, aclarar procedimientos de trabajo o señalar el significad final de una tarea, cada intervención cobra significado en sus acciones. Estas acciones definen lo que se ha denominado clima motivacional del aula.
El clima motivacional que los profesores crean en el aula es por medio de la representación que los alumnos se hacen respecto a que es lo que cuenta en clase, que es lo que quiere de ellos el profesor y qué consecuencias puede tener, en ese contexto, actuar de un modo u otro.
- Todo cambio motivacional requiere tiempo.
No es suficiente con que el profesor diga en una ocasión a una alumna que habitualmente fracasa y que tiene un autoconcepto muy pobre de sí misma: “¿Ves como eres capaz de hacerlo? En cuanto te has esforzado y has pensado un poco lo has conseguido”, porque esta alumna, al tratarse de un éxito aislado, puede pensar que se debe a que la han ayudado, o que la tarea era fácil, o que este éxito es la excepción a su fracaso.
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